El viernes 24 Theresa May anunció su salida en un discurso que acabó en llanto. Ella va a seguir como primera ministra hasta el 7 de junio justo para poder recibir y despedir a Donald Trump quien llega al país el 3-5 de junio.
May se convierte en el 37avo miembro de su gabinete que renuncia al gobierno, antes de llegar a sus 35 meses de duración. Nunca antes se había dado un gobierno con tantas resignaciones y con un promedio de uno cada mes. En menos de 3 años en el poder May fue toda una “dama de hielo” que tuvo más renuncias ministeriales que la otra mujer y conservadora que ha llegado a dicho cargo y que duró 11 años en el mismo: la “dama de hierro” Margaret Thatcher. May fue obligada a dejar su puesto tras que su cuarto intento de dar paso a un plan del Brexit fuese rechazado y cuando a horas de las elecciones europeas del jueves 23 rompió con ella Andrea Leadsom, quien fue su rival en la contienda interna tory y quien era la líder de la cámara de los comunes. Con un partido en abierta guerra civil donde algunos coqueteaban con el Partido del Brexit de Nigel Farage y el ex viceprimer ministro Michael Heseltine pedía públicamente un voto a los liberales pro-europeos, era inevitable que los tories se pueden desplomar.
El mayor detonante puede que hayan sido los resultados de las elecciones europeas que se acaban de dar en Reino Unido 12 horas antes que ella se despida de su cargo. Se supone que solamente hasta que termine de votar el último de los 28 países miembros de la Unión Europea el domingo 26 en la noche es que se podrán publicar las encuestas a boca de urna o contar los resultados británicos, pero ella ya debe estar informada de la tendencia.
Estos comicios pueden haber producido la peor derrota que hayan tenido los tories en sus 3 siglos de historia. El partido que más ha gobernado en Reino Unido y en cualquier democracia multipartidaria del mundo usualmente quedaba siempre entre los dos primeros lugares. Esta vez las encuestas muestran que los conservadores están entre el cuarto y quinto lugar y que pueden perder al 80% o más de los 13 millones de votos con los que hace dos años May fue reelecta. Algunos pronósticos hablan de que los conservadores podrían quedarse con muy pocos y hasta con ninguno de los 73 eurodiputados por el Reino Unido.
May no llegó al premierato mediante elecciones internas partidarias o generales, sino a través de un proceso de coronación y transacción dentro de los conservadores quienes optaron por alguien que pudiese unir a sus divididas filas. Ella trató de unir a todos y a la postre acentuó la fragmentación tory.
Hoy va a ser muy difícil que haya un nuevo aspirante que pueda unir al partido y ser ungido de la misma manera. Tal es la fractura interna que el partido puede volverse a dividir. Hace pocas semanas 3 parlamentarios ingleses y 2 europarlamentarias británicas se fueron del conservadurismo para fundar con disidentes laboristas el Grupo Independiente Cambio UK, mientras que muchos donantes y activistas conservadores han animado o votado al nuevo Partido del Brexit de Nigel Farage, quién habría ganado las euro-elecciones en Inglaterra.
Sea cual sea el nuevo líder que escojan los conservadores él o ella va a ser incapaz de tener una mayoría absoluta en el parlamento y tampoco va a poder hacer aprobar una propuesta del Brexit, por lo que es posible que nuevamente se extienda la salida del Reino Unido de la UE hasta después del actual plazo del 31 de octubre.
En medio de esta impotencia un eventual nuevo o nueva líder tory debería llamar a elecciones generales para buscar lograr una mayoría parlamentaria absoluta que le permitiese gobernar. Tal jugada podría convertirse en un tiro al pie pues en estos comicios quien podría ganar es el izquierdista Jeremy Corbyn comandando al laborismo.
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