A la nuestra la mareábamos, la importunábamos, y, en algunas ocasiones, llegábamos a colmar su inconmensurable paciencia, por ello, cuando le preguntábamos que qué era lo que íbamos a comer aquel día, a lo que no nos contestaba, y la teníamos cansada de repetirle la misma pregunta, nos respondía “piticos pitones”, comida que jamás llegó a explicarlos en qué consistía.
Otras veces nos respondía “la na, na entre dos platos”, en castellano, nada, nada entre dos platos, así eludía la respuesta y nosotros, pequeños, quedábamos contentos, esperando una comida suculenta.
¿Por qué digo esto? Porque en España estamos comiendo “la na, na, entre dos platos”.
¿Es un dislate lo que digo? considero que no ya que estamos gobernados por dos partidos políticos (dos platos) que dentro de sí encierran la vacuidad más absoluta.
¿Qué nos están ofreciendo el PSOE y UNIDAS PODEMOS? Nada suculento, nada comestible, ya que no se preocupan de lo que realmente necesitamos los ciudadanos.
Se les da un ardite los millones de parados que hay. Su número no cesa de crecer. Se calcula que para este invierno, al ritmo que vamos, y cuando finalicen los ERTEs, alcanzaremos la terrorífica suma de más de siete millones de desempleados.
Son cientos de miles las empresas y los pequeños empresarios autónomos que han tenido que cesar en su actividad y cerrar su negocio, sin posibilidad de reanudarlo.
La desmesurada Deuda pública nos aplasta, pues ha superado con creces nuestro PIB, y harán falta tres o cuatro generaciones para cancelarla, y, a pesar de ello, se sigue emitiendo cada vez más.
Podrá llegar el momento en el que los mercados (el dinero es muy temeros) internacionales no la compren porque vean la imposibilidad de saldarla.
La gestión de la pandemia no puede ser más desastrosa, somos el peor país de Europa en controlarla. En ella ya se oyen voces de lo mal que se está gestionando. Fernando Simón nos tuvo bastante tiempo embaucados con que existía un “Comité de expertos” que marcaba las directrices por las que el Gobierno se regía para controlar la plaga que nos asolaba, pero después tuvo el descaro y la desvergüenza de decirnos que nunca había existido, con lo que no solo nos mintió sino que se ufanó de ello.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias (los dos platos) tienen una indeleble fijación manifestada en dos vertientes; la eliminación de la Monarquía. Aunque su marcha fue voluntaria, ya ha desaparecido de la escena el Rey Emérito, y ahora van a por Felipe VI, al que ningunean y lo alejan de actos públicos.
Está muy reciente la prohibición de que asistiese a la entrega de los Despachos de la nueva promoción de Jueces. Su desprecio hacia nuestro Rey es manifiesto y patente.
El otro propósito es la implantación de la tercera república. El Vicepresidente Pablo no lo oculta, y ha sido muy claro en trazar la hoja de ruta para conseguirla, al aleccionar a los suyos de cara al encargo y la actuación política a acometer en los próximos meses. Para ello les ha transmitido el siguiente mensaje: “Hay que trabajar para avanzar hacia un horizonte republicano que profundice en la democracia española. Trabajar y construir alianzas para avanzar hacia este horizonte republicano tiene que ser una de las tareas políticas fundamentales de Podemos en los próximos tiempos", aunque también dice: “Esto no lo entiende ningún joven en España”.
Las dos repúblicas que ha habido solo han proporcionado desgracias a nuestra España. Las generaciones actuales no creo que estén por ello, pues en realidad solo la conocerán por lo que les hayan podido contar sus abuelos.
El propósito de ambos es liquidar este periodo de paz y concordia entre los españoles que se inició con la Transición y que nos ha proporcionado más de cuarenta años de tranquilidad que solo enturbian las apetencias de nuestros gobernantes.
La alianza con los independentistas y herederos de Bildu, que solo pretenden destruir a España, les posibilitará la aprobación de los Presupuestos, con los que logrará mantenerse Pedro en el Poder por mucho tiempo.
Esto es lo que encierran estos dos platos nada provechoso para los españoles, nada que pueda solucionar nuestros problemas y nos pueda alimentar remediando las verdaderas necesidades que padecemos.
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