Inquietud siempre y otros conmigo también. Lamento la situación y desearía escapar. Vine a inquietar y es que no vine, me mandaron. Y alrededor llega lo demás. No lo decidí y quien lo hizo lo haría de cualquier forma y ya está.
Y ahora... Locha a locha, euro a euro, peso a peso, bolívar a bolívar… pero no los tengo, sólo soledad, pena y horror, un amor que me llama sin control, amor que huele a muerte, a asesinato, mejor no responder entonces aunque el corazón reclame. Escapar, que olvidaré fácil las malas intenciones y me pondré a salvo de sus risas. Secar el sudor, escribir un cuento y pedirle a Dios, que sea como sé yo, aunque también lo será conmigo y lo aceptaré.
Y acabando ya me despido no pidiendo ser comprendida. Pocos sabrían, uno o dos. Lo mejor es dejarme sola, en paz. Mis dos lochas me harán feliz.
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