Recién celebrado el cuarenta aniversario de la Biblioteca de Autores Manchegos de la Diputación de Ciudad Real, con algunos autores en Madrid, donde estuvimos, es bueno detenerse en el origen de la Colección infantil y juvenil Calipso, que se sumó a la Colección literaria Ojo de pez y a la General, y que se inauguró con un primer libro a instancias de Manolita Espinosa, tristemente fallecida la pasada semana, el veinte de marzo. La autora almagreña comenzó lo que sería una colección infantil, al genial cuidado de José Luis Loarce y Jesús Reviejo, una colección de variados géneros literarios, donde a juicio de sus editores apenas había autores especializados en la provincia. Ella lo inició con su poesía e incluso participó también en narrativa. Y como el consuelo de la ausencia de un escritor, al margen de la calidad humana de Manolita, que fue mucha, lo dan sus obras, nos vamos a centrar en la lectura y relectura de algunas obras de su autoría en esta colección con el único objetivo de hacer justicia literaria y conseguir que las futuras generaciones conozcan mejor su obra publicada. A Manolita su obra “Viaje al Sol desde el Tornasol” le trajo buenos augurios, tanto es así que pasados los años, actualmente, el dúo de artistas cubanos Aitana Guevara y Maneko Castillo, desde el Celcit se embarcaron a difundir sus versos en sus actuaciones, en teatros y bibliotecas, con marionetas hechas para la ocasión, poniendo música a medida que la autora dejaba libres los versos con esa libertad que las obras se toman para tener vida propia. Hay que decir que este primer libro de la Colección Calipso estaría inicialmente ilustrado por José Luis Sobrino. Desde su inicio, la Colección ha evolucionado bastante, en técnicas, imprentas, distribuidoras, siempre para bien, y tal es el caso que la calidad de la Colección se puede medir y comparar con las mejores ediciones de editoriales nacionales. Hace ya tiempo que yo misma hablé de este primer viaje de Calipso y de cómo nos lleva a los versos breves y concisos de Manolita. Ella era capaz de componer con cuatro o cinco palabras un poema lleno de sugerencias y pleno de significado. En el poema "El viaje" es precisamente con cuatro palabras como nos sugiere un paisaje, el que se acompaña en su mundo poético a cada uno de los medios de transporte que utilizamos habitualmente: tren, coche, barco y avión: Tren / Espiga / Valle / Lila / Viaje al Norte / Viaje al Sur / Coche /Olivo / Lluvia / Río / Viaje al Este / Viaje al Sur / Barco / Cielo / Peces / Viento / Viaje Oeste / Viaje al Sur / Vuelo / Aurora / Luna / Rosa / Viaje al Sol / Viaje al Sur. //
En la nota biográfica introductoria de este libro, dice ser autora de la letra del Himno Oficial de la ciudad de Almagro, también confesaba que su mayor ilusión es crear amistad, belleza y verdad, conceptos que explican toda una poética. Le gustaba hacer referencia a un grupo musical de los ochenta que dio fama a un simpático estribillo que a ella le pareció fantástico, aunque fuera media canción en inglés, idioma donde también tuvo la suerte de publicar su obra para niños. Siempre que podía nos lo recordaba: “Amigos para siempre”. Manolita fue pionera en literatura infantil y lo hubiera sido en la música si se lo propone.
Otra de las características de su poesía es que nos presenta un mundo de la infancia muy particular basado en el juego. Manolita gusta de jugar con el significado de las palabras y con el juego mismo en el poema "Salta con tus ojos", que es como si de verdad jugara con los niños y niñas a la comba: Salta con tus ojos, / que vienen abrojos. / Salta con tus manos, / que pasa lo vano. / Salta con tu oído / que llegan los ruidos. / Salta con tu voz / y toma el amor. // Manolita juega también con el significado del tiempo: Un viejo calendario / se ha dormido: / lunes / martes / jueves / sábado/ ¡Todos! sueñan su camino… / Si conocieron a Manolita en sus años de bibliotecaria observarían cómo hablaba a los niños, con voz pausada, como si les estuviera recitando poemas y cómo ellos, encantados, se dejaban manejar. En sus composiciones deja abierta la puerta de la poesía a los niños, para que se atrevan a jugar con sus lúdicas rimas. Les ofrece su poesía más lúdica y fantástica. En palabras del prologuista, José López Martínez, Manolita no muestra el mundo de los niños, sino que ofrece un mundo creado por ella para que crezca su imaginación. Precisamente ese mundo se experimenta en el libro colectivo “Poemas de los cinco sentidos”, número veinte de la Colección donde Manolita vuelve de nuevo con la naturaleza, los animales y los juegos de palabras para pintar con poesía su paisaje. El número 24 de la Colección fue de narrativa, participó con un precioso relato que nos habla del agua y del amor, buen tándem para la actualidad donde la naturaleza es dura y se hace fuerte. Su “Pastor de las aguas” crea armonía desde el conocimiento de la naturaleza, buen momento para leérselo a los niños y niñas. Son solo tres ejemplos de obras de Manolita que habría que llevar a los colegios y a las casas, luego están muchos otros libros, algunos he tenido la suerte de comentar, o de ver en vivo cómo transformaban sus palabras en vida. Otras veces ha sido Manolita quien me acompaña con uno de mis libros en su presentación. En la primavera del año pasado se instauró en Almagro el primer premio de su poesía y de su narrativa. En la iglesia cercana a su casa la acompañamos en su última salida. Sigamos el duelo con la obra en Calipso y en otras colecciones literarias.
|