En este libro bien documentado y polémico, se muestran los textos procedentes de archivos norteamericanos e israelíes sobre el Vaticano relacionados con el holocausto judío y los perseguidos por los nazis en Europa con insaciable sed de exterminio bajo Hitler.
Umberto Eco señalaba las características de lo que denominaba el “fascismo eterno”, “Podían regresar en algún momento bajo una apariencia inofensiva, por lo que nuestro deber consiste en desenmascararlo y poner de manifiesto cada uno de sus nuevos aspectos”. Es un fragmento del discurso pronunciado el 24 de abril de 1995 en la Universidad de Columbia, Nueva York y, posteriormente, recogido en sus obras Cinco escritos morales y Contra el fascismo.
Me he permitido tomar esta cita del inolvidable autor de El nombre de la rosa, como cabecera a la reseña de la siempre actual y vigente obra Pío XII y el Tercer Reich de Saul Friedländer, por aquello de ahondar a través del tiempo en las razones del peligro, frente al silencio de muchos, la indiferencia de tantos y el beneplácito de los rebosantes de añoranzas. Cuando: “Nunca se podrá precisar el número de judíos asesinados por los nazis. Los expertos manejan una cifra entre cinco y seis millones”.
De esta obra publicada por Ediciones Península del reconocido autor Saul Frindländer nacido en 1932 en Checoslovaquia, en el seno de una familia judía. “Niño afortunado” que sobrevivió al Holocausto en Francia acogido por una familia francesa. Sus padres fueron asesinados en Auschwitz. Nunca lo olvidó.
En este libro documental se muestran los textos procedentes de archivos norteamericanos e israelíes. En su interesante contenido, el libro proyecta nueva luz sobre una serie de temas que, en el curso de las últimas décadas, han suscitado apasionadas polémicas y acalorados debates: la actitud del Sumo Pontífice Pío XII con respecto a la cuestión polaca, a la derrota de Francia, al ataque alemán contra la Unión Soviética, a la entrada de Estados Unidos en la II Guerra Mundial, a los reveses del Reich, a la progresión del ejército soviético y, sobre todo, a los crímenes nazis, singularmente el exterminio masivo de judíos.
En el contenido de la obra se expone como el embajador israelí admite que Pío XII salvó a miles de judíos y otras sociedades religiosas. Basándose en la documentación y actitudes palpables, con las que confirma que el Papa mantuvo fino tacto y hábil diplomacia. Supo nadar y guardar la ropa, en un tiempo donde el cálculo de la tremenda barbarie todavía no era reconocida en su verdadera y trágica dimensión.
En los tiempos agitados en que vivimos, la amenaza de un fantasma recorre Europa sobre el tema judío. Es una realidad no oculta. Aunque todavía no se cierne, en cuerpo y forma, de las atrocidades cometidas por la Alemania nazi, que no sea ha sustraído a acalorados y encendidos debates por grupos y organizaciones afines a la ideología fascista.
La situación del drama internacional puede estallar en una nueva guerra y en ella no se puede olvidar los criterios de Europa en contraposición a los del huésped en la Casablanca, en las que se confirman las intenciones del Papa Francisco de abrir archivos no conocidos de este periodo. El rabino de Buenos Aires, Abraham Skorka, amigo desde hace muchos años del actual pontífice, declaró al diario británico The Sunday Times, que el Vaticano, en el marco de su nueva política de transparencia y cercanía, esta estudiando esta apertura y que podría tomar una decisión muy pronto”. De la iglesia, querido Sancho, se puede esperar todo bien o todo mal, con la sagacidad y el estilo que por los siglos de los siglos le caracteriza, según nos cuenta la historia. Y para quien no quiera o escuchar, le sugiero pegue el oído a lo que está sucediendo actualmente en Andalucía, bendita por todas las vírgenes.
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