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«La bóveda de los recuerdos», de Carlos Alonso Sainz, no es un libro más sobre la Guerra Civil

Entrevista al escritor madrileño sobre su nueva novela, en la que habla de memorias que se pierden, pero también de otras memorias que se recuperan
Eva Fraile Rodríguez
martes, 26 de noviembre de 2024, 09:16 h (CET)

La bóveda de los recuerdos del escritor Carlos Alonso Sainz habla de memorias que se pierden, pero también de otras memorias que se recuperan, y el lector puede descubrir que estas tienen mucho que ver con nuestra historia más reciente, la Guerra Civil española. Sin embargo, Sainz nos asegura que este no es otro libro más sobre la Guerra Civil y vamos a descubrir por qué. Como también vamos a descubrir cuál es su relación con el tema y por qué ha sido publicado ahora.


Presentación novela Dénia 25 9 2024  (5)


1–Carlos, si te soy sincera, no sé por dónde comenzar. Hay muchas cosas que quiero preguntarte. Una de las que más me llama la atención es por qué escribir ahora, tras el cese de tu vida laboral, y no durante.

Creo que te refieres a “compartir”, a la experiencia de publicar para que la gente te lea, porque en realidad toda mi vida he estado escribiendo.


Siempre. Toda mi vida he estado escribiendo, hilvanando historias muy heterogéneas que, a veces han cuajado en relatos o algo más y otras veces se han atascado, pero jamás he dejado de inventar y retorcer las tramas y los temas más dispares.


Sí que es cierto que ahora quizá tengo algo más del sosiego necesario para terminar de dar forma a algunas cosas que me andaban rondando. También, no lo sé cierto, puede que haya cosas atascadas porque todavía no había vivido lo suficiente y no podían ser escritas. De todas formas, soy consciente de que la coincidencia en el tiempo de la publicación de mi primera novela iba, irremediablemente, a disparar la primera impresión de: con lo bonita y saludable que es la “zumba”, o el “macramé”, otro que se pone a escribir al jubilarse. No es así, no soy un tipo que ahora que tiene tiempo se pone a escribir. Siempre lo he hecho. Nunca he tenido un día completo, por muy inundado de cotidianeidad que estuviera, si no lo he acabado con dos cosas que siempre debo tener entre manos: una lectura o varias y alguna cosa a medio escribir.


2– El miedo a perder los recuerdos… Otra característica que me ha impactado con respecto a este constructo de ti como escritor. ¿De dónde viene este miedo?

Creo que somos lo que somos porque tenemos memoria de lo que hemos sido. Con la memoria y con los recuerdos, aunque no seamos conscientes de ello, nos vamos construyendo a diario, tejiendo un andamiaje que va sustentando todo el resto de nuestra vida. En la medida que ese andamiaje se puede deteriorar, perdiendo elementos, nuestra vida presente se hace más inestable, menos sabia.

Podría decirse que, en la medida que olvidamos cosas, vamos también perdiendo identidad, como si empezásemos a morir. Algo parecido ocurre cuando se ignora, por olvido o por conveniencia, la memoria social. Solo hay que mirar la actualidad: el auge de la extrema derecha y de los movimientos nazi-fascistas en Europa, donde se reproducen, con una exactitud escalofriante, los escenarios y los parámetros de los años treinta que condujeron al apocalipsis.       


3– Estás vinculado con el proyecto de preservar la Memoria Democrática. ¿Nos hablas de ello?

Sí, desde finales de los noventa, me pareció una causa justa que merecía dedicación. Puede que también fuera espoleado en aquel momento por el aluvión de libros que se publicaron de pseudohistoriadores y revisionistas con la intención innoble de reescribir una parte de la historia de España, del período de la II República y la Guerra Civil, para blanquear la ignominia.


La Transición Democrática no ayudó a hacer justicia ni con los represaliados de la dictadura ni por la recuperación de la memoria colectiva. De hecho, todo aquel proceso se montó sobre la premisa del olvido, del borrón y cuenta nueva, del mirar hacia adelante.


A partir de la Ley de Memoria Histórica del 2007 parece que se va a dar un impulso serio a todo esto, pero los palos en las ruedas son constantes. Como las heridas están abiertas, mientras unos abrimos fosas en las cunetas y en los cementerios, otros no dejan de gritar: ¡dejad de escarbar! Es entonces cuando me pongo a colaborar activamente en el tema apoyando todos los actos y actividades de las Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica y a nivel local, especialmente, en Dénia, la ciudad donde resido, con la Asociación Cultural Vent de Progrés. Si bien mi implicación, la mayor parte de las veces es en un plano de apoyo, dedicar tiempo, presencia y “voluntariado” (ayudar a poner micros, sillas y todo eso), hay una acción de la que me siento particularmente satisfecho: me encargué de coordinar e impulsar, junto a miembros de la Asociación, el proyecto de dar forma de libro a las memorias manuscritas de un vecino de Dénia: Juan Bertomeu.

En ellas, de una forma muy fresca y directa Bertomeu describe su vivencia de la Guerra Civil desde Dénia, pasando por varios escenarios, y la represión de la posguerra en la ciudad. El escritor Rafael Chirbes se encargó de la corrección y el prólogo y finalmente lo presentamos el 14 de abril de 2014.


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4– La bóveda de los recuerdos, tu primera novela. Seguramente que ya me hayas dado muchas pistas en las preguntas anteriores, pero ¿qué me puedes contar sobre esta historia?

Lo primero que me gustaría decir, y no me canso de repetirlo, es que no quería escribir otro libro más sobre la Guerra Civil, de hecho, es el escenario que menos aparece en la novela. Me interesaba incidir en el tema de la angustia personal que produce ir perdiendo recuerdos que, casi sin ser conscientes, se van desvaneciendo.    

            

La bóveda de los recuerdos es la suma de varias historias, armadas en una estructura circular y en varios escenarios geográficos y temporales, donde he tratado de cuidar hasta el más pequeño detalle en la ambientación. Las vivencias de un niño del tardofranquismo, un adolescente de la Transición democrática, un héroe anónimo de la Guerra Civil, o una mujer actual tratándose de encontrar a sí misma. Todas conviven en la misma trama convergiendo en las últimas páginas, cerrando un círculo.

            

Como elemento omnipresente y, de hecho, lo que me dio la idea de toda la novela, está el escenario congelado del archipiélago de Svalbard, en Noruega. Allí se encuentra el Almacén Mundial de Semillas. Una bóveda subterránea donde se guardan muestras de semillas de todo el mundo y de todas las especies conocidas, para que puedan ser recuperadas en caso de un cataclismo o catástrofe global. Era una metáfora perfecta de lo que pretendía: conservar recuerdos, conservar memoria.


5– ¿Cómo está siendo publicar tu primer libro?

Estoy aprendiendo mucho. El mundo editorial y de la publicación era, y sigue siendo, para mi un universo desconocido e inexplorado. Tras teclear “Fin” en el último capítulo, por primera vez en algo que hubiera escrito, me dan ganas de que la gente lo lea. Me asalta algo que todavía no me había planteado: esto ¿se podrá publicar?, ¿cómo? Empiezo entonces a ser atrapado por algo que luego he leído por ahí que se llama “síndrome del impostor”. Me consumo buceando en la red sobre el tema y sopesar todas las opciones: enviarlo a una editorial, copublicarlo, autopublicarlo… todo con sus pros y sus contras. Mi primera opción es enviarlo a una editorial y esperar meses, inocentemente, que lean el manuscrito de un desconocido. Luego, el tema de la coedición me sonaba a lo de “el producto soy yo” y no tenía ganas de que me endosaran un lote de ejemplares para venderlos por mi cuenta a amigos y familiares como quien te encasqueta lotería del AMPA del cole.

            

Así que, por qué no decirlo, me pudo el ego y la vanidad de sentir enseguida entre los dedos el tacto de mi primera novela y opté por Amazon KDP.


6– ¿Qué esperas a partir de ahora, Carlos? ¿Qué te gustaría que suceda?

Me preguntas algo que tú ya sabes: quiero que la novela se conozca y que se lea. Creo que la propia novela es la mejor carta de presentación para despertar el interés de alguna editorial tradicional.


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7– ¿Cuáles son tus próximos proyectos literarios?

No voy a dejar de incidir en el escenario de la Memoria, de hecho, tengo algunas cosas atascadas, pero que iré dedicándome a ellas. Ahora me apetece más trabajar en un cambio de tono. Quiero explorar otras cosas y tengo un proyecto bastante avanzado.

            

Me gustan mucho el tono y las obras del escritor finlandés Arto Paasilinna. Usa una manera de normalizar lo extraordinario que me fascina. Es un terreno en el que me siento muy a gusto.

            

El tema de mi próxima novela, con el hilo conductor de un episodio de violencia de género, es sobre la relatividad de muchos de los principios que rigen nuestras vidas que, en realidad no son nuestros, siempre son de otros. Por comodidad o por conveniencia los asumimos como propios. Un reducido grupo de personas muy dispares, con gran parte de sus vidas ya vividas, consiguen hacerse mejores personas convirtiéndose en asesinos. Y hasta aquí puedo leer. 

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