Quien se considere buen lector seguro se sentirá apresado por la voluptuosidad apasionada y rebeldía de la obra literaria Relatos completos, de von Kleist. Aquí pues, una segunda reseña literaria de dos de ellos, La Marquesa de O y El terremoto de Chile.
La marquesa de O. Este relato de 54 páginas. Segundo en el orden establecido de su obra de Relatos completos. editada por Acantilado, nos lleva a disfrutar con la historia sorprendente de un drama de amor. Allá por las alturas de una acomodada de envidiable clase social. Según con el cristal que con que se mire, claro, situada en su alto pedestal de alcurnia. Hablamos de la prestigiosa Duquesa de O, brillante y culta dama residente en una ilustre ciudad italiana, madre de varios hijos “a los que educó con esmero”. Cuando de súbito hizo público en los medios de comunicación de la época, que se había quedado embarazada sin ser consciente de ello. Pasión de necesidad que se puede presentar según el corazón palpita desde sus adentros. Y parece ser que todo sucedió durante la cruenta batalla de los rusos por tomar la fortaleza de la ciudad italiana.
La valiente dama con dicha actitud provocó todo un escándalo en los ambientes sociales de su clase y también en la novelería del pueblo. Y no digamos de su severo padre, castigando a la hija viuda y que espera un hijo. Su sentida la madre sufriendo ante la actitud del marido y el sentir como mujer con el silencio ante tan inesperado y misterioso embarazo. La Marquesa de O, decidió retirarse a una hacienda propia y sostener el pulso de victoria o derrota en la lucha por lograr y darle al inocente que llega el nombre del posible y misterioso padre. Todo por la guerra maldita con la invasión de la ciudad del ejército ruso mandado por un audaz militar de graduación como protagonista, que pese a todas las luchas y desafueros de una guerra, como buen caballero ruso, muestra un embargado amor por esa embrujadora Marquesa de O. Drama y melodrama con la que la magia de von Kleist nos muestra la cara real y un tanto esperpéntica que son las clases sociales y las palpitaciones y deseos del corazón, siempre por encima de aquellas, que recrea un tiempo grabado en la historia de la literatura.
El terremoto de Chile. Es el título de este siguiente relato que comento y que sirve de pedestal a Heinrich von Kleist, para mostrarnos la efervescencia de su rebeldía frente a la sociedad descompuesta que le tocó vivir. En esta narración, una protagonista juvenil amorosa, Josefa, toma vida de manera trágica. Cuando un joven español llamado Jerónimo Reguera estaba a punto de colgarse de un pilar de la cárcel, donde pagaba condena al haber sido descubierto con amores de la hija de uno de los hombres más ricos de la ciudad. Quien al descubrir que mantenía relaciones amorosas con su única hija, poseído de una ira propia de su clase y el qué dirán, la condena sin piedad. Y en ella se narra la historia en la que se muestra el concepto de justicia de la época. Pues tan inocente criatura recibe el castigo de recluirla en el monasterio de Orden de los Carmelitas de Nuestra Señora del Monte.
Pero resulta que, como a veces Dios está en todas partes, de súbito un trágico terremoto natural de la madre tierra acaecido en 1647, conmueve y destruye parte de la ciudad de Santiago. Y al desesperado prisionero y apasionado enamorado Jerónimo, le devuelve la libertad, con la que de nuevo logra ver a su amada en la clandestinidad. Pero las malas lenguas, ante un desmayo de la joven en una procesión, gritaron a los cuatro vientos que la joven estaba embarazada. Y entonces el poder de la Santa Iglesia dicto fuera condenada a morir quemada, para ejemplo divino de la justicia de la cristiandad.
Una estremecedora historia y pasión amorosa, envuelta en los mayores peligros. En una ciudad convertida en escombros y una muchedumbre desamparada sin unas leyes y fuerzas protectoras que amparen y la defiendan del populacho y la rapiña. Así lo cuenta Kleist, la inocencia y el deseo que muestran al hombre ante la catástrofe y el desenfreno. Kleist se quitó la vida siendo muy joven, desesperado frente a su propia sociedad y sus leyes. Murió pobre, triste sin ver publicada su obra y lleno de honestidad. Convencido del compromiso de escribir y luchar por la verdad. Como ya García Márquez escribió sobre el deber, ya que el “buen escritor seguirá escribiendo de todas maneras con los zapatos rotos, aunque sus libros no se vendan” Rico ejemplo ante la mediocridad plumífera y política que nos asfixia.
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