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Estoy escribiendo el 9 de agosto fecha en que se celebra la fiesta de Santa Teresa-Benedicta de la Cruz, que el Papa Juan Pablo II canonizó y nombró patrona de Europa. Quizás la Europa con la que soñaba Juan Pablo II no tenga mucho que ver con la que tenemos.
En mi artículo anterior me referí a que Dios hizo el mundo bueno y nos dio libertad para que fuera aun más bueno ya que el hombre no estaría fatalmente determinado a seguir una determinada conducta como los movimientos de los planetas o el cambio de estaciones, sino que podría decidir sus propios actos, amar a Dios o negarlo.
Casi al mismo tiempo que se manifestaba en Madrid la “España vacía” el Instituto de Política familiar presentaba su informe sobre el Aborto en España, en el que señala que el aborto es una de las causas del déficit de natalidad en España y que ha invertido la pirámide poblacional, lo que hace problemática la mera supervivencia de España, tal como ha sido hasta ahora.
El Instituto de Política Familiar hizo públicas el pasado día 19 sus propuestas para una política Pública con Perspectiva de Familia, son 100 medidas de apoyo a la familia que esperamos tengan en cuenta los partidos que se presentan a las próximas elecciones generales, municipales, autonómicas a la hora de confeccionar sus programas.
Cuando, tras el hundimiento de la UCD, comenzó a gobernar el partido socialista bajo la presidencia de Felipe González, el dicharachero vicepresidente Alfonso Guerra dijo aquello de que los socialistas iban a dejar una España que no la iba a conocer ni la madre que la parió. Los cambios que se produjeron durante la larga presidencia de González pienso que los aceptamos sin mayor problema.
Los independentistas catalanes tratan de mantener que la democracia está por encima de la ley lo que resulta absurdo, pues la democracia significa el poder de todo el pueblo frente al sistema aristocrático en los que el poder se ejercía por los que se consideraban o eran reconocidos como “los mejores”, el sistema absolutista del monarca que se consideraba delegado de Dios mismo y reinaba “por la gracia de Dios”, o el sistema dictatorial en el que una persona o un partido concentra todo el poder.
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