Los filipinos han hecho uso de su derecho al voto este lunes para elegir a los 12 senadores que ocuparán la cámara legislativa en los próximos tres años. Los resultados, como anunciaban ya las encuestas, muestran una victoria apabullante a favor de los candidatos afines a la administración. Pero los ganadores de estos comicios no sólo son los futuros senadores vinculados al gobierno sino, sobre todo, su presidente. En estas elecciones, consideradas por muchos expertos como un referéndum a Duterte, ha quedado claro que el presidente cuenta con el respaldo popular de los filipinos.
De los 12 puestos en juego en el senado 8 se los llevan candidatos que se encuentran bajo el paraguas de Duterte. Dentro de su partido, el PDP - Laban, destaca Bato de la Rosa, ex jefe de la policía nacional filipina, sobre el que pesan acusaciones por ser presuntamente uno de los principales cerebros en la sangrienta campaña antidroga. El discurso que ha defendido de la Rosa durante toda su campaña electoral se corresponde con muchas de las medidas defendidas por Rodrigo Duterte. Entre ellas, la apuesta por la restauración de la pena de muerte y la reducción de 15 a 13 años de la edad para acatar la responsabilidad criminal, así como, las leyes que la acompañarían.
Entre los aliados a Duterte que se abren hueco en el órgano legislativo destacan los respaldados por el Hugpong ng Pagbabago, partido político creado por la hija del presidente en apoyo a su padre en estas elecciones. Una gran mayoría de la lista de nombres presantados por esta formación política ha logrado hacerse con un escaño, entre ellos: Sonny Angara, Pia Cayetano, Koko Pimente, Bong Rebilla y Cynthia Villar.
Contar con el apoyo del presidente no es la única garantía de éxito. Donde también parece medirse la popularidad de los futuros senadores es en las redes sociales. Existir en las plataformas digitales es sinónimo de existir en la mente de los ciudadanos filipinos. Tener una buena cantidad de followers es clave para lograr entrar en el olimpo político de este país. Es el caso de dos ex actores: Bong Revilla, no solamente conocido por sus películas de acción, sino también por haber estado salpicado por varios escándalos de corrupción y Lito Lapid que ha logrado conectar con el pueblo filipino a pesar de la ausencia de logros legislativos a lo largo de su carrera política.
Si hay algo más que caracteriza a Filipinas en la lucha por el poder, es el peso que juegan las familias durante todo el proceso electoral. Las siglas de las formaciones políticas ceden protagonismo a los apellidos que las constituyen. Marcos es uno de esos nombre asociados a un linaje político con historia en Filipinas. Hija del dictador Ferdinand Marcos, Imee, ha sido también elegida para ocupar el puesto de senadora durante los próximos tres años.
Los resultados confirman, una vez más, el viraje de la ciudadanía filipina hacia un gobierno de carácter autoritario. Después de estas elecciones se constata que la polémica campaña antidroga, salidas de tono y los numerosos escándalos de corrupción no han hecho mella en Rodrigo Duterte ni en sus aliados políticos. Estas elecciones, una de las más desequilibradas en la historia de Filipinas, asfaltan un nueva forma de gobernar al más puro estilo Duterte. Entre las medidas, que podrán posiblemente ver la luz en un futuro cercano, destacan el restablecimiento de la pena de muerte y un debilitamiento de las libertades individuales.
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