El crecimiento del PIB de la UE en el último trimestre ha desbordado las previsiones más optimistas: las de los gobiernos, consideradas como ingenuamente optimistas por las voces “autorizadas” de las “Business”. Se supone que saldrán las cuentas, cuando se ha salvado el capítulo más vulnerable del presupuesto. Nadie parece recordar que, una vez más, se han equivocado los gurús y que también lo hicieron en abril de 2010, cuando el FMI, en boca de José Viñals y de Jaime Caruana, diagnosticó, con respecto a España, un sistema financiero “esencialmente sano” y las necesidades de capitalización de sus bancos, como “muy ligeras”.
Las interpretaciones pueden ser muy diversas, desde luego hay que incluir la de las pruebas de incompetencia de estos oráculos, si nos atenemos a los errores mencionados y no mencionados, puesto que, además, el detonante de la crisis fue financiero y el huracán financiero no ha dejado de ser una de las locomotoras más activas de la crisis.
Aunque la última perspectiva marca mi planteamiento y el de muchos, se escucha mucho más a estos oráculos y por lo tanto, daré voz a Pierre Moscovici, ministro de Economía y Finanzas francés. Tenemos que reconocer que el gobierno francés fue quien se acercó más al crecimiento del 0,5 del PIB francés del último trimestre.
La conclusión del mandatario, como es lógico, es que el programa aplicado por su gobierno es el correcto. Jean-Paul Paulin, Universidad de Orleans, muestra su sorpresa ante el hecho de que este inesperado crecimiento se produzca en un contexto de recortes y de destrucción de tejido industrial y de puestos de trabajo.
El crecimiento de 0,50% del PIB francés se desglosa en 0,20% en el mercado interior y de 0,30% en el exterior. El aumento del último es obviamente consecuencia del “abaratamiento de los costes de producción, debido a los despidos y recortes de salarios y al abaratamiento de cargas sociales, por el progresivo deterioro del Estado del bienestar.
Las dos décimas atribuidas al mercado interno, provienen, en gran medida, del aumento de la compra de vehículos, en un parque que empezaba ya a entrar en lo precario. Así, para algunos, este aumento podría ser ocasional.
El crecimiento en el sector exterior tiene un margen mientras puedan seguir reduciéndose los costos y la competencia ha minimizado los mismos hasta extremos que entrarían en conflicto con proclamaciones de pilares de la UE.
El FMI y la eurozona ya han recomendado a España una reducción salarial de un 30% y se sienten, en al aire, otros recortes. Para que suba el PIB, tendremos que seguir recortando y cuando superemos el 2%, en unos años, según se dice, empezaremos a crear empleo.
Contemos los años de recortes y pensemos que éstos son irreversibles en el planteamiento propuesto. Así lo expone el propio Pierre Moscovici en una entrevista concedida a “Le Figaro”, el pasado 10, dos días antes de que se publicaran los datos del PIB del trimestre. Entonces el ministro francés estimaba el crecimiento en un margen entre el -01 y + 01 y anunciaba la salida francesa de la recesión y que para apuntalar la misma, tiene que continuar las reformas: “Tenemos que reducir los déficits que nos ha legado la derecha y hacerlo a un ritmo que no entorpezca el crecimiento. Seguiremos, en primer lugar, las recomendaciones del FMI y lo haremos por recorte de gastos y por el aumento de la retención fiscal, de 1% del PIB”.
Anuncia recortes en los presupuestos y aumentos de impuestos. No sabemos durante cuántos años y hasta dónde llegarán los recortes. Primero tenemos que salir de ésta, sin tocar o siquiera plantear la impunidad del mundo financiero. Así, Pierre Moscovici, cuando se plantea el futuro, afirma que habrá que esperar a que el contexto sea apropiado, para restituir lo recortado.
Quizá ahora podré indicar mi planteamiento, el de las víctimas de los recortes, consideramos que la subida del PIB no tiene interés sino para indicar que el “abaratamiento de los gastos de producción ”ha ganado cuota de mercado. En esta perspectiva, tenemos que reducir nuestros precios, de forma que nuestras cotas de mercado nos permitan crecimientos superiores al 2% para empezar a generar empleo. Dudo que podamos hacerlo, frente a una competencia que minimiza los costos sociales y laborales. Dudamos muchos y nos inquieta el Tratado UE, USA.
Esos brotes verdes no nos dan esperanza, sino miedo ¿Hasta cuándo nos resignaremos a estar paralizados por el miedo?.
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