Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Sexo | Vida | Razón | libertad

Estar dotados de razón y libertad ¿para qué?

Lo más importante es saber quién nos hizo y parece no importarnos demasiado
Francisco Rodríguez
martes, 11 de septiembre de 2018, 08:22 h (CET)

Desde niño aprendí que mientras los animales solo tienen cuerpo y viven de acuerdo con sus instintos, las personas tenemos cuerpo y alma. Por un lado tenemos instintos como cualquier otro ser vivo y por otro alma dotada de memoria, entendimiento y voluntad. Memoria para retener lo aprendido, entendimiento para comprender lo verdadero y lo falso y voluntad para obrar, para decidir respecto a mis acciones.


Después me explicaron la cosa de otra forma: el hombre es un ser dotado de razón y libertad, la razón es la que conoce la realidad y decide lo que estima bueno o malo y la libertad es la facultad de elegir para obrar.


Tanto una explicación como otra me llevan a contemplar las maravillas de la creación ya preguntarme ¿quién lo ha hecho? Puedo reconocer que existe Alguien todopoderoso que ha creado el universo y me ha creado también a mí o perderme en complicadas explicaciones sobre una explosión inicial, sobre la evolución, sobre la nada.


Mi opción personal fue creer en la existencia de un ser inteligente y maravilloso en el que vivismos, nos movemos y existimos, que tiene que ser infinitamente sabio y bueno, frente al cual resulta que aun conociendo lo que es bueno elijo a veces lo malo, que me cuesta someter mis instintos de soberbia, de odio, de lujuria. Pero estoy seguro de que Dios puede ayudarme a una permanente conversión del corazón.


San Pablo, en su carta a los romanos, nos dice que lo que puede conocerse de Dios está a la vista, su eterno poder y su divinidad resultan visibles para el que reflexiona sobre sus obras, pero los hombres nos hemos dedicado a pensar vaciedades y pretendiendo ser sabios somos unos necios al cambiar la gloria de Dios pos nuestras propias elucubraciones.


Como muchos juzgan que no hay más dios que el propio hombre, niegan su existencia y se declaran ateos. Por eso Dios, nos dice San Pablo, los entrega a la inadmisible mentalidad de romper toda regla de conducta, llenos como están de toda clase de injusticia, perversidad, codicia, maldad, insolentes y arrogantes, el mundo sin Dios que tratan de construir hace aguas por todos lados.


Estamos más inclinados a hablar de delitos “democráticamente establecidos” que de pecados. El pecado está fijado desde siempre, por eso rechazamos a Dios y a quienes nos hablan de Él. Podemos observar que parece haber pecados descatalogados. La fornicación, la sodomía, la pornografía, la droga pareen que son solo ejercicios de nuestros instintos liberados de toda traba, de toda reflexión. El dominio de sí, la castidad o el pudor, son virtudes también, al parecer, descatalogadas.


Hemos pasado del matrimonio para toda la vida a vivir en pareja mientras nos vaya bien y caso contrario buscarse otra pareja. Claro que en este sistema los hijos sobran. Hay hasta hoteles en los que no admiten a los niños.

La anticoncepción, el negarse a transmitir la vida, tiene una aceptación generalizada hasta el aborto. Ser una familia numerosa resulta ya una rareza. La familia compuesta de un padre y una madre y unos hijos, para toda la vida, también está en trance de ser descatalogada.


Ahora lo que priva es el amor a las mascotas, la ecología, las ONGs buenistas que reparten mantas a los emigrantes que llegan en pateras, etc. ¿Hemos progresado?

Noticias relacionadas

En nuestra realidad circundante, en lo que solemos citar como nuestro entorno, el sistema judicial tiene como objetivo no la Justicia, abstracción platónica que nos trasciende, sino garantizar, con realismo y en la medida de los posible, la igualdad de los ciudadanos ante la ley, que no es poco. Por eso hablamos de Estado de Derecho, regido por la Ley.

Estamos habituados a tratar con las apariencias, con la natural propensión a complicar las cosas en cuanto pretendemos aclarar los pormenores implicados en el caso. Los pensamientos son ágiles e inestables. Quien los piensa, el pensador o pensadores, representa otra entidad diferente. Y curiosamente, ambos se distinguen del fondo real circundante, este tiene otra urdimbre desde los orígenes a sus evoluciones posteriores.

Dejó escrito Salvador Távora sobre Andalucía que «la queja o el grito trágico de sus individuos sólo ha servido, por una premeditada canalización, para divertir a los responsables». No sé si mi interpretación es acertada, pero desde que vi por primera vez su obra maestra, Quejío, en el teatro universitario de Málaga creo que muy poco después de su estreno en 1972, el término adquirió para mí un sentido diferente al que antes tenía.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto