La OMS (Organización Mundial de la Salud) reconoce que las diferencias de género determinan el poder diferencial que mujeres y hombres tienen sobre los aspectos socioeconómicos de sus vidas, su estatus social y el modo en que se relacionan y son tratados dentro de la sociedad.
Como apunta Pedro Adrados, psicólogo clínico del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, “estas desigualdades establecen formas distintas de vivir y de enfermar, no sólo en términos de exposición a diferentes riesgos, sino también por un desigual acceso a los conocimientos y recursos para afrontar dichos riesgos”. En base a ello, y tomando como referente las encuestas sobre trastornos mentales realizadas en diversos países y recogidas en la publicación The stressed sex: Uncovering the truth about men, women, and mental health (Daniel y Jason Freeman), el especialista afirma que “las mujeres presentan prevalencias más altas y tienen más probabilidad que los hombres de sufrir depresión y ansiedad”.
Asimismo, Adrados señala que en la consulta psicoterapéutica se observan determinados indicadores de sufrimiento o malestar psíquico en la mujer por su condición de género, “factores de riesgo que facilitan el desarrollo de numerosos trastornos y malestares psíquicos en la mujer y que pueden ser neutralizados si se detectan a tiempo”. De ahí la importancia de ejercer una verdadera prevención e intervención a nivel de salud mental. El Hospital Vithas Nuestra Señora de América pertenece al grupo sanitario Vithasque cuenta en España con 19 hospitales y 27 centros médicos.
Indicadores de riesgo en salud mental que afectan a la mujer La mayor dedicación de la mujer a las tareas del cuidado de los demás y domésticas, con el consiguiente efecto negativo en el tiempo dedicado al trabajo productivo, produciendo la famosa brecha salarial y el techo de cristal, es uno de los principales indicadores.
Otro aspecto fundamental a tener en cuenta según el especialista es la presión ejercida por parte de los distintos agentes sociales y culturales respecto al canon de belleza femenino. “Conlleva una serie de implicaciones a nivel de salud mental, como la anorexia nerviosa, la bulimia, angustias relacionadas con la percepción de la imagen corporal”. Además, como indica Adrados, se ha adelantad la edad de la insatisfacción corporal y se han agudizado las creencias, valores y actitudes negativos sobre el cuerpo femenino. Un claro ejemplo es que, según la Asociación Psiquiátrica Norteamericana (APA), la anorexia nerviosa es la enfermedad mental con mayor tasa de mortalidad: 1 de cada 10 afectados fallece por desnutrición, insuficiencia cardiaca o suicidio.
También tienen su repercusión en la salud mental de las mujeres los fenómenos asociados a la reproducción, “como la interrupción del embarazo, depresión posparto, procesos de reproducción asistida; de ahí la importancia de contar con apoyo psicológico en estas circunstancias”.
La demanda de los servicios de salud mental que hacen hombres y mujeres puede cuantificarse también de modo diferencial: las mujeres acuden más a las consultas de psicología que los hombres. Como explica el especialista, “la diferente socialización legitima la tendencia de las mujeres a expresar su malestar y a pedir ayuda, en tanto que no permite que los hombres manifiesten su debilidad hasta que no haya un trastorno severo o cronificado”.
Violencia de género La violencia contra las mujeres es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y devastadoras del mundo. Según datos de Naciones Unidad, entre 2005 y 2016 un 19% de las mujeres de entre 15 y 49 años dijeron que habían experimentado violencia física o sexual, o ambas, a manos de su pareja en los 12 meses anteriores a ser preguntadas sobre este asunto.
“La violencia de género afecta a todas las esferas de la vida de la mujer y no hace referencia solo a la violencia física, sino también verbal, emocional, instrumental, simbólica, etc.”, afirma Adrados.
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