Una tarde algo ventosa de primavera, la del pasado 28 de mayo, se fusionaba con el principio de una lírica y paulatina degradación lumínica anunciadora de que algo jugoso estaba a punto de gestarse por emplazamientos tan céntricamente matritenses.
En la planta segunda del Casino de Madrid (sito en Alcalá 15) tenía lugar a eso de las 20’00 horas la conferencia-recital del ubicuo profesor y poeta José Luis Pérez Fuente, que previamente fue presentado por el director de la Tertulia Poética del Casino de Madrid, Alfredo Gómez Gil, quien destacaría muchos de los numerosos proyectos en que en los últimos años ha estado embarcado y que como consecuencia han dejado un rastro de librescas muestras de índole poética, ensayística y didáctica.
Uno, que ha frecuentado bastante a Pérez Fuente, puede apuntar que este porta una concepción lírico-acrobática del desencanto, el cual de su pluma brota así como pedagógico-humorístico, rayando con una sublimidad vecina de lo sorpresivo, toda vez que se maneja en un costumbrismo díscolo y travieso.
Él mismo explicó cómo lo que más le gusta de la poesía es que llegue al lector, entendido este como cómplice, ya que buscaría compartirle mensajes, conmoverlo…
Y también aparecería en la tertulia otro personaje en el que Pérez Fuente se desdobla en el ámbito creativo-literario, pues a ese médium que habita entre el creador y lo creado que dicho creador no cree haber podido crear, él lo llama “Jaco Liuva”, y vendría a ser un “alter ego” (ducho en la apostilla) archipresente en su quehacer. Este personaje en que circunstancialmente se instituye se lo inspirarían los heterónimos de Pessoa.
Y habló José Luis de lo importantes que son para él las palabras en un sentido trino, esto es, como un sistema basado en tres elementos: la sonoridad, el ritmo y el significado, lo que conformaría la base que da sentido a su poesía, una poesía que busca, entre otras cosas, remover el espíritu y promover la reflexión.
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