“Alhambra”, el nuevo libro del fotógrafo Fernando Manso, nos muestra con el particular estilo de este artista uno de los monumentos más representativos de nuestra historia y nuestro territorio, y también uno de los más bellos y visitados del mundo. La imagen de la Alhambra que Manso nos transmite no es la que suele asomarse en las guías turísticas o los libros más convencionales. Es una Alhambra decadente, húmeda y solitaria, como suspendida en el tiempo, y siempre envuelta en un halo de misterio y en esa luz especial que caracteriza desde hace años la sorprendente fotografía de Fernando Manso.
Esta Alhambra “encantada” y en ruina, sin presencia humana, resulta más cercana a un cuadro que a una fotografía por obra y gracia de este artista que consigue con su cámara de fuelle “pintar con la luz”, como ya hizo en sus anteriores trabajos “España” y “Madrid”, publicados también por Lunwerg. En esta ocasión, el libro incluye también los apuntes previos realizados por el fotógrafo, y concluye con una selección de fotografías “oxidadas”, en una técnica que añade una pátina de tiempo y misterio a los espacios, convertidos, ahora sí, en auténticos cuadros.
La fotografía de Fernando Manso, con su refinada sensibilidad y son su rigurosa metodología de trabajo, lleva siempre un sello personal, un estilo impecable, íntimo y bello. Las nuevas tecnologías no han influido en nada en este extraordinario fotógrafo que ha sido capaz de trabajar en pleno siglo XXI con las cámaras más tradicionales y clásicas del pasado siglo. Sus fotografías poseen una interesante unidad de estilo, un enorme rigor técnico y unos valores formales y conceptuales homogéneos.
Esta obra fruto de años de trabajo, prologada por los paisajistas José Tito Rojo y Manuel Casares Porcel, nos lleva por los jardines y palacios de la Alhambra, por sus huertas y bosques, por las texturas de sus piedras y por los reflejos de sus fuentes, y nos hace sentir una Alhambra insospechada.
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