Rumanía ha mostrado un sólido crecimiento en los últimos años, impulsado principalmente por la creciente demanda interna. En 2017, el PIB aumentó casi un 7%, debido principalmente al intenso crecimiento del consumo privado, el aumento de los salarios y la disminución del desempleo. Sin embargo, el último informe difundido por Crédito y Caución prevé que el PIB se ralentice sensiblemente en 2018 y 2019, en un contexto de enfriamiento de la demanda interna, incremento de los tipos de interés para combatir la inflación y desaceleración de las exportaciones por la debilidad de la demanda de la zona euro. El sector financiero rumano, que inició en 2016 una mejora de sus coeficientes de suficiencia de capital y caída de la morosidad, aún está sujeto a un elevado riesgo de crédito. El déficit presupuestario creció en 2016 y 2017 debido a una reducción de los impuestos indirectos y la expansión del gasto público. El informe de la aseguradora de crédito líder en España prevé que en 2018 y en 2019 el déficit aumente aún más debido a las políticas fiscales expansivas, aunque el nivel de deuda pública, en el entorno del 38%, sigue siendo moderado.
Crédito y Caución señala que Rumanía sigue estando expuesta a algunas vulnerabilidades importantes. La burocracia y la corrupción aún obstaculizan el desarrollo económico del país. El déficit por cuenta corriente ha aumentado de nuevo por encima del 3% del PIB en 2017 y se espera que crezca más en 2018 y 2019 debido a la elevada demanda de importaciones. Al mismo tiempo, la moneda está sujeta a cierta volatilidad, y el país sigue siendo vulnerable a las salidas de capital. Al mismo tiempo, existen algunos amortiguadores sólidos, como las abundantes reservas de divisa internacional, la baja deuda pública y la flexibilidad del tipo de cambio.
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