El término distopía fue acuñado a finales del siglo XIX por John Stuart Mill en contraposición al término eutopía o utopía, empleado por Tomas Moro para designar a un lugar o sociedad ideal. Así, distopía sería “una utopía negativa donde la realidad transcurre en términos antagónicos a los de una sociedad ideal”. Las distopías se ubican en ambientes cerrados o claustrofóbicos enmarcados en sistemas antidemocráticos, donde la élite gobernante se cree investida del derecho a invadir todos los ámbitos de la realidad en sus planos físico y virtual e incluso, en nombre de la sacro-santa seguridad del Estado, a eliminar el principio de inviolabilidad (habeas corpus) de las personas, síntomas todos ellos de una posterior deriva totalitaria del sistema.
En los sótanos del ‘establishment’, se estaba fraguando un verdadero golpe de Estado virtual que tendría su detonante en el impactante atentado de las Torres Gemelas (conocido como 11-S), atribuido a Al Qaeda, quedando desde entonces implementada la lucha contra el Eje del Mal (Irak, Irán y Corea del Norte) como leit motiv de la miopía política del nefasto mandato de George W. Busch y entronizando de paso a Bin Laden como icono del Imperio del Mal. Así, un mes después del atentado del 11-S, el gobierno de George W. Bush decidió secretamente anular una de las principales protecciones constitucionales de este país (habeas corpus) mediante la ley conocida como USA- Patriot Act bajo la justificación de su “lucha contra el “terrorismo” según documentos oficiales revelados a finales de 2005 en una serie de reportajes en el New York Times y recientemente dicho periódico reveló la existencia de un programa de escuchas telefónicas altamente clasificado para vigilar correos electrónicos y llamadas telefónicas en todo el mundo para buscar patrones sospechosos , heredera natural de la unidad de contra-inteligencia creada por Rumsfeld y conocido como Talon.
Asimismo, el citado diario informó de la existencia de la red de espionaje electrónica más sofisticada del mundo, (el llamado programa PRISM o Big Brother) , herramienta para monitorizar las comunicaciones de ciudadanos no estadounidenses a través de sus metadatos, verdadero monstruo virtual que habría extendido sus tentáculos hasta los servidores de compañías como Google, Apple, Micros Eloft, AOL, Facebook y Yahoo, programas ambos aprobados por el Congreso de EEUU a instancias de la Administración Bush en el 2.007 pero que por inercia apática continuaron bajo el mandato de Obama. Además, según una investigación del Washington Post, desde el 2002 se estableció la Oficina de Apoyo Estratégico (SSB), que trabajó clandestinamente sin limitaciones legales y bajo las órdenes del secretario de Defensa, Ronald Rumsfeld y entre cuyas acciones estarían los sangrantes episodios de vulneración de los Derechos Humanos en Abu Ghraib y Guantánamo, que pasarán a la Historia como paradigmas distópicos de naturaleza real (no ficticia) del siglo XXI.
Como colofón a esta deriva totalitaria de EEUU, estaría la firma con objeciones por Obama de la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA), que permite a las autoridades militares la detención indiscriminada de ciudadanos estadounidenses en cualquier parte del mundo (sin especificar los cargos que se le imputan ni el tiempo de detención), reservándose Obama la interpretación personal de la sección 1.021 de dicha Ley para según sus palabras ”asegurarse que cualquier detención autorizada se llevará a cabo conforme a la Constitución y a las leyes de guerra”.
El limbo jurídico de Guantánamo
Tras la significativa erosión de la imagen de EEUU en el mundo tras los sangrantes episodios de vulneración de los Derechos Humanos en Abu Ghraib y Guantánamo, una de las primeras decisiones de Obama tras su investidura en el 2009 fue firmar una orden ejecutiva para exigir el cierre de la prisión en la base naval de Guantánamo en el plazo de un año. Sin embargo, en su segundo mandato sus asesores todavía siguen buscando los mecanismos legales para finiquitar el "limbo jurídico" de Guantánamo, un espacio virtual fruto de la ingeniería jurídica del llamado "Comité de Guerra" (nombre en clave del selecto grupo de juristas y asesores que trabajaron a las órdenes de la Troika formada por Rumsfeld, Hayden y Cheney), verdaderos detentores del Poder durante el nefasto mandato de George W. Bush.
Por su parte, la mayoría republicana en el Congreso continúa su labor entorpecedora en un desesperado intento para evitar el esperado cierre de la prisión. Así, según prensalatina, el Congreso de EEUU, aprobó una enmienda del congresista republicano Jackie Walorski que prohíbe asignar fondos para la transferencia de los 56 detenidos de nacionalidad yemenita a su país, aduciendo” el posible efecto contagio al radicar en Yemen grupos terroristas asociados a Al Qaeda” .Asimismo y continuando con su política obstruccionista, el Congreso rechazó asimismo una enmienda de los demócratas que pretendía eliminar las restricciones de fondos para el traspaso a territorio norteamericano de presos de este limbo virtual, lo que ha favorecido el retraso “sine die “ del esperado cierre de Guantánamo.
¿Hacia la clausura del gulag de Guantánamo?
Obama, en el otoño de su mandato presidencial, estaría pensando seriamente en dejar como legado para la posteridad el finiquito definitivo del estigma impreso por la Administración Bush en los aparatos de poder (establishment). Así, según elmundo.es, Obama afirmó que “la guerra emprendida por George W. Bush no puede ser eterna” y citó a James Madison al decir que "ninguna nación puede preservar su libertad en medio de una guerra continua" por lo que deberá desinfectar el establishment de los virus patógenos inoculados por los lobbys de presión (lobbys financiero, complejo militar y lobby político judío), siendo una de sus prioridades el finiquito de Guantánamo, deseo quedó refrendado en su reciente discurso desde la Puerta de Brademburgo de la capital alemana donde afirmó que "hemos acabado con las guerras de Irak y Afganistán y Obama Bin Laden ya no está, pero no podemos lograr la paz en una guerra perpetua; tenemos que ir más allá y redoblar los esfuerzos para cerrar Guantánamo".
Guantánamo (Gitmo para los norteamericanos), se habría pues convertido en un anacronismo propia de la etapa soviética (gulags), blanco de las críticas de organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, como Code Pink', Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI), que han denunciado prácticas inaceptables para la dignidad humana (privación del sueño, encierro de los prisioneros desnudos en habitáculos con bajas temperaturas, interrogatorios extenuantes y suicidios) así como un lastre para el contribuyente, pues según avaaz.org, el coste de su mantenimiento sería de 150 millones de dólares al año para mantener a los 166 presos que están recluidos en la actualidad y que en su mayoría se habrían declarado en huelga de hambre (104) como protesta por el limbo legal en el que se encuentran desde hace más de una década.
Por su parte, el Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló recientemente el estatus de los 166 reclusos del penal de la base naval de Guantánamo (Cuba), tras una petición amparada en la ley de libertad de información (FOIA) y publicada por los diarios The New York Times y Miami Herald. Dicha lista incluye los nombres de los 86 presos de Guantánamo que tienen el visto bueno del Pentágono para ser transferidos a terceros países y eventualmente ser libertados al no existir cargos en su contra así como los nombres de 48 internos que están sujetos a detención indefinida. El estatus de "detenido indefinido" fue establecido por el Congreso de Estados Unidos en 2001 como un tipo de prisionero de guerra kafkiano, pues no pueden ser liberados al suponer según el Pentágono “un serio peligro para la seguridad nacional” ni pueden ser juzgadas, al no existir pruebas suficientes en su contra o estar las evidencias invalidadas tras haber sido obtenidas mediante prácticas inadecuadas, ( léase tortura), quedando tan sólo 32 reclusos con cargos activos en su contra entre los que se encuentra Jalid Sheij Mohamed, autoproclamado cerebro del 11S.
Plan de Obama para el cierre de Guantánamo
Obama contaría ahora con la inestimable baza del ex-fiscal jefe de la comisión militar de Guantánamo , Davis, quien en declaraciones a Change.org recomienda el cierre de dicha prisión, argumentando que “si cualquier otro país estuviera tratando a sus presos como nosotros a los de Guantánamo, lo criticaríamos rotundamente y con razón” además de las afirmaciones del Pentágono que indican que “86 de los actuales recluidos en Guantánamo no representan ningún peligro para la seguridad de EE.UU” y la posibilidad real de un inicio de conversaciones formales EEUU-Talibán. Así, el portavoz de los talibán en Doha (Qatar) Mohamed Naeem en declaraciones a la agencia Reuters, confirmó la intención de los talibán de iniciar conversaciones preliminares de paz con emisarios estadounidenses y la oferta explícita de liberar al sargento norteamericano Bowe Bergdahl, (preso desde 2009) a cambio de 5 de sus miembros presos en Guantánamo, como prueba de buena voluntad por ambas partes antes de iniciar conversaciones de paz.
Obama, deberá pues enfrentarse a la maquinaria obstruccionista del Congreso empleando sus atribuciones presidenciales para liberar a 86 detenidos libres de cargos y para designar a un funcionario en la Casa Blanca para que desarrolle un plan para cerrar la prisión. Dicho Plan, incluiría el empleo de Fondos Federales para enviar a territorio extranjero los 86 presos sin cargos activos ( posiblemente Yemen), los 48 que no pueden ser juzgados ni liberados a otro posible destino (Afganistán) y los 32 restantes con cargos en su contra a una prisión de alta seguridad de Estados Unidos a la espera de juicio ( se baraja la opción de Standish en Michigan, al ser una instalación penitenciaria próxima a su cierre y que podría ser reformada para combinar el sistema penitenciario civil con el militar).
Caso de lograrlo, Obama dejaría como legado para la posteridad el finiquito del lacerante episodio de Guantánamo y se granjearía la enemistad vitalicia del ‘establishment’, por lo que asistiríamos a una virulenta campaña de descalificación personal y política de Obama en los medios de comunicación dominantes (‘mainstream media’), no siendo descartable la gestación de una trama endógena que podría terminar por reeditar el Magnicidio de Dallas (Kennedy, 1.963) para lograr que EEUU vuelva a la senda de las pseudo democracias tuteladas por el poder en la sombra (‘establishment’).
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