Viejos son los muebles, las casas y las ropas, pero las personas que han acumulado años son mayores que
otros con el bagaje de un insondable pozo de sabiduría y conocimientos.
Cuando una de estas personas refiriéndose a tiempos pasados dice : “en mi época”, para mí está
cometiendo un error.
La época de todo el que vive es el momento en el que se está expresando. Puede uno referirse a
tiempos anteriores, diciendo: “cuando yo era joven, niño, o tenía tal o cual edad”, pero si sigue vivo ese
momento en el que se manifiesta es su época como la del resto de los que le puedan escuchar, aunque
sean más jóvenes que él.
España, podemos decirlo con alegría y satisfacción, según los últimos estudios publicados, es el
cuarto país del mundo con un mayor promedio de esperanza de vida. Los 82,2 años de media de los que
disfrutamos nos colocan detrás de Japón, Suiza, y Singapur, empatando con nosotros Australia, según las
últimas estadísticas mundiales.
Los datos que estoy refiriendo corresponden a los últimos estudios realizados en 2015 y
publicados en 2016, posiblemente a estas fechas hayamos conseguido alguna décima más.
Nos encontramos dentro de los veintinueve países en los que se vive más de ochenta años y
tenemos una esperanza de vida de diez años mayor que la media mundial, siendo nuestras mujeres las que
mayores cotas consiguen detrás de las japonesas.
Según los últimos datos facilitados por el Padrón Continuo del Instituto Nacional de Estadística,
a primero de enero de 2017 había en España 8.764.204 personas mayores (65 y más años), el 18,8% del
total de la población.
Posiblemente una de las concausas que coadyuven a esta larga longevidad sea la eficiente
Sanidad pública, así como la privada, ya que son ambas complementarias, de las que disfrutamos. Según
las noticias publicadas en Redacción Médica, España no gozaría de tener la 3a mejor sanidad del mundo
sin la aportación de la privada.
Estos son los datos positivos con los que podemos sentirnos satisfechos, pero, como reza un
dicho nuestro: “La alegría dura poco en la casa del pobre”.
Los negativos son en primer lugar las enfermedades degenerativas de las que adolecen nuestros
mayores tales como el Alhzeimer, el Parkinson, la Esclerósis Múltiple y tantas otras que los aquejan.
A pesar de que, posiblemente, contemos con una Sanidad pública de las mejores del mundo las
listas de espera son vergonzosas y deprimentes. Casi dos millones de personas esperan un diagnóstico
médico –primera consulta con el especialista– y más de 614.000, una intervención quirúrgica.
Los datos que comentamos son los oficiales facilitados por el Ministerio de Sanidad y referidos a
junio de 2017.
El portavoz de la Coordinadora Anti-Privatización de la Sanidad Pública, Juan Antonio Gómez
Liébana, manifiesta que lo que está pasando ahora en nuestro país con las listas de espera no se había
visto nunca en los últimos treinta años.
Si nos paramos a analizar las pensiones que los sustentan nos llevaremos una desagradable
sorpresa al comprobar lo escuálidas que son estas, bienes verdad que la media alcanza casi los 1.070€,
pero para llegar a esa cifra hemos de tener en consideración que hay quienes cobran menos de 600€
mientras otros perciben más de 2.000€.
Con estas cantidades entendemos que muchos de nuestros pensionistas han de hacer verdaderos
equilibrios para llegar a fin de mes.
Estos mayores de hoy especialmente los nacidos en los años cuarenta y cincuenta del siglo
pasado son los que, con su esfuerzo, sacrificio, tesón y trabajo, han levantado España después de la
guerra, así que tenemos que reconocer el gran legado que nos han dejado y tratarlos con la consideración
y mimo que se merecen.
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