A la vista de lo que está sucediendo en Cataluña; de los resultados de las elecciones del 28A en España; de la victoria incontestable de la izquierda en todo el territorio nacional, con las consecuencias que se puedan derivar de ella para los ciudadanos españoles y de la debacle que estamos viendo que se está produciendo en el PP, no tanto por los preocupantes resultados obtenidos en los comicios, uno de los peores registrados en todos los años que lleva de existencia, a través de las distintas siglas bajo las que se le ha conocido, y la no menos absurda, fratricida, egoísta y descabellada forma en la que Ciudadanos ha estado llevando la campaña de las pasadas elecciones, olvidándose de que el enemigo a batir era la izquierda y el separatismo, cuando su líder, el señor Albert Rivera ha insistido, una y otra vez, en cargar contra la derecha, representada por el PP y contra VOX, facilitando la labor de los socialistas y de los de Podemos, de presentar a ambas formaciones como dos gallos de pelea que pugnaban entre sí por los despojos que les dejara el partido, que finalmente ha resultado el vencedor, el PSOE del señor Pedro Sánchez. En realidad, tampoco les ha faltado razón.
Es verdaderamente complicado el llegar a entender, por un simple ciudadano de a pie, lo que le ha sucedido en este país para que, los resultados electorales, hayan dejado una situación tan explosiva y peligrosa para nuestra democracia como la que, finalmente, se ha producido en todo el territorio patrio. Una cosa parece que ha quedado clara: el pueblo español ha dado un giro hacia la izquierda, utilizando para ello lo que se podría considerar el uso de un tipo de memoria selectiva de lo que ha sido la historia de nuestro país desde que se inició la crisis del 2008 hasta la fecha. En efecto, nadie parece recordar la importante labor llevada a cabo por el gobierno del señor Rajoy cuando recibió, del de Rodríguez Zapatero, una España hecha girones, amenazada de quiebra soberana y a las puertas de tener que pedir el rescate de la UE.
La habilidad característica de la propaganda de las izquierdas y la irrupción de los comunistas bolivarianos, representados por Podemos, unidos en sus esfuerzos de desprestigiar al centro derecha en el gobierno, fueron suficientes para que, del gobierno de los populares solo se conservase todos aquellos aspectos que se podían utilizar en su contra, como los graves casos de corrupción que se destaparon con el caso Gürtel, los problemas surgidos en el gobierno de Valencia con el señor Camps, amén de la desastrosa y poco inteligente manera con la que la dirección del partido, encabezada por la vicepresidente Sáez de Santamaría, trataron desde el primer momento el complicado y espinoso caso del separatismo catalán, al que no se le dio la importancia que realmente tenía, ni se tomaron las medidas adecuadas para luchar en contra de su expansión hasta que las circunstancias y el desafío de los catalanes llegó al punto de convocar, por su cuenta, un referéndum ilegal que, pese a todo y a la valiente intervención de la Guardia Civil y la policía nacional, por mor de la evidente traición de los mossos de escuadra, pudo celebrarse aunque, evidentemente, sin ninguna de las garantías legales y requisitos precisos para que se pudiera considerar como conforme a derecho.
En estos momentos es evidente que, quienes parece que han sacado la mejor tajada del pastel que se va a repartir entre los distintos aspirante a participar de él, a nuestro modesto entender, son los partidos catalanes que, aunque enfrentados entre sí para ver cuál de ellos saca el mejor provecho de lo que se anuncia como una victoria para ERC en las elecciones del 26 de mayo, seguida seguramente de un resurgido PSC liderado por el señor Iceta, pese al fracaso que ha representado para los intereses del PSOE el hecho de que ERC y PDECat se hayan negado a respaldar en el Parlament Catalán, como candidato al Senado, a este político que se ha convertido en una de las personas de máxima confianza del actual líder del socialismo español. Lo cierto es que, aunque Iceta ha recurrido la resolución del Parlamento catalán, parece que el señor Sánchez y su equipo han adoptado, no sabemos si de forma transitoria, por designar a la señora Meritchel Batet para presidir el Congreso de Diputados en Madrid y al señor Cruz para hacerlo en el Senado si es que, de aquí a unos días, no se modifican las informaciones que se han difundido a través de la prensa. Pero, lo que se está respirando en estas tierras catalanas por lo que hace referencia a los que continuamos fieles a España, aunque residamos en esta autonomías, no parece que tenga aspecto de que sea algo que mejore nuestra situación que, aunque seamos la mitad de los habitantes de esta autonomía los que no deseamos que haya una separación entre Cataluña y el resto de la nación española, es evidente que quienes tienen el poder, los resortes para gobernar, la dirección de las fuerzas del orden, el control de las finanzas y la posibilidad de legislar sobre determinadas cuestiones, son aquellos que defienden el soberanismo catalán. La tentación de empezar a imponer sus propias reglas resulta patente tanto a nivel de la Generalitat como a nivel municipal y, si Dios no lo remedia, parece que no vamos a tardar demasiado en ver como se implantan en esta tierra normas que van a coartar los derechos de los ciudadanos y, en especial, si como parece que se está intentando implantar a nivel autonómico, una legislación que ponga límites a la libertad de los propietarios de fijar, para aquellas viviendas de su propiedad que quiera poner en régimen de alquiler, un límite legal a la cuantía de los mismos según los lugares en los que estén ubicadas.
No se olvide que se empezó por amenazar con la expropiación de las viviendas vacías, a las que se empezó con castigar con el pago de multas ignorando la posibilidad de que el propietario pudiera pensar en darle otro uso o reservarla vacía por si deseaba venderla en un futuro o mantenerla desocupada para que, en el futuro, pudiera habitarla alguna persona de la familia. Es evidente que la interpretación generosa y evidentemente sobredimensionado del derecho de la Administración a solucionar el problema de la vivienda destinada a aquellas familias que carecen de ella, apelando al derecho social de hacerse con la vivienda privada a costa el derecho de propiedad mediante el procedimiento de expropiación forzosa ( algo que, en principio, debiera in precedido de la declaración de utilidad pública y, por supuesto de una indemnización de acuerdo con el valor real del inmueble, según fuera la zona la zona y la ciudad en el que estuviere ubicado) En Barcelona, bajo del mandato de la alcaldesa de Podemos, Ada Colau, hemos tenido un ejemplo palpable de cómo se puede degradar un municipio y los derechos de sus ciudadanos, cuando quienes lo dirigen en lugar de preocuparse por mejorar la ciudad se dedican a convertirla en un nido de delincuentes, okupas, manteros indisciplinados y realizando actividades ilegales, policía aleccionada para que no actúen en contra de estos colectivos que se dedican a molestar al vecindario o dictar leyes y normativas que, como ha sucedido, vayan en contra del turismo y, como consecuencia, de todos aquellos negocios que de una forma u otra se benefician de él.
¿Acaso lo que parece que se nos avecina a los que vivimos en Cataluña, forma parte de los acuerdos secretos de la Generalitat con el señor Sánchez, a modo de anticipo de aquello que el señor Iceta anticipó sobre posibles cambios en la organización territorial de la nación española si se produjera una mayoría de los que quisieran salirse de la “opresión”, al menos así la califican los soberanistas, de la nación española? Mucho nos tememos que, a poco que se le ponga a tiro la posibilidad de iniciar una campaña para modificar la Constitución y consiga los apoyos necesarios para poder hacerlo (tiene asegurados todos los de los partidos de izquierdas y separatistas) entraría a saco en ella para sacar los actuales impedimentos para evitar la transformación territorial de la nación española y permitir que, el objetivo de Pedro Sánchez de federalizar nuestra nación, quedara legitimado dentro de los cambios que se llevaran a cabo en su texto. Es posible que el nuevo gobierno, presidido por los socialistas si, como se puede esperar de la sincronía con el señor Iglesias de Podemos, ya fuera con la participación en algunos ministerios del nuevo ejecutivo, ya fuera mediante pactos puntuales para permitir la gobernabilidad del país; no tuviera inconveniente alguno en convertir a la quisquillosa e incómoda Cataluña en moneda de cambio para que, abandonándola a su suerte y a un autogobierno, pudiera conseguir que el resto de la nación ( quizá con la espina del País vasco que se podría cauterizar con millones de euros de lo que se ven obligados a pagar al Estado por su convenio fiscal según los fueros que rigen en aquella parte de España), dejara de causarle problemas, de modo que pudiera mantenerse en el poder que es lo que, Sánchez, en definitiva está pretendiendo,.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, sentimos el vértigo de aquel que se asoma al abismo cuando se tiene la intuición de que, a poco que se descuide, se puede ver absorbido por la atracción del vacío. Lo malo es que, lo que se ha ido construyendo con tanto esfuerzo y sacrificio del pueblo español, aquellas libertades que nos ganamos aprobando una Constitución que nos garantizaba la propiedad privada, la igualdad de oportunidades, los mismo derechos para todos y el derecho de los españoles a asegurarse su futuro y el del país, mediante la libertad de mercado y el respeto por la ley de la oferta y la demanda; con la irrupción de estas nuevas corrientes basadas en principios defendidos por el socialismo internacional, existe la amenaza que, en estos cuatro años que le quedan por delante al gobierno socialista, tengan tiempo suficiente para acabar por arruinar totalmente a nuestra nación. Y ojo con lo que nos puede ocurrir con Europa.
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