| Ficha técnica | 79 - Real Madrid: Llull (4), Rudy Fernández (15), Carroll (6), Mirotic (9) y Begic (4 -quinteto titular- Sergio Rodríguez (5), Suárez (-), Slaughter (5), Hettsheimeir (-), Draper (4), Darden (13) y Reyes (14).
71 - Barcelona: Huertas (2), Navarro (0), Oleson (4), Lorbek (3) y Tomic (9)-quinteto inicial- Sada (0), Jasikevicius (18), Todorovic (2), Rabaseda (0), Mavrokefalidis (3), Ingles (25) y Wallace (0).
Parciales: 20-18, 21-14, 14-16, 24-23.
Árbitros: Arteaga, Conde y Jiménez.
Incidencias:Quinta jornada correspondiente a la final de los ‘Play-Off’ de Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes (Madrid) ante 12.832 espectadores. |
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El Rey vuelve a ser el campeón de Liga Endesa. El Real Madrid regresa a lo más alto del baloncesto español después de cinco años de sequía doméstica. El campeonato más ansiado ya está en sus manos. La trigésima primera ya está en sus vitrinas. Es así porque el Real Madrid se impuso al Barcelona en el decisivo quinto encuentro, en una cita donde mostró más ambición desde el principio y funcionó como un bloque. Es también el éxito de un técnico como Laso, de perfil nada estridente pero que ha devuelto trofeos y baloncesto espectáculo a Madrid. El Real Madrid ya es campeón. Y un formidable Felipe Reyes, su MVP.
Nada se decidió antes del descanso. Lo contrario hubiera significado una profunda decepción para los amantes del baloncesto. No tanto para aficionados de uno u otro bando. Éstos habrían aparcado todo síntoma de proceso cardíaco agudo. La emoción acompañó a este clásico hasta sus últimos suspiros. No por falta de oportunidades. Las hubo desde el primer cuarto, cuando el Real Madrid apretó el acelerador desde antes de ponerse verde el semáforo. Su puesta en escena fue digna de los mejores guiones: baloncesto eficaz, balones fluidos, ideas claras, defensa fuerte, concentrados, movimientos corales… Ambición de ganar suele denominarse a estos comienzos. En cuatro minutos, 10-0 en el marcador y el Barcelona, más pasivo que de costumbre tardó todo ese tiempo en anotar su primera canasta.
Dos contrastes de afrontar un encuentro, resaltados por un excelente Carroll (6 puntos e hiperactivo) y un renqueante Navarro. El Real Madrid, sin embargo, como ya sucedió en otros momentos de esta serie no mantuvo sus velocidades de tren de alta velocidad. Se fue frenando a medida que despertaba el Barcelona: 20-18, al término del cuarto. Y eso que dos minutos antes, el Real Madrid reafirmó sus 10 puntos psicológicos (20-10). La causa: la zona de Pascual que colapsó al conjunto blanco.
Momento Draper
El segundo cuarto estuvo cercano en errores y aciertos. A partes iguales. El Barcelona, hacia el ecuador, consiguió escalar en el marcador (31-32) sobre su adversario, el aspirante a su trono. La emoción empezó a dominar sobre la calidad. Los nervios afloraron en jugadores y público, enganchado a la causa blanca desde antes de convocarse este encuentro. Entonces, cuando nadie imaginaba hacía dónde iba el partido, apareció Draper. Lección magistral de dirección, estando secundado por Darden. Dos refuerzos que aparecen en momentos críticos. Consecuencia: 10-0 de parcial. Del 31-32 se pasó al 41-32. Y descanso.
Este tiempo volvió a adormecer al Barcelona. Éstos concedieron dos mates consecutivos de Rudy Fernández.. El Real Madrid dibujó su máxima diferencia a favor: 45-32 (13 puntos). Números aparte, el conjunto blanco volvió a demostrar una mayor ambición de campeón en comparación con el Barcelona, buscando a su Navarro o sustituto. Esta apreciación desde la grada se confirmó cuando Rudy Fernández anotó, por fin, su primer triple en esta final: 50-33 (17 puntos). El Real Madrid parecía despegar a base de su poderío anotador e incómoda defensa. El Barcelona tiraba a canasta, pero siempre en posiciones altamente complicadas para acertar. Y, como complemento, el público: nunca antes disfrutó y empujó a su equipo como en esta ocasión.
Ingles y Jasikevicius, sustitutos de Navarro
Entre todos los aspectos positivos del Barcelona está el no desengancharse de un encuentro. Decidió no caer. En parte porque Jasikevicius (20 puntos) e Inglés (25 puntos) asumieron el protagonismo. Navarro estaba fuera de juego por sus problemas musculares. Eran los hombres con la mano más caliente. Se apretó el marcador al comienzo del último acto: 55-48. Todo podía suceder. Estaban Real Madrid y Barcelona en cancha. Pero nada cambió. El club blanco estaba más ambicioso y acertado. O mejor dicho, funcionaba como un grupo -mención especial para Darden y Reyes- y no a base de inspiraciones como los azulgranas. Los minutos fueron pasando sin saber por qué Pascual no recurría a su defensa en zona y entre canastas y canastas se estabilizó esa ventaja psicológica de diez y así se entró en el último minuto (76-67) donde el Palacio de los Deportes (hacía 20 años que no vivía una fiesta de ACB) y el Real Madrid alcanzaron su cuota de sonrisas más efusivas. ¡Eran campeones!
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