Al escuchar las noticias por la radio y oír también las extrajeras se me va subiendo la indignación tan aprisa que me parece cualquier día rugiré como los leones en la selva.
No hay derecho a lo que estamos viendo y consintiendo. El problema de la migración es algo inaudito e inhumano. Es lógico que personas que no tiene una vida ni digna ni indigna porque los matan y sin tener nada que perder se lancen al mar desesperados en busca de algo mejor sin pensar que pueden quedarse para siempre en el mediterráneo contribuyendo a formar pasto de los peces o bien quedarse ensartado en cualquier vaya separatista. Esto se comprende fácilmente.
Lo que no es permisible es: Primero, que los paises miren para otro lado dando pláticas demagógicas y no poniendo el dedo en la llaga para abordar de una manera eficaz y definitiva el problema. Es muy fácil desde los sillones políticos decir cualquier cosa para intentar acallar conciencias, pero nadie quiere enfrentarse a la cruda realidad por miedo a represalias políticas traducida en votos y perder el chollo que se han buscado. Segundo, hay que ir de frente contra las mafias que incitan y expolian a los desesperados a tales barbaries. Corrupción existe en todos los países y gobernantes, pero seguro que hay algún método eficaz para que el dinero llegue a buenas manos y ejerza las funciones pertinentes. Tercero, es inaudito que a las personas que se acogen en un territorio quieran imponer su modo de vida y sus costumbres en vez de ser ellos quienes acepten las del lugar de acogida. Ya son varias las voces de países cuyos mandatarios están frenando tamaño despropósito. El perder la identidad implica ir perdiendo los derechos poco a poco que tantos años se han tardado en conseguir sin menos precio de la sangre derramada. El que viene buscando una forma de vida mejor que la que tenía en su lugar de origen, pues, que no quieran que esto se vuelva igual que de donde proceden y nosotros seamos tan imbéciles que lo consintamos. Cuarto, el entrar por la fuerza, con violencia y no poder reprimir tales agresiones forma parte de una dejadez de funciones de las fuerza de seguridad que tiene un estado. No olvidemos que están para defender nuestro país y nuestras leyes, pero si los primeros que las incumplen son los representantes políticos que tenemos ¡Que se puede esperar!
El problema migratorio no solo está en Europa, en Venezuela son miles las personas que emigran a países limítrofes, convirtiéndose los campos de refugiados en zonas de vulnerabilidad insospechada y de eso aquí no se habla tampoco, quizás no interese a los gobernantes actuales que se sepa el rumbo chavista que se quiere imponer aquí con el beneplácito del presidente actual de gobierno.
Las majaderías que se escuchan en boca de nuestros representantes políticos de turno, no tiene nombre ni cabida en cabeza medio sensata. ¿Cómo podemos permitir estar gobernados por personas separatistas, otras, procedentes de grupos terroristas, todos sin preparación ninguna intelectual y laboral previa, sin visión de estado, revanchistas y rencorosas que con cortinas de humo pretenden distraer la verdad de lo que está ocurriendo? ¿No nos damos cuenta de ello? ¿Qué está pasando en este país que desde el exterior no dan crédito y nosotros aguantamos todo? La ética ha dado paso a la corrupción, el buen hacer y gestionar adecuadamente a llenarse los bolsillos cuanto antes por lo que pueda pasar, sacarlo del país y no devolver un euro, la cultura a la incultura más aberrante, la disciplina y eficacia a la dejadez y la demagogia, el sentido de estado con orgullo incluido a la abominación del mismo y sus símbolos. ¿En qué se está convirtiendo España? ¿Este batiburrillo político que estamos soportando, incapaz de nada sensato salvo para ellos, que están cargándose lo que tanto sufrimiento ha costado en nuestra historia, va a ser capaz de llevarnos otra vez a retroceder cientos de años sin que pongamos remedio? ¡No me lo puedo creer!
Exijamos a nuestros políticos un grado de ética profesional, unos conocimientos intelectuales, laborales y morales que es lo mínimo que se exige en cualquier empresa sin tener la responsabilidad que se les da a estos señores, sin olvidar que les pagamos nosotros el sueldo, no para que se lo guarden en sus bolsillos y expolien al resto, sino para que lo gestionen en beneficio de toda la sociedad.
Mientras no se cambie radicalmente el sistema educativo que tenemos y se aplique uno igual en toda la nación basado en el esfuerzo, veracidad de materias, constancia en el aprendizaje y sumar en vez de restar, el país está llamado desgraciadamente al fracaso cultural y por consiguiente a la destrucción del mismo.
Cada vez se hace más patente la frase de W.Churchill “En España son cafres políticos”.
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