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Verano, época de proliferación de plagas | |||
Entre las invasiones urbanas más comunes se encuentran las de hormigas, mosquitos, palomas, ratas, garrapatas, cucarachas, grillos, saltamontes, polillas y avispas | |||
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Afortunados aquellos que jamás se han visto en la tesitura de tener que lidiar con una plaga. Pero que no lo hayan tenido que hacer hasta ahora, no significa que estén libres de tener que hacerlo en el futuro. Y es que, las plagas se han convertido en algo mucho más habitual de lo que a priori la mayoría podría pensar. Y, tal y como indican desde ADMA Plagas, “si existe una época en la que la proliferación de plagas es más fructífera esa es la época estival. Las temperaturas elevadas unidas a la abundancia de comida y al fomento de la reproducción, hacen de esta estación la más propicia para la proliferación de plagas”. - Intentar mantener una temperatura óptima y la vivienda correctamente aislada. - No acumular suciedad, basura o desperdicios. |
Cada 25 de abril, el mundo conmemora el Día Internacional del ADN, un tributo al hallazgo que cambió para siempre nuestra comprensión de la vida: la estructura de doble hélice del ácido desoxirribonucleico (ADN). En 1953, James Watson, Francis Crick, Rosalind Franklin y Maurice Wilkins desentrañaron este enigma biológico, sentando las bases de la genética moderna. Pero ¿qué hace al ADN tan extraordinario? ¿Qué nos anuncia para el futuro?
Marian Diamond desafió la ciencia de su tiempo y demostró que el cerebro puede rejuvenecer, crecer y transformarse si se le da lo que necesita: estímulos, curiosidad y vida. Estudió una muestra del cerebro de Albert Einstein y lo hizo con la mirada de quien sospecha que incluso los genios tienen secretos escondidos entre las neuronas. No era un gesto de irreverencia. Era ciencia de la que hace historia.
Un estudio internacional de siete linajes de plantas vasculares, que ha contado con la participación de investigadoras del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el Real Jardín Botánico, revela que el impulso del viento, las corrientes marinas y las aves han facilitado el asentamiento en las islas subantárticas de flora propia de zonas del hemisferio sur como Australia, Nueva Zelanda o Sudamérica.
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