| Ficha técnica | 76 - Real Madrid: Llull (19), Rudy Fernández (14), Suárez (0), Mirotic (5) y Begic (6) -quinteto titular- Sergio Rodríguez (21), Carroll (5), Slaughter (2), Hettsheimeir (-), Draper (0), Darden (0) y Reyes (4).
72 - Barcelona: Huertas (10), Navarro (15), Rabaseda (0), Wallace (0) y Tomic (6)-quinteto inicial- Sada (17), Jasikevicius (-), Todorovic (-), Ingles (3), Mavrokefalidis (4), Oleson (9) y Lorbek (8).
Parciales: 21-14, 14-31, 15-13, 26-14.
Árbitros: Pizarro, Conde y Peruga.
Incidencias:Primera jornada correspondiente a las final de los ‘Play-Off’ de Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes (Madrid) ante 10.859 espectadores. |
|
El baloncesto siempre ofrece encuentros apasionantes cuando aparecen en escena Real Madrid y Barcelona. La calidad de sus jugadores, sorpresas tácticas, arbitrajes polémicos… siempre acuden puntuales a su cita, máxime cuando se trata de una final de Liga Endesa. Fue con mayúsculas un partido de fabricar aficionados. No sólo conllevó el triunfo del Real Madrid y su defensa del factor cancha, sino una remontada increíble e impensable ante un notable Barcelona. Fue una victoria de fe para el Real Madrid, representada como siempre en Felipe Reyes y en un mágico Sergio Rodríguez (12 puntos en el último cuarto).
El panorama del Real Madrid era bastante oscuro. No únicamente porque se marchó al descanso con diez puntos de desventaja (35-45), sino porque estaba completamente desdibujado. No era el Real Madrid de las grandes ocasiones, no era ese Real Madrid que ataca en oleadas certeras, ni siquiera ese Real Madrid que defiende con el cuchillo entre los dientes. Era un equipo endeble, con bastantes costuras sólo al descanso. Todas las heridas se concentraron en un hombre: Víctor Sada (17 puntos). El base tomó el mando del encuentro y demostró su mano caliente en el triple (4 de 4). El Barcelona estaba noqueando al Real Madrid. Y era sólo el segundo cuarto. Nada se recordaba de esas tímidas ventajas blancas en el comienzo (11-5 o 21-14), cuando parecía que el Real Madrid estaba más enchufado en el clásico.
Fue aparecer Sada en escena y derrumbarse todo el Real Madrid. El parcial fue escandaloso: 2-16 nada más encenderse el tiempo del segundo acto. El Barcelona era un ciclón en ataque, con transiciones rápidas y tiros certeros; defensivamente, incluso, todo era mejor, porque ni el Real Madrid anotaba ni daba velocidad a su juego. El Barcelona tenía, por consiguiente, el partido en su bolsillo. Quedaba eso sí todo el segundo tiempo.
Felipe Reyes, rebote clave
Éste comenzó con Navarro anotando desde el exterior (37-50), y dando muestras de que todo empezaba a decantarse a favor del Barcelona (tuvo una renta de hasta 12 puntos a favor). Nadie hubiera apostado por el Real Madrid. Porque debía producirse una metamorfosis de considerables proporciones. Pero sucedió. El Real Madrid se quedó a sólo 8 puntos en el arranque del último cuarto (50-58). Fue entonces cuando, esa fe que tiene el Real Madrid en sus opciones apareció en la cancha del Palacio de los Deportes. Fue cuando apareció Sergio Llull para ir sumando puntos desde los tiros libres, cuando Slaughter apareció en el vértice de una defensa aguerrida (la misma que hundió al CSKA de Messina en Euroliga), cuando Sergio Rodríguez se hizo dueño y señor del balón, anotando y mandando, y cuando Felipe Reyes capturó dos rebotes ofensivos, especialmente el segundo (73-72), certificando la remontada del Real Madrid. Y en escasos segundos, los árbitros (muy desacertados hasta entonces) desataron la polémica, la verdadera polémica cuando no vieron una mano sospechosa de Sergio Llull en una entrada a canasta sobre Sada. Ni falta ni balón al Barcelona. El Real Madrid cerró así su primer triunfo en esta final. Será recordado como el triunfo de la fe.
|