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Las necesidades arquitectónicas en materia de sostenibilidad son cada vez más acuciantes. Durante el último año no sólo se ha producido un drástico incremento en la demanda de la vivienda sostenible, sino también en la contratación de hipotecas verdes. Las empresas especializadas en la planificación, construcción y reforma de inmuebles para mejorar sus niveles de eficiencia han adquirido una especial popularidad, pero, también una gran responsabilidad.
El mundo está en transición. Siempre lo ha estado, pero no siempre para marcar el rumbo del futuro a corto y mediano plazo. En relación con los cambios inesperados, hace poco lo acabamos de corroborar con una situación que nos explotó frene a todos. De un solo golpe y mediante un brutal choque de realidad casi toda la población mundial entró a la llamada “nueva normalidad”, la del covid-19.
Las noticias difundidas por los telediarios están llenas de soflamas en las que nos vuelven a dividir en dos españas a aquellos que estamos hasta las narices del recuerdo de un turbio pasado y la vivencia de un asqueroso presente, lleno de escasa o nula habilidad para resolver los problemas actuales. A los miembros del segmento de plata se nos ha olvidado el franquismo y la lejanísima república, imaginaros lo que les importa a nuestros hijos y nietos.
La nueva novela de Sergi Doria, ‘Antes de que nos olviden’, es una historia de las de siempre, una búsqueda salpicada con buenas dosis de humor e intriga, de esas que nos gusta leer de vez en cuando, ambientada en la Barcelona de la Transición. Además de escritor, el autor es profesor de la Universidad Internacional de Cataluña y de la Universidad Ramon Llull, y periodista cultural de dilatada trayectoria, que ahora trabaja en ABC.
Está saliendo a la luz (nunca mejor dicho), por lo supuestos partidos demócratas que se encargaron de seguir los postulados muy bien urdido por el neoliberalismo y la dictadura financiera, la creación del oligopolio eléctrico con sus «puertas giratorias», esas donde se han instalado políticos de los partidos mayoritarios y por las que suspiran muchos supuestos políticos afines a ambos.
Editado por Temas de hoy, el libro que pesa 355 gramos y contiene 47.705 palabras, aunque en un principio debió tener muchas más. Es la historia de la peor familia del mundo y del peor recuerdo de una amistad entre dos adolescentes sin futuro. Entre las páginas del libro se cuelan personajes de la Transición (Felipe González), de la farándula (Lola Flores), así como relevantes momentos sociales (las privatizaciones o la herencia de los GAL).
En 1995 publicó su libro ‘Así se hizo la Transición’ y ahora, más de veinticinco años después, la periodista regresa a las librerías con este nuevo título, editado por Espasa, un texto de apenas doscientas cincuenta páginas, ilustrado por Peridis, en el que ofrece un resumen muy detallado, ameno y de fácil lectura, de todo lo que aconteció en aquel periodo tan trascendental para la vida de nuestro país.
A la nuestra la mareábamos, la importunábamos, y, en algunas ocasiones, llegábamos a colmar su inconmensurable paciencia, por ello, cuando le preguntábamos que qué era lo que íbamos a comer aquel día, a lo que no nos contestaba, y la teníamos cansada de repetirle la misma pregunta, nos respondía “piticos pitones”, comida que jamás llegó a explicarlos en qué consistía.
El relato oficial dice que entre la muerte de Franco en 1975 y el fallido golpe de Estado de Tejero (23 de febrero de 1981), España sería una Arcadia idílica (de apellido Transición), en la que los líderes de la oposición al régimen de Franco y los reformistas del interior pactaron una agenda para preparar al Estado español para su anhelada entrada en Europa así como garantizar la democracia y el progreso generalizado, todo ello bajo la supervisión del rey Juan Carlos I.
Lo que les voy a contar forma parte de mis recuerdos más señalados de la maravillosa etapa que me todo vivir como Diputado constituyente tras las primeras elecciones democráticas celebradas en España en el año 1977. Para mí, como para la mayoría de quienes integrábamos el Pleno del Congreso, todo era nuevo. Tan solo quienes habían sido Procuradores en las Cortes franquistas se movían por el palacio como Mateo por su casa
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