| Ficha técnica | 71 - Real Madrid: Llull (8), Rudy Fernández (11), Suárez (2), Mirotic (10) y Begic (7) -quinteto titular- Sergio Rodríguez (2), Carroll (4), Slaughter (0), Hettsheimeir (-), Draper (3), Darden (7) y Reyes (13).
72 - Barcelona: Huertas (3), Navarro (19), Ingles (4), Wallace (6) y Tomic (8)-quinteto inicial- Sada (2), Jasikevicius (0), Todorovic (2), Rabaseda (0), Mavrokefalidis (8), Oleson (14) y Lorbek (6).
Parciales: 10-11, 26-15, 19-20, 16-26.
Árbitros: Hierrezuelo, García González y Cortés.
Incidencias:Segunda jornada correspondiente a la final de los ‘Play-Off’ de Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes (Madrid) ante 12.348 espectadores. |
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Lo complicado era no ganar para el Real Madrid. No porque tuviera una mejor vitamina anímica después de apuntarse el primer duelo, sino porque tenía a toda una afición completamente entregada a la causa. Hacía temporadas, décadas, que no se sentía a unos espectadores tan concentrados en un encuentro. No hizo falta ni esperar al comienzo del encuentro. Desde minutos antes, todos estaban ya jugando. Era el sexto hombre. Cumplieron con su papel en esta final de Liga Endesa. Ganó el baloncesto (aparte del Barcelona). Quedaba por comprobar si ese ánimo se introducía en el cuerpo de los jugadores, si éstos sentían ese cosquilleo de las grandes ocasiones.
A tenor de lo visto en su puesto de escena estaba más que comprobado. El Real Madrid deseaba irse a Barcelona con una renta de campeonato. Su salida fue atómica: 10-2 y con una defensa formidable de Rudy Fernández sobre Navarro. No habían transcurrido ni cinco minutos de partido y Xavi Pascual ya agitaba el banquillo y su pizarra en busca de antídotos eficaces, y sobre todo, de efecto instantáneo. Lo consiguió. El Barcelona resurgió con un parcial contundente: 0-9. Se cerró, este primer cuarto, con ventaja azulgrana. Fueron de menos a más, al contrario que un efervescente Real Madrid. Éstos pagaban su porcentaje: 20% en tiros de 2.
Del cierre a la opción de remontada
El Barcelona (con un 33%) tampoco estaba muy acertado y sólo encontraba aire en Navarro (7 puntos al descanso) y en oleadas de Oleson y Lorbek. Insuficiente cuando enfrente está un Real Madrid en modo ganador, cuando aparecen secundarios como Darden (si fue contratado para estos partidos, refuerzo idóneo) o Begic, enorme ante Tomic. La competencia estimula al esloveno. Como lo hace el Barcelona con Felipe Reyes: 6 puntos y garra para empezar a construir una ventaja respetable: 25-17 (8 puntos). Un aviso, que al contrario que antes, se confirmó con hasta 10 puntos al descanso (36-26). El Real Madrid había recuperado el aire y desinflado al Barcelona, como desangelado y desconfiado en sus opciones: 43 a 20 en valoración absoluta de ambos bloques.
Pero quedaban todavía unos extensos y emocionantes 20 minutos. ¿Pasaría como en el primer encuentro? Es decir, ¿remontaría el Barcelona como hizo el Real Madrid? Todo era posible cuando hay tanta calidad en pista, aunque, ésta vez, se notaba una estresante presión. Había toda una vida en juego. Y porque el Barcelona se vio en el abismo, reflexionó en el descanso y salió, con Navarro, Tomic y Oleson (más una defensa más fuerte y cambiante de sistemas) al frente, en tromba hasta reducir todas diferencia a nada: 39-37. En sólo tres minutos. Un espejismo. Esto espoleó al Real Madrid, especialmente a Reyes (6 puntos) y Begic (4 puntos), quienes empezaron a imponer su poder en las zonas. Los blancos despegaron hasta los 14 de ventaja (53-39). No sólo por esto, sino porque volvieron a ser grandes en defensa y a contar con Draper, magnífico defensor y aguerrido estratega en ataque. Sin destacar en el curso, Draper está de notable en estas finales.
Navarro, infalible
Y el Barcelona entró en la fase determinante con aire. Todavía estaba en el partido: 55-46. Pero debía cambiar muchas cosas: mejor defensa, más agresivos, encontrar otros anotadores distintos a Navarro y querer dar la sensación de buscar el triunfo. Y lo hizo, demostró que es el actual campeón, y consiguió en una final agónico, no aptos ni para los no cardíacos. Fue posible porque Navarro hizo 7 puntos consecutivos nada más abrirse el cuarto y porque la defensa 2-3 de Xavi Pascual desarmó el ataque del Real Madrid (parcial de 16-26). Les costaba anotar tanto que en menos de cinco minutos todo estaba equilibrado: 59-57. Desde aquí hasta el final un intercambio de canastas y errores hasta plantarse en el minuto decisivo, un tiempo electrizante.
Primero anotó Mirotic un triple estratosférico (71-67). La victoria del Real Madrid estaba en su bolsillo. El baloncesto, como el resto de deportes, suele ser caprichoso, otorgando finales increíbles, como esa canasta triple de Wallace, sacando además un tiro adicional que falló (71-70). Le tocaba, entonces, al Real Madrid. Erró. Un mal pase de Llull a Slaughter otorgó el balón a Oleson, cuyos dos tiros libres pusieron al Barcelona arriba en el marcador (71-71). La última posesión, con siete segundos, era para los blancos. Pero fallaron. O más bien el aro escupió dos lanzamientos, el primero de Sergio Rodríguez y uno posterior de Carroll (quedó la duda de si hubo o no falta, al menos desde la grada del Palacio; dictará sentencia la televisión). El Barcelona celebró y se llevó a la Ciudad Condal el factor cancha e impidió que la afición blanca tuviera su recompensa a tanta entrega.
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