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Hace un tiempo, un alumno me escribió airado. Palabras más, palabras menos, decía que desconocía el motivo de su nota mínima, pues él había entregado el trabajo. Le comenté que la retroalimentación que podía revisar en el sistema señalaba claramente el motivo de la nota mínima.
Somos muy complicados. Y más que complicados, enrevesados, cosa bien diferente. Estar constituidos por innumerables elementos nos imbuye de unas características complejas, se añaden la consideración de múltiples cruces en ese conjunto de elementos, sólo conocidos hasta cierto punto.
El hombre es la especie que nace más desprotegida de la creación, su aprendizaje tarda años en serle útil y valerse por sí mismo también le resulta un tanto complicado. Son la familia y la sociedad las encargadas de darle todo aquello que necesita para que pueda desarrollarse de una manera completa y satisfactoria. ¿Y qué hace falta para ello? Una buena base educativa constituida por unos conocimientos morales y científicos.
Debatir, debaten todos. Candidatos políticos, periodistas de espectáculos, periodistas culturales y políticos; científicos en tanto les es imprescindible verificar resultados y métodos mediante la comparación con otros colegas sobre análogas u otras investigaciones; abogados, legisladores y juristas acerca de la ley; profesores y alumnos, literatos sobre su obra y la de los otros; críticos, artistas, trabajadores.
Los seres humanos hemos transitado largos y espinosos caminos en lo que hace al pensamiento. Pensamiento racional, pensamiento científico, pensamiento en paralaje y puesta en acción del pensamiento: pensamiento práctico… Algunos juristas y científicos sociales padecen lo que alguna vez el sociólogo español Piñuel Raigada identificó como un complejo de inferioridad.
Se haga uso de ella o no, en mayor medida o sólo de manera eventual según los arrestos individuales; esa potencialidad racional nos define, es un activo de encendido variable para los seres humanos. Lejos de tratarse de una entidad con dimensiones fijas, la razón es susceptible de manifestarse a través de manifestaciones inesperadas, cuyas intensidades escapan a la perspicacia de los individuos.
Opinar es un asunto serio, porque supone que quien lo hace de manera responsable, le asiste la razón y es para sí mismo una verdad. Quien opina con carácter y firmeza, en principio le asiste un pensamiento y una cultura que engloba tener las razones que fundamentan la opinión misma.
Esto dictaba la orden del día y sus propios misterios, enfilados como cerrojos. Furtivamente, la impiedad del tiempo se deslizaba, ante la necesidad imperiosa del deseo de olvidar, recordar como eje fundamental del placer de dirigir telescópicamente la pérdida, para en su momento leer infolios, con el objeto de rememorar, y a su vez olvidar, para simbolizar lo ido.
Sube en este periodo un 16,9% la media de los precios spot de los hubs europeos hasta los 124,04 €/MWh. La disminución drástica de los flujos de gas ruso ejerce fuerte presión al alza en el precio. La menor competencia entre Europa y Asia por el GNL, la previsión de temperaturas moderadas y el incremento del flujo noruego contribuyen a disminuir el precio del gas natural a partir de la segunda semana de este periodo.
Hoy empieza el tiempo de Adviento. Un tiempo de preparación para la venida del niño Dios a nuestras vidas. Una situación más que suficiente para replantearte por donde andan esas dos premisas: la fe o la razón. Decía el Papa Juan Pablo II que “la fe y la razón son las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad”.
Las esencias están presentes en el núcleo fundamental de las cosas, incluidos los seres vivos. Pueden pasarnos desapercibidas o percibirlas con cierta facilidad. En el caso de haberlas detectado, las afrontamos con respuestas variadas, desde la participación creativa adaptada a sus características
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