Fiel a sus objetivos de asimilar el Reino de Marruecos a la modernidad, el Rey Mohammed VI expuso hoy, en su discurso oficial, sus planes de fortalecer las comunicaciones que unen distintas regiones de su país con el ancestral territorio del Sahara. Recuperar las provincias del sur, dijo el Rey, cambió el mapa ubicando muy al norte a la capital, Rabat, haciendo de Agadir un centro geográfico a mitad de camino entre Tanger y el Sahara marroquí.
En este sentido, llamó a no detener las obras de infraestructura en Marraquech, y enlazarlas con Agadir, potenciando la red de carreteras que une esta última con Dajla.
También enfatizó que la solidaridad de Marruecos con el Africa subsahariana, depende en gran parte de la presencia marroquí en el Sahara otrora español, la puerta de entrada de esas naciones al Magreb. Llamó a seguir protagonizando un papel positivo en el Mediterráneo, a esforzarse por una eficiencia que reclaman los socios europeos del país, sin perder de vista los intereses de sus países hermanos del Magreb y del mundo árabe.
Mohammed VI recordó que las nuevas generaciones reclaman apertura, tanto como la economía necesita desarrollo, y que aquellos que lideran el país deben ser conscientes de los reclamos de la historia.
Considerando las opciones entre el un liderazgo marroquí que se va consolidando, y las propuestas de sus antagonistas y detractores, hay poco margen para las dudas. Las señales van despejando el camino a la autonomía de las provincias del sur.
La más trascendental y desiciva, el regreso de Marruecos a la Unión Africana, ha sido un duro golpe para los impulsores de estados fallidos y defensores de fronteras ideológicos en el Magreb.
Está escrito que entre la derecha y la izquierda, solo existe una gran comedia, y aunque se supone que el pasado no se puede cambiar, existen historiógrafos que permanentemente la están modificando de acuerdo a sus motivaciones.
España, sumergida en el desconcierto propio de los vacíos de poder, se retiró hace cuarenta y cinco años por estas fechas, de uno de los últimos territorios africanos que había ocupado Tanger, el Marruecos español, Ifni, el Sahara, Guinea, Fernando Poo, Corisco, Annobon, Elobey grande y Elobey Chico ya solo eran tema para nostálgicos.
El relato de la seudo izquierda afirma que el imperio norteamericano, fue quien impulsó dicha marcha aunque no se ajustara aquella a sus métodos tradicionales como guerras sangrientas o golpes de estado cruentos. Los protagonistas fueron civiles desarmados, súbditos del Rey de Marruecos enviados a ocupar su territorio ancestral sin más armas que su bandera, el Corán y el convencimiento de estar cumpliendo una misión sagrada. Existe una faceta dinámica y vital, casi universal, que permite comprender esta controversia que sobrevive solo en el discurso panfletario, sin resistir un análisis respaldado por la lógica Es la distorsión de la realidad que realizan estos grupos que se presentan como de izquierdas, pero en realidad están inspirados y sufragados por el imperialismo más rudo y crudo
Su discurso no las tiene todas consigo: A los enemigos de Marruecos no le faltaron aliados imperialistas como Frank Rudy, conocido por su actuación diplomática durante la era Reaganiana, y a quien no se puede calificar precisamente como un intelectual de izquierda. Dos siglos antes, el sultán de Marruecos había sido el primer jefe de estado del mundo en reconocer la independencia de Estados Unidos, ya cuando su presidente era el General George Washington, así que la amistad entre ambos países no se inició con Hassan II, En Tanger, existía una legación diplomática norteamericana casi doscientos años antes de que el halcón Rudy iniciara su romance con Argelia.
Hijo de Hassan II y nieto de Mohammed V, el actual Rey Mohammed VI, asumió su investidura cuando la guerra fría -que en esas latitudes no lo fue tanto-, ya era tema para los historiadores. Lo mismo puede decirse hoy de aquellos que aún se oponen, a que los dignos hijos del Sahara abandonen el papel de mendigos de la ayuda internacional. LAW
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