En las tiendas se compran los huevos por docena o media docena. Hoy eso mismo pasa en las elecciones para escoger al futuro primer ministro británico.
A principios de junio había una docena de contendientes dentro del partido conservador para disputar por tal puesto, pero ya en el día del padre se habían reducido a media docena. Algunos no habían alcanzado a tener el respaldo de 8 de los 313 parlamentarios tories para inscribirse, 3 quedaron desclasificados en la primera ronda del jueves 13 y uno, Matt Hancock se retiró pese a quedar habilitado para apuntalar a Boris Johnson, seguramente a cambio de alguna cartera importante.
El martes 18 hay una segunda ronda donde la media docena debería reducirse hasta que progresivamente solamente queden dos finalistas, los que serían escogidos por 150 mil militantes tories. El resto de aspirantes no quiere quedar como huevos fritos sino ser parte del nuevo gabinete que el nuevo primer ministro ofrezca como una apetecible tortilla a los 66 millones de británicos, quienes, casi en su totalidad, no habrán votado por su nuevo primer ministro.
Los debates que se han dado y se darán en TV no buscan convencer al público para que opte por alguno de ellos. Por ahora son 313 parlamentarios tories quienes los seleccionan y luego será solamente hecho por el 99.7% de los británicos que tienen carné del partido en el poder. En sus intervenciones los distintos candidatos buscan demostrar a sus colegas parlamentarios sus habilidades pero también negociar futuros cargos ministeriales en lo que es más probable, un gobierno liderado por Boris Johnson.
En la primera ronda Johnson obtuvo 114 votos (36.4%) sacando más que la suma combinada de sus tres más inmediatos contendores, cifra que si mantiene le basta para entrar a la final (pues ya no habrían dos candidatos que le pudiesen superar). No obstante, él ha sido endosado por 2 de los 4 candidatos que participaron en esa ronda y que ya no están en carrera (Hancock y Esther McVey) quienes juntos sumaron 29 votos. Si estos últimos fueran a parar a Johnson, él llegaría a los 143 votos, aunque hay otros 21 votos a ganar que son de los otros dos candidatos que fueron eliminados en la primera ronda (los euro-escépticos Mark Harper y Andrea Leadsen).
Johnson no fue el debate el domingo 16 de junio y al día siguiente en su columna semanal en el Telegraph, el diario de los conservadores que le apoya, él se ha centrado en prometer que en media docena de años que él va a garantizar acceso a internet súper-rápido a todos los rincones rurales del Reino Unido. Este genio en ganar elecciones quiere obviar tocar el tema picante del Brexit hasta que pase la segunda ronda y aparecer como el gran candidato que le puede proporcionar un líder carismático y popular a un partido que acaba de recibir su peor derrota electoral en su tri-centenaria historia.
A estas alturas el único enemigo que pudiese tener Boris es él mismo. Un error suyo pudiese evitarle que gane por goleada. Una encuesta publicada en el Sunday Times ha revelado que los tories se vienen recuperando y que empatan ya el segundo lugar con los laboristas con el 21% de apoyo quedando a solo tres puntos debajo del Partido del Brexit, el cual se espera que paulatinamente vaya perdiendo peso a medida que el brexitero duro Johnson se vaya consolidando como nuevo líder de los tories.
Mientras esto pasa, los millonarios que financian al conservadurismo se vienen poniendo de acuerdo con los que hacen lo propio con el otro gran partido de la derecha británica (el del Brexit de Nigel Farage) para que, en caso de darse elecciones generales, se dé un pacto entre tories y faragistas mediante el cual ellos se apoyarían o no presentarían candidatos rivales en los distritos electorales donde uno de los dos tiene mejores posibilidades de derrotar al laborismo. Si Johnson sale electo primer ministro él no ha de tener para nada fácil el nuevo terreno. El “padre de la cámara de los comunes” Kenneth Clarke, un viejo parlamentario conservador, ha amenazado que él estaría dispuesto a votar por la caída de cualquier gobierno de su propio partido si es que éste propone salirse de la UE el 31 de octubre sin acuerdos, algo en lo que podrían estar de acuerdo los conservadores John Major (ex primer ministro) y Michael Heseltine (ex vice primer ministro). En este sector también podría ubicarse el actual número dos de Theresa May, el canciller y tesorero Philip Hammond.
Los enemigos del Brexit sin acuerdo ahora se agrupan en torno a la candidatura de Rory Stewart quien con las justas se clasificó en la primera ronda y que requiere casi duplicar sus 19 votos iniciales para pasar la segunda ronda. Stewart es el único que ha dicho que no va a servir en el gabinete de Johnson (mientras que el resto busca un ministerio en éste) y que propone diferir el Brexit hasta lograr un acuerdo multipartidaria en el parlamento o, sino, en una asamblea cívica como la que se hizo en Irlanda.
De otro lado, Johnson se ve amenazado por el ERG (el partido antieuropeo dentro del partido conservador), el cual hoy es su gran apoyo pero que también le amenaza con romper abiertamente con los tories para pasarse al Partido del Brexit. Su líder es Jacob Rees-Mogg quien el jueves 13 en que Johnson ganó la primera ronda celebró su 50 aniversario. Su hermana menor Anunziata es una de las principales eurodiputadas del nuevo Partido del Brexit y ella quisiera lograr una reunificación familiar trayendo a su hermano mayor al Faragismo quien, de esta manera, podría lograr una bancada en el parlamento, cuando hoy no tienen ningún miembro en la cámara de los comunes o de los lores.
A pesar que todos los candidatos que compiten contra Johnson en las internas tories abiertamente muestran su pánico en poder adelantar las elecciones generales antes de que se realice el Brexit alertando del peligro que en éstas pudiese ganar Jeremy Corbyn, al cual le describen como un monstruoso enemigo común; lo cierto es que Johnson debe estarse preparando para dar ese paso. Él es el más experto ganador de elecciones en Reino Unido y debe estar calculando dar paso a elecciones generales anticipadas si el parlamento no secunda el Brexit para el 31 de octubre. En ese caso él quisiese agrupar al 40%-45% que en las últimas elecciones europeas y en todas las encuestas dan a los dos partidos de la derecha euro-escéptica (Conservadores y Faragistas) en torno a su persona.
Si bien Johnson es el que lleva la delantera en las internas conservadoras, a él le va a costar mucho lograr mantener de su lado a los 313 parlamentarios conservadores, varios de los cuales podrán desertarle e incluso sabotearle. Mientras tanto, Corbyn tal vez sienta satisfacción si Johnson gana pues sería la oportunidad para adelantar las elecciones generales que él tanto demanda y “vengarse” del hombre que le quitó dos veces la alcaldía de Londres a su amigo, el “rojo” Ken. Otra persona que también sentirá cierta alegría si Johnson es electo es Nicola Sturgeon, premier escocesa, quien aprovecharía ello para insistir en la independencia, en un nuevo referéndum para conseguir ello en el 2020 y de que la única forma para hacer que se cumpla la voluntad de dos tercios de escoceses para quedarse en la UE es hacer un “exit” (salida) del Reino Unido.
Para este martes solamente Johnson y los actuales secretarios de Estado de relaciones exteriores Jeremy Hunt y de medio ambiente Michael Gove ya consiguieron el suficiente mínimo de votos para clasificarse en la primera ronda. Ambos están dispuestos a postergar el Brexit a fin de salirse de la UE, cosa que les separa de Johnson.
Quedan otros tres aspirantes. Dominic Raab es más duro que Johnson ante el Brexit pues no solo quiere salirse de la UE con o sin acuerdo este 31 de octubre, sino que él está dispuesto a suspender el parlamento en octubre a fin que no impida dicha ruptura. El ministro del interior Sajid Javid no tiene una posición tan diferente a la de Johnson en cuanto al Brexit pero ofrece su hoja de servicios y el ser el único musulmán, moreno y persona de una minoría étnica y extracción obrera que postula. Rory Stewart es el único que dice que él se va a oponer con todo a un Brexit sin acuerdo el cual puede crear un desorden en la economía, las fronteras, en las tarifas de exportaciones e importaciones y en la paz en Irlanda del Norte. Si bien, este último, es el que más crece en la base conservadora no le va a ser fácil pasar la valla del martes 18.
Stewart es otros de los que ha caracterizado a Johnson de ser un bufón de circo. Boris, sin embargo, es un hombre que combina su sentido del humor con un gran olfato político. Él, no obstante, si llega al poder va a tener que demostrar una increíble habilidad circense: la de ser malabarista de huevos. Y él no va a poder darse el lujo de hacer que algún huevo se le caiga.
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