Nos urge la sensatez de la rebelión si no queremos desintegrarnos antes de tiempo. Incluso enfrentarnos a las rebeliones al uso actual. Azuzados por los lamentos derivados de la realidad cotidiana, nos envuelven con relaciones estadísticas, reglajes económicos y reiterados pronunciamientos altisonantes. Nos desfiguran el pasado, tergiversan los hechos del presente y pretenden encauzar el futuro. Mas de pronto, al detenernos, descubrimos los CIRCUITOS interminables de la existencia, de los cuales no se conocen dueños mundanos. Que algunos pretendan serlo es otra cuestión. Los empoderamientos presionan, pero no invalidan el descubrimiento de la inmensidad de los circuitos.
Se pueden decir tantas cosas como la inventiva de uno lo permita. Pero no se puede decir con un mínimo de sensatez lo que a todas luces resulta contrario al buen sentido de la vida. Decir o hacer, las razones aducidas pueden ser similares, aunque alejadas de los sabiondos prepotentes carentes de argumentos. No conduce a ninguna satisfacción el conformismo cerril, ni la resignación por aturdimiento o la ceguera ciudadana. Pero librémonos de los FATUOS omnipresentes, presuntos poseedores de las certidumbres que no dejan de ser equívocas; no dejemos de detectarlos en los ambientes relajados de los grupos sociales predominantes, con escasa disposición al pensamiento.
En la parsimonia cotidiana, las mil orientaciones adormecen, verdaderas o no, permanecemos contentadizos ante las teorías; echamos mano pocas veces de los filtros eficaces para el discernimiento. Si el amanecer sólo aparece después de la oscuridad nocturna, quizá necesitemos de los aprietos como estímulos creativos. Generan TRANSFORMACIONES significantes en busca de las salidas reconfortantes. Los ciclos naturales renovadores no son la única expresión de la suplantación de las precedentes entidades claudicantes por las nuevas formaciones adaptadas a las circunstancias del momento. Surgen también por generación espontánea, al margen de los condicionamientos intencionados. El cambio muestra su tenacidad. Qué sería de los sufridores si no intuyeran esa luz, aunque titilante, al fin en sus tenebrosas realidades. La ausencia de esas premoniciones esperanzadas nos dejarían al albur de los latigazos económicos demoledores; el desempleo o empleos raquíticos, las carestías, el vuelo de los millones hacia unos cuantos empoderados, la corrupción, dibujan la negrura de los ambientes. El encendido de luces esclarecedoras es el único camino, requiere sin excusas la PARTICIPACIÓN enérgica de cada sujeto. Si no recurrimos a ese potencial reivindicativo, seguiremos contemplando los diseños prefabricados por los dominadores. Son despertares irrenunciables para el encauzamiento gratificante de la convivencia.
El progreso avanza en sus enormes proporciones. No obstante, las relaciones entre las personas parecen estancadas en una suerte de sinsentido cruel. Desde la crispación a los peores salvajismos actuales, el repertorio de las intemperancias es amplio. Se habla de crisis, hechos consumados o de la organización de sistemas perversos; con la reserva oculta de las tramas decisorias. Se nos presentan los funcionamientos como inexcrutables. En contraste, resulta fácil el ALUMBRAMIENTO clarificador, vislumbramos las esencias en el auténtico valor humano de la persona. Esto no es ni democrático, ni caprichoso, ni anárquico, vibramos con esa sensación. La incongruencia empecinada en las disensiones es evidente.
Las maneras de respirar aportan abundante información sobre la personalidad y circunstancias de sus protagonistas. Quienes suspiran lo reflejan con una intensidad peculiar. Leve asunto. ¿Habrá alguien interesado en su significación? Desde aquellos gestos románticos con la mirada perdida exhalando su lánguida respiración, a la fría definición de la RAE, con su fuerte aspiración/espiración con gemido o sin él; la variedad de sus expresiones enriquece las perspectivas de la sensibilidad. El SUSPIRO deriva por recorridos inigualables en el amor, por la contemplación alejada de las mejores metas, a veces es alocado, pero nos abruma el originado por la cansera debida a los desbarajustes acumulados. ¿Aún los habrá esperanzados?
Las críticas a la enseñanza olvidan cuales son las pretensiones reales del aprendizaje por parte de autoridades o público. La endeblez del profesorado, los contubernios organizativos o la displicencia del alumnado, enturbian el proceso. Las discusiones bizantinas separan educación y conocimientos, no presagian buenos acordes. Ayudarían los conceptos de la NEUROPLASTICIDAD. El cerebro no es tan estático. Cada nuevo registro asimilado configura modificaciones en las estructuras neuronales, estas se desvanecen con el tiempo si no se recuerdan sus estímulos. Si pretendemos cerebros bien templados es imperativo el esmero en el contenido y las formas de la enseñanza frete a las frivolidades.
Es bueno tener confianza, permite colaboraciones fiables ante los enemigos turbulentos. Arrojados al laberinto mundano respondemos con 4 estrategias diferenciadas: Levedad bonachona, acomodación cultural difusa, endiosados sin fundamento y comprometidos con las libertades de la vida en común. La profusión de palabras, alardes o parafernalias son poco demostrativos de sus fundamentos; por el contrario, resultan alarmantes. Somo contumaces en el desdén hacia las mejores directrices, pero no hemos oscurecido el genial alumbramiento, la EXCELENCIA de las obras efectuadas y los criterios empleados, es una sabiduría clásica. La obcecación dirigida a proyectos mediocres exigirá otras justificaciones.
Los furibundos proliferan detrás de mil conceptos escogidos por ellos; desde la economía, patria, religiones o enajenaciones del momento. Hasta tal punto arrecian con sus dicterios que se invalidan ellos mismos. Así pasa con los marxistas y antimarxistas, como en otros casos, no paran mientes en alguna bondad de sus contrincantes. “Partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de miseria”. “El matrimonio el la principal causa del divorcio”. “Es mejor permanecer en silencio y parecer estúpido, que abrir la boca y confirmarlo”. Con estas frases descubrimos relevancias marxistas. Groucho nos introduce en el talante HUMORÍSTICO, del cual convendría hacernos partícipes con el mejor ánimo antidescalabros.
No conviene cebarnos en series televisivas, presentaciones en la red o películas; son una mínima parte. Es mucho más rica la realidad en pleno ajetreo. De cualquier palitroque sale un símbolo con aires de inmensidad. El futurismo derrocha ángulos y enfoques interpretativos. La ciencia o la fe compiten con las ensaladas mediáticas. Las citas históricas ya no precisan confirmaciones. Brotan mercachifles por cada rincón. Es chocante como en la algarabía ruidosa, las variantes nacen con vocación de CÓDIGOS irrefutables, presentados como reglas de forzado cumplimiento. Y lo peor es su acogida cargada de credulidades necias, indiferencia cómplice, afanes manipuladores, poco lustre e inconsistencia. Una liviandad muy manejable.
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