"Huawei está preparado", ha dicho Ren Zhengfei, fundador del gigante tecnólogico, en una entrevista reciente concedida a medios chinos. El choque con Estados Unidos ha añadido Ren era algo inevitable en el momento en el que la empresa inició su camino para convertirse en el líder tecnológico mundial.
En mitad de la guerra comercial con China, Estados Unidos incluía en su lista negra la semana pasada al mayor proveedor mundial de telecomunicaciones. La consecuencia inmediata, la prohibición a compañías americanas de vender sus productos y servicios a Huawei. La medida, que ha venido acompañada de una moratoria de 90 días, implicaría la imposibilidad de seguir importando piezas esenciales como los Qualcomm chips o el acceso a la aplicaciones y servicios de Google, entre ellos Gmail, Google maps o YouTube.
Con esta acción Estados Unidos ha dejado claro que no confía en el gigante tecnológico. Huawei, con presencia en más de 170 países, constituye una amenaza para la administración de Trump, que ve en estos dispositivos una puerta al espionaje cibernético difícil de controlar una vez se haya abierto.
Ren Zhengfei lo desmiente. El fundador de Huawei insiste en que su empresa es independiente y que no debe llevarse la discusión al terreno de lo político. Aún así la batalla con Huawei no podría serlo más. Primero, por tratarse de China, un país donde la politica juega un papel omnipresente en la economía y segundo porque los avances tecnólogicos son una pieza clave en geopolítica. Aunque de momento, no hay ninguna ley que permita a las autoridades chinas reclamar información a empresas como Huawei, muchos no lo ven garantía suficiente en un país donde el imperio de la ley y la transparencia no cuenta con el respaldo de un estado democrático.
Las consecuencias que esta prohibición podría tener para Huawei no parecen dramáticas para Ren Zhengfei. ¨La capacidad de producción continua fuerte y las restricciones no causarán un crecimiento negativo para la compañía¨ ha asegurado el empresario. Las funcionalidades de los móviles y tablets en el mercado interno no se verían afectadas por el veto americano. Las aplicaciones de Google están censuradas en China y su acceso está prohibido en la actualidad. Los ciudadanos chinos tienen como alternativa mótores de búsqueda, servicios de mensajería online y plataformas de creación china.
Pero no solo el acceso a aplicaciones móviles tendría un impacto en la producción y venta de Huawei. Los chips son la columna vertebral de los aparatos tecnológicos y muchos de ellos vienen de Estados Unidos. En sus declaraciones Ren recordaba que Huawei produce la mitad de los chips y que la otra mitad vienen de América. ¨Huawei no quedará aislado del mundo¨ advertía. A pesar de las inversiones billionarias de las autoridades chinas para el desarollo de esta industria, una gran parte de los chips más complejos siguen importándose de Estados Unidos. Una situación que parece no asustar al gigante tecnológico al asegurar contar con un plan B.
Todo apunta a que el caso de Huawei no será el útlimo. En una alerta publicada por el departamento de seguridad nacional americano, y que ha recogido CNN, se identifica el uso de drones como un riesgo potencial para la información de una organización. Aunque el documento no da nombres, es inevitable pensar en DJI empresa con sede en el sur de China que produce casi el 80% de los drones que vuelan en territorio americano y canadiense.
Las autoridades chinas también cuenta con varias cartas en su manga. Los elementos de tierras raras, minerales esenciales en la producción de aparatos de tecnología avanzada, podrían ser una de ellas. China extrae el 59% del total exportado a Estados Unidos. La dependencia que se ha creado a lo largo de estos años y la reciente visita de Xi Jinping a una de estas minas han reavivado las especulaciones.
En la guerra comercial Huawei es la punta del iceberg. China ya hace mucho tiempo que dejó de ser la fábrica textil y la planta de reciclaje del mundo. El avance tecnológico es su insignia con planes de modernización como el ¨Made in China 2025¨ donde se incluyen subsidios a empresas privadas y públicas para el desarrollo de proyectos de Inteligencia Artificial, 3D printing, reconocimiento facial, 5G y microchips, entre otros. Medidas que la administración de Trump ha criticado duramente por considerarlas desleales y que urgen a la necesidad de dibujar un nuevo marco de acción.
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