A mucha gente le sorprende cuando un catedrático universitario como el español Jorge Verstrynge se declara proteccionista y admirador de De Gaulle, de los jacobinos como Robespierre, y del líder bolivariano de Venezuela Hugo Chávez. Probablemente estos “sorprendidos” olvidan qué tiempos vivimos, y pretenden asimilarnos a la cuadratura del círculo en el cual forjaron sus disciplinadas ideologías.
Parece una contradicción para ellos que alguien se posicione como liberal al hablar de libertades individuales, y al mismo tiempo sea partidario de la causa social en una nación periférica, para terminar posicionándose a la izquierda del espectro político en un partido como Podemos.
Verstrynge no es partidario de las ambigüedades, y lo ha expresado a los medios refiriéndose al problema del Sahara: “El pueblo saharaui no existe. Es una creación de Argelia y una parte de la izquierda española que, lamentablemente, aún no tiene conciencia de la situación real en ese territorio marroquí”.
De pasado conservador, hoy Verstrynge adhiere al partido Podemos, fuerte apuesta de la izquierda española.
Si alguien llama a semejante posicionamiento incoherencia, les invito a conocer la realidad política latinoamericana, donde sobreviven nacionales socialistas amparados por izquierdas atrincheradas en el nacionalismo de países con mayoritaria población amerindia como Bolivia.
La falta de lógica de los detractores de Verstrynge sobrepasa los límites de la geopolítica, pues la economía (“Es la economía, estúpido!”, slogan ganador de elecciones en Estados Unidos) acude en auxilio de sus razonamientos demostrando que Marruecos es fundamental y eslabón fuerte para el desarrollo africano y la sociedad entre su continente y Europa.
Aunque ya hace varias décadas el premio Cervantes de Literatura Juan Goytisolo había dejado en ridículo las tesis pro-argelinas del autodenominado Frente Polisario, la campaña propagandística sufragada por las petrodivisas argelinas, logró la proeza de sostener en terapia intensiva a un anacrónico aparato publicitario que ha logrado sobrevivir hasta el presente contra todas la predicciones.
Dicen que la hipocresía es un homenaje que el vicio rinde a la virtud, y quienes fingen creer en causas falsas y que además están hace tiempo perdidas son los referentes principales.
Encabezan el rating de hipocresía las empresas latinoamericanas que apoyan a los enemigos de Marruecos, siendo los principales compradores del fosfato extraído del Sahara marroquí. Venezuela, que en la retórica se “solidariza” con la causa “saharaui”, lidera la nómina. Algo imperdonable, siendo que un admirador del líder bolivariano Hugo Chávez, Verstrynge, les ha revelado hace mucho tiempo la precisa.
Si consideran que un admirador de De Gaulle que al mismo tiempo adhiere a la izquierda española e idolatra a Hugo Chávez es un extravagante, les invito a recorrer Latinoamérica, y enterarse donde ha ido a parar la disciplina marxista ortodoxa que aún suponen artículo de Fe.
Les puedo asegurar que a los incautos que hoy aparecen como detractores de Verstrynge, les espera una gran sorpresa. LAW
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