El informe hecho público, durante la semana, por el Consejo de Seguridad Nuclear ha vuelto a crear polémica en las zonas afectadas: Además de la pedanía de Palomares (40 hectáreas con presencia de plutonio y americio), y las ocho zanjas del Jarama, el CSN incluye también en su listado las Marismas de Mendaña, en el estuario de río Tinto, (un terreno de 1.600 metros cuadrados conocido como CRI-9 con presencia de cesio); la balsa de fosfoyesos de Huelva ( 1.200 hectáreas con presencia de radio); el paraje de El Hondón, en Cartagena (con unos depósitos de lodos de fosfatos en 108 hectáreas con presencia de uranio); y el embalse del río Ebro en la localidad de Flix, donde según el mismo informe había unos lodos de fosfatos con presencia de uranio que ya han sido retirados. Aseguran desde el CSN que no hay peligro para la salud humana, sin embargo son varias asociaciones de afectados así como entidades, caso de Green Peace, más estudios de refutadas universidades las que señalan que sí, que no se trata sólo de retirar los residuos sino de limpiar y eliminar sus camas dañadas por la infiltración y cualquier resto que, en el caso del uranio, radio o cesio pueden estar activos durante cientos, incluso miles de años.
Expertos en el tema dejan claro que el aumento del cáncer en estas zonas es realmente alarmante si las comparamos con zonas no contaminadas. Para Joaquín Fidel Gibanel Salazar, gran experto y director de la empresa Franquihabitat el peligro está latente y si no se toman medidas urgentes tanto medio ambiente como la salud de las personas están en peligro constante: “dicen que no existe riesgo pero es mentira, hay lugares como los fosfoyesos de la Ría de Huelva donde cada vez hay más personas afectadas de cáncer, con la pasividad total de las autoridades y de las empresas químicas que vierten allí sus residuos radiactivos y tóxicos”. Gibanel afirma que el problema tiene solución y que la misma es menos costosa que la actual: “llevamos cuarenta años denunciando los métodos anticuados que no resuelven el grave problema. Nosotros, junto a la universidad de Quebec (Canadá), proponemos otras tecnologías exclusivas por cambio de estructura genómica de las materias, calor y plasma de bajo consumo, para nuevos materiales híbridos, compuestos y ser autosuficientes y excedentarios de energía a producir por procedimientos exclusivamente naturales, renovables. No podemos continuar extrayendo uranio u otros minerales radioactivos y tóxicos, vertiendo sus deshechos a la Tierra. De los actuales residuos, trabajando a nivel molecular podemos crear nuevos materiales que, además, nos servirán para construir casas, carreteras u otras infraestructuras”.
El experto considera que las autoridades no hacen nada, en connivencia con las empresas del sector; generando un bucle de despropósitos que afectan a la salud de todas las personas que se encuentran en el radio de acción de las zonas radioactivas.
Gibanel propone limpiar las zonas contaminadas, con su método, que además de eliminar los residuos tóxicos y limpiar dichas zonas, recuperarían materiales para construir, sin peligro, logrando a la par la recuperación medioambiental y saludable de cada zona en cuestión.
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