Los equipos de Acción contra el Hambre se han movilizado para responder a las necesidades más inmediatas. “Numerosas tiendas donde viven los refugiados han sufrido daños por el temporal y los vientos, que han llegado a superar los 100 kilómetros por hora”, describe Marcial Rodríguez, coordinador de Acción contra el Hambre en Zahle. “La nieve es difícil de retirar de los techos de estas débiles estructuras. Entre otros, estamos proporcionando cubiertas de plástico a las familias para proteger sus tiendas contra el viento”.
“Los refugiados no tienen los medios para enfrentar las consecuencias de tales condiciones climáticas extremas y dependen del apoyo de organizaciones como Acción contra el Hambre”, señala Beatriz Navarro, directora de la organización en Líbano. “Nos encontramos con diferentes frentes. Por un lado, estamos evacuando el agua de las zonas anegadas mediante bombas de agua y desalojando las letrinas para evitar que las áreas inundadas se contaminen con aguas negras. Al mismo tiempo, estamos distribuyendo colchones, mantas, artículos de higiene y bebé, ropa impermeable, kits para quitar la nieve, y trabajamos mano a mano con los municipios afectados para eliminar la nieve de los caminos a los asentamientos para que nuestros equipos puedan acceder los antes posible”.
“Eventos inesperados como estas tormentas provocan consecuencias inmediatas para una población ya extremadamente vulnerable. A media plazo también afectara a sus mecanismos de supervivencia, como puede ser el aumento de la deuda y el agotamiento de sus limitados recursos. Por no hablar de la presión psicológica sobre la población muchos de los cuales llevan desplazados más de siete años” concluye Beatriz Navarro.
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