El síndrome de apnea-hipoapnea del sueño (SAHOS) y el bruxismo son dos de los principales trastornos del sueño relacionados con la estructura maxilofacial, con una elevada incidencia entre la población general. Éste (el bruxismo) tiene una prevalencia media del 8% entre la población general, y la del SAOS alcanza hasta el 20% a partir de los 70 años, aunque puede aparecer a cualquier edad. De hecho, “el SAHOS afecta del 1 al 3% en población infantil y alcanza su máxima incidencia en niños de 4-5 años”, indica el Dr. Juan José Arrieta, aunque “sólo el 20% de los pacientes pediátricos está diagnosticado adecuadamente”, afirma el también jefe asociado del Servicio de Estomatología del Hospital Fundación Jiménez Díaz, de Madrid.
La sintomatología del SAHOS es muy amplia y variada, aunque son muy características excesiva somnolencia diurna, ronquido y pausas apnéicas. También son frecuentes sudoración nocturna, insomnio, cefaleas matutinas y cansancio crónico.
“En los niños la sintomatología es más variada”, advierte el Dr. Arrieta. “Son roncadores, presentan esfuerzo respiratorio durante el sueño, enuresis nocturna y pesadillas frecuentes. Por el día los síntomas suelen ser hiperactividad, bajo rendimiento escolar, otitis de repetición y adenitis, respiración bucal y voz nasal”.
Estos aspectos y las alternativas diagnósticas y terapéuticas del SAHOS centran una parte importante del contenido científico del I Congreso de la Sociedad Española de Medicina Dental y del Sueño, que tiene lugar del 29 de noviembre al 1 de diciembre en el Hospital Fundación Jiménez Díaz, de Madrid. “En las sesiones se hará especial hincapié en el manejo multidisciplinar de los pacientes, sobre todo para su control y abordaje terapéutico”, enfatiza Arrieta, presidente del comité organizador.
Actualmente, el tratamiento más aceptado y eficaz es la CPAP, que será objeto de una exhaustiva revisión durante el encuentro, aunque “también se presentarán las distintas terapias quirúrgicas y los ponentes insistirán en los dispositivos intraorales como alternativa eficaz en estos pacientes y en los diferentes tratamientos ortodóncicos con microimplantes para conseguir un aumento de la vía aérea superior”.
Una incógnita es la duración del tratamiento, que en algunos casos será temporal pero otros pacientes deberán mantener los dispositivos de por vida. El jefe asociado de Estomatología del Hospital Fundación Jiménez Díaz especifica que en los casos en los que la dificultad respiratoria se deba a causas mecánicas (anginas, vegetaciones, maloclusión dental, etc), “el tratamiento quirúrgico u ortodóncico puede mejorar, incluso curar, la apnea. En adultos, la cirugía maxilar o mandibular supone un tratamiento eficaz”.
Sin embargo, la cirugía no es posible en todos los casos, y en estos “la CPAP o los dispositivos intraorales son esenciales para controlar la enfermedad; de no ser así, las expectativas de éxito disminuyen drásticamente y aumentan las comorbilidades asociadas al SAHOS”, afirma Arrieta.
Equipos multidisciplinares Todos los especialistas implicados en el tratamiento de las personas con alteraciones del sueño derivadas de problemas dentales y de la cavidad oral coinciden en que es preciso el manejo multidisciplinar, pero la realidad no se corresponde con los deseos. Arrieta considera que en la actualidad no existe una adecuada colaboración entre las distintas especialidades: “Desde hace unos años, el odontoestomatólogo forma parte del manejo de estos pacientes, pero aún no existe una buena interrelación entre los médicos implicados en el manejo del SAHOS (neumólogos, ORL y maxilofaciales fundamentalmente...) y los dentistas”.
Al mismo tiempo, el organizador del congreso reconoce la escasa formación de algunos odontoestomatólogos sobre conocimientos básicos de los trastornos respiratorios del sueño y sobre todo de su manejo.
“Nos queda todavía mucho que trabajar para conseguir que esto sea una realidad”, subraya Juan José Arrieta, una carencia que los organizadores del congreso esperan paliar con esta reunión, en la que participarán más de 250 profesionales (neumólogos, odontólogos, especialistas en medicina del sueño, pediatras, etc) implicados en el control de los trastornos del sueño originados en la cavidad orofacial.
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