A todos nos suena la frase: “coche escoba” de las vueltas ciclistas. Se trata de un vehiculo en el que se van recogiendo aquellos participantes que abandonan la carrera, bien por caídas o bien por cansancio.
Por el Mediterráneo navega un barco solidario –el Aquarius- que va recogiendo a todos los migrantes que se encuentran “tirados” en medio del Mare Nostrum. Ni los buques mercantes, ni los barcos de pasajeros, ni los modestos pesqueros los recogen, porque después no saben a donde llevarlos… ni nadie quiere acogerlos. Los países costeros se hacen el sueco y miran para otro lado.
Al final, antes de que se les caiga la cara de vergüenza, los que recibieron con música y flores la anterior “remesa”, se reparten con otros seis estados costeros los 141 “pasajeros”. Inmediatamente los catalanes ofrecen acoger los que nos tocan en “el reparto”.
Otra operación de propaganda para el gobierno español y el catalán, gestada desde el Parque de Doñana, Mallorca y la sierra de Guadarrama. Entretanto cientos de pateras llegan cada día a las costas andaluzas cargadas de migrantes que se pueden contar por millares.
Andalucía es el Aquarius permanente. Sin dar gritos de angustia ni sacar pecho. Cada mañana llegan a nuestros puertos barcos de Salvamento Marítimo cargados de africanos ilusionados por vivir en el país de Messi y abandonar el hambre y la penuria. Al final nuestras costas se convierten en el barco escoba de cuantos pueden embarcarse en cualquier cosa que flote para cruzar el Mediterráneo. Y aquí estamos nosotros las ONGs apolíticas que procuramos asumir nuestra parte de responsabilidad en este mundo enfermo a fin de hacerle algo mas llevadera la vida a esos que se han creído que aquí atamos los perros con longaniza.
Creo que ahí tenemos que estar los cristianos. Si este año no podemos mejorar nuestros templos o nuestros cultos… Dios lo entenderá. Hoy por hoy, sus hijos africanos son prioritarios. La gente sencilla, policías, voluntarios, parroquias de nuestros pueblos, los gitanos del Campo de Gibraltar, etc., son el ejemplo a seguir. Y sin ponerse medallas.
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