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Aquella prenda que queremos pero que no encontramos el momento idóneo para lucirla, al final, nos acabamos cansando y la donamos o la tiramos, en el peor de los casos. Lo mismo pasa con los sentimientos. Siempre estamos intentando encontrar la ocasión especial y el momento perfecto para demostrarlos a las personas que nos importan, pero no lo hallamos.
Es sensible y siempre pendiente. Se preocupa de como estoy, y me sigue si me voy...
Tengo un miedo insuperable, corro sin saber por donde, aunque me accidente y fallezca, todo antes de que lo gris envuelva mi pobre vida llenándola de pesadumbre, sin dejarme descansar. Si hubiera escuchado a mi progenitora dejaría las carreteras aunque hubiera que pagar peajes y peores fueran los paisajes que me tocará ver de cerca.
Nuestra casa revestida de libros cubre gran parte de las paredes, colgados algunos cuadros distraen al visitante. Los libros son en las estancias íntima compañía. El ventanal que da al cielo muestra la ciudad y sus Torres como cabeceras históricas de un pasado diluido sobre un mar de las leyendas.
La mariposa aletea jugando como una niña frágil revoloteando. Los cánticos florales desprenden soñando, los vaivenes emocionales desaparecen llegando.
Esto es así porque sí… me expulsan los rayos, me estrenan canciones los enamorados, me condicionan la dulzura, me traicionan el alma, me culpan de culpable...
Me veo mayor… me veo vieja y con ojeras… me veo gorda y fea, me veo golosa, disimuladora, me veo torpe, yo que soy lista, me veo que fallé, me veo que me duele todo, me veo caída...
El alma, de dos corazones enamorados, de dos seres que se quieren.
Tengo mucho que hacer ahí fuera, en el frío exterior, ¿será una bendición o una locura de casa de locos ciertas cosas que suceden a los hombres?… Corazón latiendo y congelado a su pesar… tengo mucho por hacer, pero, ¿pa´qué?, ¿para quién?…
Tener la posibilidad de volver a ser libre, no quiero perderla. Quiero ser feliz con cielo y tierra, tener la posibilidad de olvidar todo lo malo, de empezar de cero, que falta me hace.
Mi primera ilusión… ya la olvidé… no sé cual fue… si sí o si no… ¿quién sabe?, quiero saber su razón… que se vuelva atrás sin pena, que se desparrame, que se curve su destino...
Me acosan las nubes, me obligan a buscar un camino… debo encontrarlo en estas tierras, enciclopedias que no leí ni comprendí para aprender de la vida a luchar, libros que no estudié en profundidad, imposible recordarlos ahora...
Puede llevarse el Ocaso en un arranque oportuno el dolor que en una caja, guardado, he dejado en mi mesilla, pero que cada noche debo ver. Debo sentir, mientras no crea en la magia del Ocaso.
Inquietud siempre y otros conmigo también. Lamento está situación y desearía escapar. Vine a inquietar y es que no vine, me mandaron. Y alrededor llega lo demás. Yo no lo decidí y quién lo hizo es ser de respetar porque lo haría de cualquier forma y ya está.
Nunca vi un amor tan grande ni en hombres ni otros habitantes. Pompona y Simón se amaron y uno sin el otro no vivió. Juntos deben estar siempre porque no hubo mayor amor que el suyo, aunque desearía que hubiese muchos más.
Labios de fresa… los tuyos, los míos, que se llegan a conocer, labios de fresa, sin chocolate, entre tú y yo. Labios de fresa con azúcar, sin colorantes ni conservantes. Labios de fresa con su almíbar y su sabor.
El amor, entre dos almas perdidas, entre dos corazones antes rotos.
Fue amor como siempre y el Paraíso esperaba.
El adiós, indefinido, el adiós roto. Y mil besos al aire...
Brindis de poetas… en que estaba yo, sola o en chancletas… brindis de poetas, cual triste canción, marcan con violetas toda la ilusión.
El amor no ha sido, brindar es mi castigo, brindis de poetas, el amor no fue, me dejó sin críos… Brindis de poetas mientras cae la luna cual dulce criatura de mi soledad.
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