El caso de La Manada ha sido el más sonado de violación múltiple por la trama judicial que le ha acompañado y por la posterior libertad condicional, todo ello acompañado por multitudinarias manifestaciones por todo el Estado. Pero La Manada no ha sido el último caso que se ha producido de este tipo de agresiones. El 19 de mayo de 2018 cuatro hombres de entre 20 y 23 años fueron detenidos por violar a una joven de 20 años. Después de la fechoría la introdujeron en el maletero de un coche y la abandonaron en las cercanías de la estación del ferrocarril de Sant Boi de Llobregat. Durante la verbena de San Juan del mismo año, dos adolescentes de 14 y 15 años violaron a una joven de 15. La lista de agresiones de este tipo no tiene fin.
Màrius Serra escribe que en la escuela Heura, de incierta localización, durante este final de curso colgó una pancarta que dice: “Aquí se enseña a pensar y no qué pensar”. El comentarista redacta: “La única posibilidad que tenemos de ser libres es por medio del pensamiento articulado por el lenguaje. Y la escuela debe ser la principal impulsora. Pensar y no qué pensar, he ahí la clave”, ¿para erradicar los asedios sexuales en el metro, en los lugares de trabajo, Las Manadas, sea cual sea el nombre que tomen, la violencia machista en el hogar? No señor Serra, el pensamiento articulado por el lenguaje no es la solución para extirpar de raíz los delitos sexuales. Viviana Weisman, presidenta de Women’s Link en respuesta a la pregunta que le hace Lluís Amiguet: ¿Cómo pueden evitarse otros clichés, dice: ”Con formación, reflexión crítica y conocimiento. Son necesarios para evitar que se produzcan procesos como el de La Manada. El periodista sigue diciendo: Parece que alguna cosa no funciona. Weisman responde: “Es que además de las reformas penales hacen falta reformas mentales…Queda mucho camino por recorrer, pero no basta con reformar la justicia, también tenemos que generar debate público, como hacemos aquí y ahora, porque todos mejoremos nuestros marcos mentales”.
Màrius Serra propone que sea la escuela la principal impulsora del cambio de pensamiento por lo que atañe al tema de las agresiones sexuales y .Viviana Weisman, las reformas mentales. Cambio de pensamiento o reforma mental es lo mismo. De acuerdo. Se tiene que cambiar el concepto que el hombre tiene de la mujer. La manera de pensar del macho le hace creer que es superior a la mujer y que ella es objeto de placer sexual y que a las buenas o a las malas tiene que someterse a sus caprichos. Ya hace años que en las escuelas se enseña educación sexual desde el punto de vista biológico y sesgado que rompe con el concepto clásico de la sexualidad. No, la escuela no puede ser el motor impulsor de un concepto masculino que dignifique a la mujer. La escuela, tanto la pública como la privada no está en condiciones de enseñar aquello que dignifica a la mujer. ¿Es capaz de enseñar: “Vosotros, maridos, igualmente vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como vaso más frágil, como coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo” (1 Pedro 3: 7).No. Seguirá fracasando porque deja de lado el alma. Pretende cambiar marcos mentales, pero se olvida de la fuente en donde nacen los pensamientos. Pretende, inútilmente, conseguir que el árbol malo de frutos buenos. Que la zarza dé peras. Utopía inalcanzable. El fracaso del sistema educativo en lo que concierne a la ética se debe a que enseña como doctrina mandamientos de hombres (Mateo 15: 9). Los mandamientos de los hombres por venir de donde vienen no son fiables e incapaces de transformar la zarza en peral de frutos exquisitos.
Dirigiéndose a la multitud, Jesús les dice: “No lo que entra por la boca contamina al hombre, mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre” (v.11). Los discípulos no entienden el significado de estas palabras por lo que le piden que las explique. Jesús les dice: “También vosotros aun estáis sin conocimiento? ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre y es echado en la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale, y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre, pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre” (vv. 16-20).
El cerebro no fabrica los pensamientos, es el puente que permite la circulación de los pensamientos que genera el corazón hasta el mundo exterior por medio de la lengua que articula el lenguaje. Conociendo los pensamientos que se originan en lo profundo del alma, según Jesús, el mero mirar a una mujer para codiciarla ya se ha cometido adulterio con ella en el corazón (Mateo 5: 28). No podemos decir que seamos buenas personas. Todos sin excepción tenemos que reconocer que somos pecadores. En un sentido despectivo los sacerdotes y los fariseos apodaban a Jesús “amigo de los cobradores de impuestos y pecadores” (Lucas 7: 34). La casta sacerdotal de la época veía a Jesús de mal ojo porque mantenía contacto con la plebe inculta y pecadora. Al ciego de nacimiento a quien Jesús le dio la vista y que le defendía por el milagro que había obrado en él se lo quitaron de encima de malas maneras: “Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron (Juan 9: 34).
Aquella clase religiosa que se vanagloriaba de una pureza de la que carecía, los alejaba de la misericordia de Jesús al decirles: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar justos, sino pecadores” (Marcos 2: 17). En tanto no se reconozca a Jesús como el Médico del alma, los machos son candidatos a convertirse en depredadores sexuales.
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