Tal y como sucede con la música, la literatura o el cine, el vino puede afectar de manera directa al estado de ánimo. Es habitual maridar comida y vino, y se sabe que este sabe distinto dependiendo del momento del día, la compañía o el estado de ánimo; ¿por qué no intentar entonces maridar vinos y emociones? Por eso Vinissimus nos da las claves para elegir el vino perfecto dependiendo del humor o del estado de ánimo para poder disfrutarlo al máximo.
Sexy: para todos aquellos que se sientan especialmente atractivos es hora de buscar vinos que ejemplifiquen la sensualidad, característica intrínseca de los buenos tintos borgoñones de pinot noir o del mejor Champagne.
Triste: cuando uno se siente más decaído lo mejor es recibir una buena dosis de energía que ensalce el ánimo, para eso, lo mejor es escoger un tinto de Toro, un syrah australiano o un buen Priorat de garnacha y cariñena. ¡El ánimo sube como la espuma!
Estresado: ¿ha sido un día duro y se necesitan sensaciones reconfortantes? Nada mejor que una copa de vino dulce o generoso. Un tokaji ligero (3 puttonyos), una garnacha del Empordà o una copita de un Ruby Port pueden ser la solución.
Feliz: burbujas. No existe ningún otro vino que se asocie de manera tan inmediata a un estado de ánimo. Podría ser Champagne, pero el Cava ofrece también excelentes posibilidades.
Fatigado: vinos blancos de buena acidez pueden ayudar a recuperar la chispa. Sauvignon blanc de Nueva Zelanda, un riesling del Mosel o incluso un buen Chablis son un acierto seguro.
Pensativo: en esos días en los que la cabeza no para de dar vueltas a lo mismo necesitamos complejidad y sensaciones reconfortantes para que nuestra mente encuentre las mejores ideas. Para eso, nada mejor que un vino blanco de chardonnay con madera, Borgoña si prefieren la sutileza, California si buscan intensidad.
Desatado: si el cuerpo pide ritmo, hay que buscar la energía de la juventud en el vino. Un tinto del Beaujolais, un vino joven de la Rioja o incluso un tinto gallego sin madera mantendrá a cualquiera activo siempre que se sea comedido.
Aventurero: ¿harto de la monotonía? ¿con ganas de nuevas sensaciones? Para estos momentos, lo mejor es buscar un buen vino natural y disfrutar con su seductora expresividad. España, Italia y Francia elaboran algunos de los mejores.
Desafiado: pocos vinos pueden hacer tanto por aumentar la confianza como un buen cabernet sauvignon. La nobleza de los mejores, sus notas de madera y grafito envolviendo una fruta de gran carácter, puede dar ese empujoncito necesario para hacer frente a cualquier desafío.
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