En pleno mes de julio, se abre una batalla de papeles, informes, documentos, solicitudes e instancias entre el profesorado de primaria y secundaria con la intención de conseguir una plaza bajo pretexto o excusa, es decir, acorde a unas necesidades personales, dificultades familiares o situaciones médicas adversas que dificultan acceder a la plaza que el maestro tiene en propiedad, y que por lo general, se encuentra lejos o a una distancia poco adecuada que permita conciliar vida familiar y laboral.
Advierto que no se puede generalizar, ni pretendo que lo explicado sirva como denuncia, sino simplemente como descripción de un hecho que conozco y vivo.
Por lo general, los casos que exponen y acreditan los maestros y profesores son ciertos, aunque algunos compañeros no dudan en aportar informes donde se agravan situaciones, se exageran diagnósticos o incluso matrimonios que terminan por tener un asilo en casa al empadronar al padre, madre, suegro, suegra, tía o vecina con el pretexto de conseguir una comisión de servicio que les permita estar cerca de su domicilio.
En otros casos, se llegan a inventar proyectos educativos en los que la susodicha persona es esencial para el centro educativo, ya que sin ella el proyecto no puede llevarse a cabo. Son artimañas de las que la mayoría harían uso en caso desesperado, la cuestión me resulta molesta, cuando esos que ahora piden el beneplácito de la Administración, en otros momentos no dudan en exigir una Consejería de Educación justa, que aplique con equidad la norma, que vele por la educación, que pague atrasos, que no despilfarre, que suprima barracones, que habilite aulas, y por ello, no dudan en encabezar concentraciones, huelgas o protestas.
Y les digo, que la libertad de expresión está para ser respetada y uno puede gritar y exigir lo que quiera, pero ahora, no les suda la camisa ni les entra vergüenza al pedir que la Administración atienda sus necesidades por encima de las de otros, incluso a sabiendas de que ellos mismos las han exagerado, además, te lo cuentan para que les des la bendición a una mentira que intentan creerse y hacerte creer, o incluso la justifican diciendo “todos lo engrandecen”.
Así que, no debe tenerse en cuenta el hecho de hacer o no huelga, pero si mirar con lupa los pretextos aludidos, y en tal caso, ser exigentes con aquellos que durante el año no dudaran en reivindicar una educación pública de calidad. Porque no debemos olvidar que la calidad es responsabilidad tanto del becario en prácticas como de la propia consejera de Educación, y afecta tanto a la educación académica, cívica y moral, como al dinero que se invierte.
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