Una encuesta que va a ser publicada este domingo 12 en The Observer indica que para las elecciones al euro-parlamento del 23 de mayo el Partido del Brexit ha subido del 28% al 34% en los sondeos, una cifra superior a la suma de los dos mayores partidos británicos (el laborismo baja de 28% a 21% y los conservadores caen desde el 17% al 11%, con lo cual por primera vez queda en cuarto puesto, pues los liberal-demócratas escalan del 7% al 12%).
Tal como lo escribimos desde que se convocaron a estas elecciones iba a ser inevitable que estas se transformen en un referendum sobre la Union Europea. Nigel Farage se dio cuenta de ello y por eso ha lanzado un nuevo partido cuyo nombre se reduce a pedir el Brexit ahora. Algo que le viene beneficiando es el hecho que los 3 partidos que abiertamente piden quedarse en UE han sido incapaces de construir una lista (la cual pudo haberse denominado Remain), debiéndose ello en gran parte a fuertes diferencias de programa y de rivalidad en la historia. No obstante, los liberales han venido creciendo e igualmente los verdes (quienes avanzan del 6% al 8%).
Un gran castigado parece ser el Grupo Independiente Change UK (CHUK, cuyas siglas recuerdas el nombre de su jefe Chuka Umunna), cuyas posiciones de extremo centro tampoco parecen ser convincentes.
Un resultado de esta naturaleza ha de implicar tal derrota para Theresa May que con mucha dificultad ella pudiese sobrevivir en el premierato. Y, todo ello, para beneficio de los sectores duros y pro-Brexit, donde Boris Johnson se perfila.
De la misma manera, si se concreta tal ascenso de Farage la autoridad de Jeremy Corbyn va a quedar sumamente golpeada al interior del laborismo donde se han de levantar nuevos intentos para querer reemplazarlo en la el liderazgo partidario.
El gran problema que tienen los azules y los rojos es que sus posiciones sobre el Brexit no son muy claras y precisas, pues ambos hablan de salirse de la UE pero queriendo mantener ciertos elementos de lazos con Europa y sin especificar cuales son, mientras que el atractivo del Partido del Brexit es que quiere ya salirse de la UE, aunque sea sin ninguna clase de acuerdo, y el de los liberales y de los verdes, el que son partidos con historia y militancia comprobadas que tienen un planteo muy definido de quedarse en la UE.
El ascenso de Farage es algo muy serio pues se trata de alguien quien ha coqueteado con la xenofobia y el racismo contra europeos del este, quien llama a privatizar el NHS, quien ha postulado cero inmigrantes y quien demanda un monetarismo neoliberal tipo Trump.
El conservadurismo se encuentra en una fuerte crisis pues muchos de sus auspiciadores y cuadros hoy apoyan al Partido del Brexit, aunque sea de manera circunstancial para usarle para sacar a May.
Si el laborismo hubiera podido abiertamente convertirse en el partido anti-Brexit hoy bien pudiera estar polarizando al electorado entre su bandera de izquierda y la flecha del símbolo del Partido del Brexit que apunta a la derecha.
Empero, la postura de Corbyn ha sido tratar de evitar el debate sobre el Brexit, tal como lo logró en las elecciones generales, aunque ahora es imposible torear ello pues las euro-elecciones se basan en justamente eso.
Y mientras el Partido del Brexit avanza, Corbyn va a tener miedo de querer romper con una parte de su electorado que es anti-UE.
Farage ha desafiado a Corbyn a un debate cara a cara. Si al dirigente laborista le interesa minar a la extrema derecha anti-inmigrante debe aceptar el reto y tomar una actitud clara, para lo cual debe concentrarse en pedir el fin a la austeridad y en tener una postura clara con respecto al Brexit.
Mientras Corbyn quiere polarizar al electorado entre el laborismo y Farage, el grupo independiente, los verdes y los liberales van a buscar socavar parte del electorado laborista (e, igualmente, de los tories pro-europeos) al presentarse como pro-UE.
Algo importante para los 3 millones de ciudadanos europeos es el de poder votar y participar en los debates pues su futuro se decide en estos comicios.
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