Albert Gracia interpreta al Monstruo en el divertido musical, “El Jovencito Frankenstein”, en el teatro Tívoli de Barcelona. Una obra que popularizó el genial Mel Brooks tanto en cine como en teatro musical. El Monstruo de Albert es tierno quizá porque lo interpreta un actor con letras grandes. Decidió formarse ampliamente para poder actuar en todos los estilos, tanto en teatro llamado de texto, en musicales, como actor y cantando, tanto ópera como zarzuela, tiene un buen timbre de voz.
Este actor, que ama profundamente su profesión, también creó la compañía familiar T-Gràcia y es director artístico de la compañía Pot de Teatre de la empresa Femarec, una empresa que se ocupa de la inserción laboral de discapacitados síquicos.
Alberta Gracia esta semana se despide de Barcelona con su tierno monstruo para actuar en otras ciudades del Estado Español como Zaragoza, Vigo, Valladolid, Bilbao, y Sevilla. ¿Después?, se verá, el mundo del teatro aunque es eterno nunca lo ha sido para los que trabajan en él. Vean a ese Monstruo, les gustará.
Interpreta el papel del monstruo en el musical “El Jovencito Frankenstein, ¿por qué aceptó hacerlo? En el casting no encontraban lo que estaban buscando, nos llamaron a algunos que no nos habíamos presentado a la selección del casting porqué había que hacerlo en Madrid, donde si te va bien vas y, a veces, no acudes porque no te acuerda con tu agenda. Cuando, después de esta llamada, acudí al casting era un casting como cualquier otro. Pedían coreografía de jazz, bailar claqué, y conocer una pieza musical, y me dieron el papel. Acepté porque me gustan este tipo de retos y no tenía muy claro el peso que tenía el personaje en la obra, y, la verdad, es que estoy más contento ahora que el día que me dijeron que me aceptaban.
En este personaje nunca muestra su rostro. ¿Es más difícil de interpretar sin poder mostrar los gestos de la cara? No. Afortunadamente, o desgraciadamente, he interpretado algunos personajes sin mostrar mi cara. Como cuando hice de “cover” en “La Bella y la Bestia” o de Puma en “El Rey León”, siempre sin que se me viera el rostro. Lo que me gusta es dar vida a los personajes, que se me vea la cara es relativo, siempre digo lo mismo, quiero ser conocido por mi buen trabajo y no por ser famoso, no creo que mostrar la cara o que puedas ser reconocido tenga más valor que no ser reconocido por el rostro.
Su personaje ha sido interpretado, a lo largo de los años, por nombres míticos del cine, Boris Karloff, Robert de Niro o Peter Boyle. ¿Ha creado su propio monstruo o se ha medido con los que hicieron estos nombres tan famosos? Los nombres que ha citado son primeras figuras del mundo del espectáculo, cada uno ha mostrado su personalidad y su forma de interpretar el personaje. Cuando monto un espectáculo intento no intoxicarme con otras cosas, me gusta descubrir mi personaje y que éste tenga mucho movimiento. En este caso el monstruo tiene que desarrollar un movimiento torpe, pero ágil, he de presentarme como una persona recién operada, con los movimientos más limitados. En la obra bailo claqué y para hacerlo siempre pienso con un niño pequeño dando unos primeros pasos, a punto de caer, esto me ayudó bastante a crear el personaje.
Interpreta el monstruo más simpático del mundo del teatro y el cine, donde Mal Brooks en “El jovencito Frankenstein” creó el monstruo más tierno y sentimental de la historia creada por Mary Shelley. Si, es uno de los monstruos que muestra una parte más tierna. En la obra hemos intentado escucharlo mucho, no es un monstruo maligno, pero existen muchos prejuicios que hacen que se le vea como violento, especialmente por sus enormes dimensiones. Creo que es un monstruo con un cierto punto de infantilidad.
¿Se ha formado como clown? Dentro de mi formación como actor también me he formado para interpretar un clown, pero no soy un payaso. Siempre digo que los actores podemos hacer de todo, o hemos de poder hacer de todo, lo que sucede habitualmente es que se dice que los actores de texto sólo pueden hacer texto. Yo creo que hacer un musical requiera poder cantar, interpretar, bailar, hacer comedia y también hacer de clown. Lo he hecho en contadísimas ocasiones.
¿Han actualizado los textos de la obra “El jovencito Frankenstein” creada por Mal Brooks en 1974? Si. Cuando en 2006 Mel Brooks hizo el musical ya renovó algunas escenas, ahora Esteve Ferrer, director de la obra junto con Silvia Montesinos, han dado la vuelta a un par de temas para adaptarlos a la nueva visión de aspectos como el feminismo. Había cosas en el original que no era menester tenerlas ahora, y con los arreglos que se han hecho todo suena mucho mejor.
¿La escena en la que baila con Frankenstein es para usted una de las más especiales de la obra? Me gustan todas las escenas, pero esta creo que es algo especial porqué los espectadores la vieron en la película. La imagen del monstruo y del profesor Frankenstein, los dos con frac y bastón, al inicio de la misma, iluminados por un foco, es el momento que más me gusta y que, cada día, me pone la piel de gallina. Para mi es una gran responsabilidad porque los espectadores están esperando este número.
¿Qué van a hacer ahora que terminan sus representaciones en Barcelona? Hemos estado nueve meses en Madrid, ahora, después de Barcelona, vamos a Zaragoza, Valladolid y Vigo, las Navidades las pasaremos en Bilbao. Tenemos gira por toda España hasta marzo. Después seguiré trabajando con T-Gràcia, mi compañía teatral, y también soy director artístico en una compañía formada por personas con discapacidad. Y siempre, además de todo esto, estoy dispuesto para trabajar en todo lo que se me ofrezca, teatro de texto o musicales.
Pot de Teatre de la Femarec, trabaja con personas con discapacidades psíquicas, ¿tiene algún método especial para trabajar con ellos, o no es necesario? Desde el primer día les dije que para mí son actores normales, siempre lo he dicho y lo defenderé. Trabajar con ellos es fantástico, son compañeros de escena, no hay ninguna diferencia. Esta compañía trabaja por la inserción laboral de estas personas, y la mejor manera de hacerlo es tratarles como al resto del mundo, porque son normales. Cuando les preparo para acudir a un casting saben que si les preguntan qué les pasa, siempre han de contestar que a ellos no les pasa nada, lo que tienen tan sólo les afecta a ellos, pero a la hora de trabajar lo hacen igual que cualquier otra persona. Llevo cuatro años trabajando con ellos y luchando para poder entrar en los teatros, ya lo han hecho en alguno, como el Tantarantana, y, dos veces, en el Barts con nuestras producciones. Es fantástico porque son actores normales que tienen una calidad brutal.
¿Podrían ser escogidos en cualquiera de los castings a los que usted puede acudir? Si, depende del personaje que busquen o interese. Muchos de ellos podrían acceder, lucho para que puedan presentarse y conseguir el trabajo. Pero es muy complicado, principalmente en Catalunya donde es muy complicado, los castings son muy cerrados, siempre son los mismos en poder acceder al LLiure o al Teatro Nacional de Catalunya, escenarios públicos que deberían ser para todos en donde es casi imposible acceder, en muchos de estos castings no puedo entrar ni yo, y ellos lo tienen más difícil. Pero lo conseguiremos.
¿Podemos hablar de un marco cerrado en el mundo del teatro donde unas pocas empresas monopolizan la oferta de trabajo a actores y actrices? Estaría bien hacer una mesa redonda con estas empresas y poder tener un cambio de impresiones, charlar todos, creo que en este país el problema más grande que hay es que hay cuatro empresas que tienen el monopolio del teatro y de las subvenciones y no dejan trabajar a otras empresas que tienen buenas ideas y buenos productos. Actualmente los mejores productos teatrales privados están en salas pequeñas, y en los comedores de casa. Creo que este es un problema que tendremos que resolver.
¿Es un buen momento para los musicales? En este país el musical está en muy buen momento, tenemos buenas actrices y actores, y tenemos que conseguir que alguien ayude a que estas producciones vayan adelante. El musical está bien asentado, empieza a estarlo, al resto del estado mejor que aquí, en Catalunya está costando más asentarlo, pero en el resto del estado está muy, muy vivo.
¿Se considera un actor consolidado en el mundo del musical? Es complicado porque en el mundo de los musicales tenemos actores que han estado trabajando fuera, en diferentes países, hay un buen nivel, pero en el mundo del musical no existe tanto el “famoseo”, la cara conocida, y aquellos que tienen caras conocidas, normalmente, no funcionan. En los elencos de las producciones que vienen de fuera, generalmente americanas o inglesas, no suelen haber caras conocidas, pero hay buenos actores. Esto lo viví en el casting de “El Rey León”. Estoy contento de lo bien que, como actor, estoy visto en Madrid, donde las empresas me conocen. Aquí, en Barcelona, no me llaman ni para reponer el papel en los lavabos, en Madrid sí que soy conocido y se me llama. Estoy contento que cómo allí han valorado mi trabajo.
¿A qué aspira como actor? Siempre tengo retos, con mi compañía, T-Gràcia, siempre me he propuesto retos, también en la faceta de actor. He escrito un musical para adultos que no ha habido forma de vender en este país debido al poder del monopolio. Tengo ganas de que el público me conozca por mi buen trabajo, ser reconocido no me preocupa. Mi preocupación es que mi proyecto en Pot Teatre pueda llegar lejos, en todo lo que hago intento subir un peldaño. Si mi nivel de inglés fuese muy alto hubiese podido marchar a trabajar a Londres, desde donde me llegaron un par de ofertas, pero nunca he tenido la virtud de poder desarrollar un buen acento,
¿Puede vivir de su trabajo de actor? Cuando engancho una buena producción puedo hacerlo, pero si no es así sobrevivo dando clases y haciendo todo lo que puedo y salga. No me quejo porque siempre tengo algo, cuando levanto el teléfono encuentro trabajo, cuando no es una cosa es otra, lo que también hago mucho es cantar ópera y zarzuela, e intento colocarme en algún trabajo aunque sea haciendo substituciones o cantando en una obra de teatro que se llama ópera flamenco que se representa en el Teatro Poliorama y en el Palau de la Música.
¿Es fácil trabajar con niños? Llevo desde el año 2007 trabajando con ellos y no es que sea fácil, lo bueno de trabajar con niños es tratarlos como adultos, no como niños pequeños, hacer un espectáculo que guste a los padres y que sea bueno y creo que esto es éxito y respetar la profesión, es lo que siempre he hecho desde T-Gràcia. , Nunca he malvendido un bolo porque, como actor, no me gusta que me maltraten en mi profesión, y siempre tratamos que todo el mundo esté súper contento. En nuestros espectáculos, sean del formato que sean, siempre intentamos tener calidad y respeto al público, los niños quieren eso, que les respetes, que tengas gusto para hacer las cosas, y originalidad, nunca hay una formula exacta y unas veces aciertas más que en otras.
¿El tema político ha afectado las representaciones de El Jovencito Frankenstein en Barcelona? A nosotros, aquí en el Tívoli, nos toca porque estamos en el centro de Barcelona y las manifestaciones pasan cerca del teatro, estamos en medio del meollo, estos temas políticos nos acaban afectando porque la gente no se atreve a salir a la calle y venir al teatro, hay personas que teniendo las entradas compradas han dejado las butacas vacías, hay personas que han intentado cambiar las entradas para otro día. Claro que nos afecta, y cuando ves esto piensas ¿qué culpa tienes de la mala gestión de unos políticos?
¿Con sus conocimientos de canto se ha presentado alguna vez a algún concurso televisivo? No me he querido presentar nunca, me llamaron una vez del programa La Voz fui y quedé mal, si cogían a 15 yo era el número 16, no me preocupa. A la gente muy profesional tampoco les interesan a esta clase de concursos, lo que verdaderamente quieren es poder contar con personas que les puedan dar algunos conocimientos. Ya sabemos que la televisión es verdad en un porcentaje y mentira en el resto. Es muy difícil que un buen profesional vaya a estos programas.
¿ Qué tal ha sido hacer un dueto de danza con Víctor Ullate, hijo de un mito de la danza española? Siempre he dicho que bailar al lado de Víctor Ullate es lo mejor que me ha pasado nunca, para mi forma parte de la familia de la élite del mundo del espectáculo de este país a nivel de bailarines, yo bailo pero no soy bailarín, y bailar con Víctor es todo un reto, un reto muy agradable porque me ayuda en todo y es un compañero excepcional.
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