El estreñimiento es un trastorno digestivo común entre los bebés, que puede estar relacionado con la falta de maduración del sistema digestivo durante los primeros meses de vida, ya que aún es muy sensible a cambios en la dieta y el entorno. Algunos estudios estiman que el estreñimiento afecta hasta a un 18% de los niños pequeños y es una causa frecuente de consulta al pediatra.
El criterio para establecer si existe o no un verdadero estreñimiento en los lactantes depende del tipo de alimentación. Los bebés que consumen leche materna deberían tener al menos dos deposiciones al día, mientras que en aquellos que toman leches infantiles es habitual que presenten menos deposiciones y puede que realicen hasta tres a la semana sin ningún tipo de molestia.
La razón de esta diferencia es que la leche materna, por su especial composición y digestibilidad, favorece que las deposiciones de los lactantes sean más suaves y frecuentes. Por esta razón, en el caso de los niños con tendencia al estreñimiento que toman leches infantiles, será importante buscar formulaciones que incluyan los mismos compuestos que la leche materna.
Si el niño ya ha comenzado con la alimentación complementaria, es aconsejable aumentar el aporte de fibra a través de frutas, verduras, cereales integrales y legumbres. En los purés de frutas, dependiendo de la edad del bebé, conviene incluir kiwi y ciruelas, tratando de evitar el plátano y la manzana. También pueden encontrarse en el mercado infusiones infantiles que contengan estas frutas.
Respecto a las verduras son preferibles la calabaza, las judías verdes y las espinacas, antes que las zanahorias. Y en el caso de las papillas de cereales, conviene buscar las variedades con un elevado contenido de fibra.
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