Es evidente que, la desventaja con la que algunos de los seis candidatos al puesto vacante que ha dejado el señor Rajoy, han partido en esta corta carrera hacia el día del Congreso del partido, debería ser compensada ofreciéndoles la ocasión de poder constatar con el resto de candidatos sus respectivas propuestas de modo que los miembros del partido con posibilidades de votar pudieran hacerse su composición de lugar conociendo de primera mano los proyectos de cada uno de ellos y pudieran valorarlos no sólo por ser conocidos por los votantes sino por sus planes de futuro en relación con el PP.
Los más elementales principios democráticos exigen que todos los candidatos al puesto de presidente del Partido Popular, ya sean de los que ya han venido ocupando puestos de responsabilidad dentro del partido o sean aquellos que han creído que tienen cosas nuevas que aportar al partido, pero que no han tenido ocasión de darse a conocer hasta ahora, deberían tener la oportunidad de debatir en público sus ofertas, sus ideas, sus principios y sus proyectos para el futuro del partido, para que todos los votantes del PP, no solamente los que tengan ocasión de escucharlos directamente en los, forzosamente limitados por razón de tiempo, mítines a los que puedan asistir durante este corto periodo que se les ha dado para publicitarse. No entendemos que los organizadores del próximo congreso del PP hayan decidido que no se celebrase este necesario y deseable cambio público de ideas y proyectos ni tampoco entendemos qué motivos puedan existir para que se regatee a los afiliados al partido la oportunidad de asistir a un debate que puede contribuir a clarificar dudas y a dar a conocer a aquellos nuevos aspirantes que, con toda probabilidad no serán conocidos por la inmensa mayoría de ellos.
Puede que este argumento, a mi criterio absurdo e improcedente, de que de las discusiones que se puedan suscitar entre ellos, de algunas descalificaciones que pudieran surgir dentro del debate o de un cambio, más o menos acalorado, de puntos de vista distintos o incluso opuestos, se pudiera dar una impresión falsa de desunión dentro del PP, haya sido el que haya impulsado a los organizadores del evento a pretender evitar que las distintas tendencias existentes dentro del partido, por otra parte innegables y evidentes, quedaran retratadas en lo que sería un debate a la vista de todos. Creo, francamente, que sería un grave error, dentro de lo que deberían ser unas primarias, las primeras que se van a producir en el PP, el pretender poner puertas al campo ya que, todavía con más motivo, cuando hay algunos nuevos personajes que acuden con ideas que pudieran ser interesantes y que, las encuestas así lo demuestran, se encuentran en clara inferioridad respeto a otros que son conocidos por todos los votantes, no sólo de entre los populares, sino del resto de formaciones políticas con las que se han cruzado desafíos en el Parlamento o el Senado.
No quisiéramos que determinados favoritismos o cálculos electorales de futuro, consiguieran evitar que el próximo congreso del PP tenga las características de una refundación del partido que es lo que, en definitiva, una gran mayoría de los simpatizantes del partido, incluso aquellos que decidieron votar a otras formaciones políticas vista la deriva que, el gobierno anterior, tomaba respeto a temas que formaban parte del acervo de valores y las bases morales y éticas del partido, olvidándose de que habían sido parte de las promesas que el señor Rajoy había hecho a los que le votaron y que luego, inexplicablemente, no se sabe por qué motivos, algunos de sus más destacados y conocidos miembros del partido, entre ellos la señora vicepresidenta del gobierno, Sáez de Santamaría, evidentemente más preocupada por su situación personal que por lo que pensaban las bases del PP, seguramente por su talante más liberal, menos partidaria de evitar los abortos, de oponerse a la adopción de niños por las familias de lesbianas y homosexuales o quizá, como acabó sucediendo, más propicia a ser tolerante con los desafíos de los nacionalistas cuando, posteriormente, se ha demostrado que tanto ella como don Mariano, estaban completamente equivocados con la aplicación descafeinada que hicieron del 155 del que, la mayoría de los votantes del PP esperaban que se acabara con la insurrección de una parte del pueblo catalán y se reconstruyera la mal parada unidad de la nación española.
Sería una verdadera desgracia que por actitudes egoístas, por cuestiones personales o por ambiciones desmedidas de algunos de los aspirantes, se tuviera la tentación de llevar a cabo un congreso pactado anteriormente, del que no se pudiera esperar más que una representación de una comedia como consecuencia de la cual ya se pudiera adivinar quién sería el vencedor y, todavía más grave sería que el vencedor final en la batalla por conseguir la sucesión del señor Rajoy, fuera alguien que ha formado parte de su gobierno y ha tenido la oportunidad, desaprovechada, de actuar de forma más inteligente, de haber evitado la gradual crecida del nacionalismo, especialmente en Cataluña, manteniendo la creencia de que el tiempo y la tolerancia acabarían por convencer a los soberanistas catalanes de la inutilidad de seguir por la senda del independentismo.
Se equivocaron y, lejos de reconocer su grave error y mantenerse alejada de la contienda por la sucesión en la presidencia del PP, sigue empeñada en presentarse para seguir empeñada en hacer del partido del señor Fraga, un partido distinto al que les dejó el señor Aznar, con distintos objetivos e, imitando en este aspecto al propio Pedro Sánchez, obsesionarse con derrotar a quien consiguió descabalgarlos del poder como primer objetivo cuando lo que debieran hacer, cualquiera de los que se postulan para presidentes, es sacar del Purgatoria en el que se ha metido, ayudado por los casos de corrupción que han dado lugar a la pérdida de confianza y credibilidad que se ha producido entre los votantes, creando un partido con gente limpia de deudas con la Justicia y dispuesto a cargarse el partido a las espaldas, capaces de, en unos años ( no es fácil recobrar el prestigio a corto plazo), llevar de nuevo a un nuevo PP al puesto que se merece en la política nacional.
Entre tanto, nadie podrá evitar el paso de este nuevo Rubicón, que supone el ascenso del ambicioso señor Pedro Sánchez, al poder; a sus escarceos con Podemos y a su nueva postura, evidentemente mucho más suave que la que sostuvo cuando formó parte de los que apoyaron la aplicación del 155, con los soberanistas catalanes a los que, seguramente como recompensa del apoyo que le dieron en su moción de censura contra Rajoy, parece estar dispuesto a recompensarles retirando algunos recursos del gobierno ante el TC contra leyes que se consideraban inconstitucionales, salidas del Parlamento catalán y, mucho nos tememos, que se va a ofrecer intentar saltarse algunas de las prohibiciones impuestas por el mismo TC por medio de leyes que puedan ayudar a evitarlas. Mientras tanto, como ya se ha puesto de relieve en otros comentarios, la política de ocupar las calles, de fomentar las protestas multitudinarias, de criticar todo aquello que haga la Justicia o de seguir la evidente campaña mundial a cargo de colectivos feministas que ya hace tiempo que se viene extralimitando en sus peticiones cuando la realidad ya demuestra que no existen motivos de queja y que, la velocidad con la que el género femenino ha conseguido extenderse por toda clase de ocupaciones y presencia en todas las áreas de poder ha sido vertiginosa, algo que ,al parecer, no les parece suficiente a aquellas que han decidido que, todo lo que las perjudique, se las critique y las moleste no es más que machismo puro y duro y que, como tal, ha de legislarse para convertir cualquier tema que les incomode, en un ataque al género de Eva.
Mucho nos tememos que, la desgana de algunos que hubieran podido retomar el mando del PP para sacarlo de la situación crítica en la que los ha dejado el anterior gobierno; el desplante del señor Nuñez Feijoo, un valor en alza que seguramente hubiera evitado que, algunos de los candidatos que se han presentado, lo hubieran hecho contribuyendo a facilitar la labor del congreso con un solo candidato, perfectamente preparado para hacer una oposición eficaz contra esta izquierda que amenaza, cada día más, con convertir España en una especie de república bananera en manos de quienes vinieron a hacerse con el poder para implantar a toda costa un régimen dictatorial, en lo cual siguen empeñados y, por ello, siguen al retortero de P.Sánchez esperando que el actual presidente del Gobierno, se encuentre en un apuro, dada su debilidad en el Parlamento y la mayoría absoluta de los del PP en el Senado, para ofrecerle su ayuda a cambio de lo que van buscando, una parcela en el poder a la que agarrarse y, una vez conseguido hacerse con ella, utilizar las tácticas habituales del comunismo estaliniano, de ir socavando al oponente hasta que consiguen hacerse con la totalidad del pastel.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, sin otro interés que el que pueda tener cualquier hijo de vecino que tema por lo que pueda afectarle a él, a su familia, amigos y a toda la ciudadanía española, lo que está sucediendo en algunos lugares de España y los graves efectos que, un gobierno de izquierdas, sin control del gasto y empeñado en poner en marcha proyectos sociales que el país no está en condiciones de soportar; con el evidente peligro que, desde Europa, se llegue a tener la sensación de que las “recomendaciones” que se nos han venido haciendo respecto a la contención del déficit público y privado así como el peligro de contraer una deuda pública de la magnitud de la que ahora tiene España; no son tenidas en cuenta; así como lo que, alguna ministra parece que ya anunciado, se intente tirar para atrás algunas de las reformas laborales que el anterior gobierno se vio obligado a efectuar, debido a la presión que ejerció Bruselas cuando nos jugábamos el tipo a punto de que tuviéramos que pedir el rescate, al que nos dejaron abocados estos mismo socialistas que ahora parecen haberse olvidado de ello y, con toda la cara dura, pretenden colgarse la medalla de salvadores de España y de los españoles. El tiempo dirá.
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