O, al menos, que existe ese riesgo o posibilidad según lo que dicen algunos dirigentes del PSOE. En el período de negociaciones para el establecimiento de pactos de gobernabilidad es entendible que existan presiones entre los partidos políticos para lograr mejores resultados en los acuerdos políticos. Lo que sucede es que los ciudadanos españoles creo que no ven con buenos ojos otras elecciones.
La incapacidad para alcanzar pactos y lograr la gobernabilidad en el ejecutivo central es algo que plantea grandes interrogantes en el presente y también de cara al futuro próximo. Parece que lo más apropiado es no entrar en un bucle repetitivo continuo de elecciones generales.
O, tal vez, pueda ser visto por algunas formaciones políticas como una oportunidad de conseguir más escaños y un reforzamiento considerable de sus posibilidades para gobernar. Pero esto puede no suceder.
Los problemas del alto nivel de desempleo, la pobreza existente, la desigualdad económica excesiva, el cambio climático, la cuestión de la dependencia, etcétera., no pueden esperar. Se precisa la puesta en marcha ya de programas políticos efectivos.
Además, los gastos derivados directamente de una nueva convocatoria electoral no son despreciables. Por tanto, es necesario, en mi opinión, que se constituya un gobierno estable que tome decisiones y que gobierne tomando medidas sociales para garantizar un Estado del Bienestar a todos los ciudadanos de este país. Y que se implanten medidas para una lucha más eficiente contra el fraude fiscal, la economía sumergida y otras cuestiones de Estado que repercuten, de modo directo, en todos los españoles. El pacto educativo está todavía por realizar. Y todos estos asuntos se quedan en el tintero si tienen que repetirse las elecciones.
Igual es mejor un gobierno de técnicos o tecnócratas o un ejecutivo en funciones durante un tiempo. Cada partido quiere que se respeten sus condiciones en las negociaciones, pero debe primar el interés general. España considero que no se puede permitir el lujo de estar con un gobierno en funciones durante meses, con las consecuencias que se derivan de esta situación de paralización en algunas cuestiones, aunque el Estado siga funcionando.
Espero que no entremos en un bucle infernal de repetición de los comicios generales que nos lleve al desastre económico y a que no se puedan llevar a cabo las políticas sociales que son imprescindibles.
Y no es una posibilidad casi imposible, porque si los resultados electorales son semejantes o similares y la negociación fracasa seguiremos con gobiernos en funciones. Es una alternativa que considero muy poco probable, pero no es descartable del todo. El bien común debe anteponerse al puro interés partidista.
Esta semana el tema que ha saltado a los titulares de los periódicos tanto en papel como digitales, aunque esta diferenciación es relativa, ya que conviven ambos formatos en muchos diarios, es el de la violencia de género. Y no es extraño, porque la violencia no es admisible en las relaciones personales.
A pesar de las campañas de sensibilización en contra del uso de la violencia contra los demás, no se logran grandes avances. No cabe duda de que es muy difícil controlar los comportamientos agresivos de los que ejercen la violencia contra otros sujetos.
Aunque existen números telefónicos de ayuda y asistencia siguen produciéndose continuamente actos de violencia que acaban con la vida de personas en nuestro país. Sobre todo con mujeres.
Los cuerpos policiales hacen todo lo que pueden, pero es muy complicado llegar siempre a tiempo para evitar estas conductas violentas. Las nuevas generaciones ya consideran que la violencia de género es una lacra y que no puede ser tolerada de ninguna manera.
Existe también una concienciación general en contra de la violencia que se manifiesta o expresa, por ejemplo, en concentraciones o actos de repulsa ciudadana, cada vez que muere una mujer por la violencia machista.
Mientras no se fije en la mentalidad de algunas personas que nadie es propiedad de nadie no parece que se vaya a lograr que no haya más asesinatos o crímenes.
Insistir en la libertad y autonomía de todos es primordial para la transformación de las mentalidades violentas y agresivas de algunas personas. Y esto es aplicable a la situación de España. Por supuesto, pueden ser aconsejables otras muchas medidas educativas y de otros tipos para parar este tipo de violencia, como más móviles con botón de pánico efectivo.
En el argot madrileño hay una palabra para designar a aquellos que hacen el “primo”, y el “panoli”; pues bien, no quisiera que por un exceso de caballerosidad, de fairplay o de condescendencia con el adversario político, el PP de Núñez Feijóo deje contar las atrocidades que comete el Gobierno de Pedro Sánchez. Vox tiene claro que va a contar y a denunciar cada barbaridad, cada atrocidad, cada charlotada de Sánchez.
La mezquindad y la mediocridad no son simples defectos morales individuales, sino que son fuerzas corrosivas que pueden fragmentar severamente el tejido social, minar el potencial colectivo y fomentar la alienación de las personas. Estas actitudes, al arraigarse en las relaciones humanas, bloquean todo tipo de cooperación puesto que desconfían del mérito de quienes puedan llegar a tener algún talento real que no sea chupar medias.
El Parlamento australiano ha aprobado la primera ley mundial que prohíbe el acceso a redes sociales a los menores de 16 años. Con la finalidad de hacer realidad la protección digital de los adolescentes y niños. Es una medida polémica, ya que puede parecer excesivo tomar una medida tan radical. La ley contempla multas de hasta unos 30,5 millones de euros para las plataformas que la incumplan.