Extremar la precaución en verano es un deber antes de irnos de vacaciones. El periodo estival está lleno de viajes, aviones, nuevos destinos para desconectar y para disfrutar de unos merecidos días de descanso. No obstante, el mes de agosto en España es sinónimo también de robos en viviendas. Según datos del Ministerio del Interior, el aumento de robos con fuerza en domicilios en España ha aumentado en 2018.
Descripción generada automáticamenteLos datos del último estudio presentado por el organismo que dirige Fernando Grande-Marlaska refleja que en 2018 se produjeron 111.908 robos con violencia en domicilios. Unas cifras que no invitan a la tranquilidad en una época de prolongadas ausencias en casa.
Ventanas, puertas y persianas fuertes. Independientemente de la fórmula elegida, correderas o abatibles, lo importante es que proteja el interior de la vivienda. Contar con un cierre fuerte y un material de calidad, aumenta la fortaleza del producto y, por tanto, la seguridad del hogar. También hay que tener cuidado en la elección de los cristales.
Rejas en puertas y ventanas. A pesar de que en nuestra mente las rejas se asocian a la cárcel, hay muchos y actuales diseños que nos proporcionan la seguridad que necesitamos sin necesidad de dar un aspecto de prisión o andaluz a la vivienda. En el mercado podemos encontrar desde las clásicas ballestas de seguridad, fáciles de recoger cuando estamos en casa, hasta modelos más sofisticados y modernos como las ventanas mallorquinas.
Las alarmas, una opción indispensable. Un buen sistema de seguridad que ofrezca vigilancia durante las 24 horas del día disuadirá a los ladrones y evitará que la vivienda sea un objeto de deseo para los cacos. Además, en el caso de que el robo se produzca permitirá avisar a los cuerpos de seguridad para intentar neutralizarlo.
Revisar los accesos antes de marcharnos de vacaciones. Debe ser una tarea hecha a conciencia en la que debemos comprobar todas las puertas y ventas y verificar que está bien cerrado y justo como queremos dejarlo. Extremar la precaución puede hacer que no cometamos errores innecesarios.
La ilusión es parte de la estrategia. Hacer creer que estamos en casa y que el domicilio no está vacío es una manera de engañar a los ladrones. Para ello podemos valernos de la domótica, que nos permite manejar muchas partes de la casa en la distancia. Con ella, tenemos la opción de subir y bajar persianas varias veces al día, encender alguna luz por la noche e, incluso, la televisión o radio para que se escuche ruido. Si no disponemos de esta tecnología, otras opciones son no dejar todas las persianas bajadas, dejar siempre alguna luz encendida, programar la televisión para que se encienda a ciertas horas del día o contar con la ayuda de algún vecino que no esté de vacaciones para que quite el correo del buzón o pase al menos cada dos días a regar las plantas, bajar unas persianas y subir otras, y cambiar la luz que está encendida. La idea es que parezca que hay gente dentro.
Por otro lado, si al regreso la casa está abierta o te avisa algún vecino de que ha visto algo raro, lo mejor es no entrar la vivienda. Debemos entonces llamar a la policía y ellos comprobarán si la vivienda está vacía y si hay alguna prueba que les pueda ayudar a detener a los ladrones.
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