El que no percibamos el lenguaje de la consciencia de los reinos de la naturaleza es solo porque hemos tapado, es decir cubierto la Comunicación universal, la vida, debido al alejamiento de la vida y al fin y al cabo de nuestro verdadero ser.
Si encontramos el acceso a los reinos de la naturaleza, sentiremos y experimentaremos la unidad de la vida. Eso entonces también significa que no nos apartaremos de nuestros semejantes, pues hemos experimentado que cada persona lleva en sí la Comunicación universal. Todo ser humano, véalo él así o no, pertenece a la unidad de la naturaleza y a la totalidad del infinito –incluyendo el núcleo divino en el que se encuentra nuestro verdadero ser. Si rechazamos a una persona, sea por desprecio, por odio, por enemistad o pelea, nos separamos de la unidad y nos atamos a lo oscuro que entonces nos envuelve.
¿Y cómo volvemos a alcanzar la Comunidad universal? ¿Cómo experimentamos que la vida nos habla, que el Espíritu universal quiere dirigirse a nosotros y hablar con nosotros a través de innumerables bocas? ¿Qué hay que hacer para volver a desembocar en la Comunicación universal, en la vida, para proteger y mantener la vida y para ser uno con ella?El primer paso hacia la Comunicación universal significa aprovechar cada día, que es un aspecto de nuestra vida terrenal, para liberarnos de nuestras cargas anímicas y físicas. Eso lo conseguimos investigando y cuestionando nuestros pensamientos pesimistas y de desprecio, y nuestra forma de hablar indisciplinada e inadecuada con la cual solo queremos sobrevalorarnos. Para ello deberíamos preguntarnos a nosotros mismos si nuestros pensamientos están en nuestra actividad laboral o hacia dónde se dirigen, o qué se remueve en nuestro mundo de sentimientos y muchas cosas más.
Deberíamos aprender a tomar en nuestras manos las riendas de nuestra vida terrenal que se muestra día tras día a través de nuestras sensaciones, pensamientos, palabras y actos, y también a través de nuestras conversaciones con nosotros mismos, de nuestros monólogos. Cada día experimentamos aspectos de lo personal que hemos introducido en nuestro interior, nos experimentamos a nosotros mismos. Cuestionando todo lo que nos ocupa, lo que la mayoría de las veces transcurre en conversaciones con uno mismo o en quejas hacia otros, experimentamos una parte de lo que hemos introducido en nosotros, una manifestación de nuestro Ser que pertenece a la parte humana.
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