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El delito de Trump que amerita la destitución y daña al mundo entero

Wells Griffith es un funcionario del gobierno de Trump que cumplió un papel tanto en la crisis climática como en el proceso de juicio político
Amy Goodman
domingo, 10 de noviembre de 2019, 10:06 h (CET)

Podemos huir de la crisis climática, pero no podemos escondernos de ella. En la primera línea de esta calamidad ambiental global, comunidades enteras se ven consumidas por incendios, inundadas por tifones y huracanes o abrasadas por el sol en medio de sequías históricas. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, uno de los principales negadores del cambio climático, ha iniciado formalmente el proceso de salida del Acuerdo de París sobre el Clima. Firmado originalmente por el presidente Barack Obama en 2015, el acuerdo estableció una solución mundial cooperativa para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales. Estados Unidos ahora es la única nación del planeta que se ha retirado del acuerdo. Mientras tanto, una nueva declaración firmada por más de 11.000 científicos de más de 150 países advierte de un “sufrimiento incalculable” a menos que la sociedad experimente una “gran transformación” para hacer frente a la crisis. La negación de Trump de la crisis climática es inadmisible y debería agregarse a los argumentos para llevar a cabo el juicio político en su contra.


Wells Griffith es un funcionario del gobierno de Trump que cumplió un papel tanto en la crisis climática como en el proceso de juicio político. Actualmente es asistente especial del presidente y director de energía y medio ambiente del Consejo de Seguridad Nacional, área que depende del secretario de Energía saliente Rick Perry. Griffith es un operador político republicano de larga data que se desempeñó como subdirector de personal de Reince Priebus, cuando Priebus era presidente del Comité Nacional Republicano.


El nombramiento de Wells Griffith en el Departamento de Energía tiene sentido. Su familia ha administrado una estación de servicio en Mobile, Alabama, durante más de 50 años. Griffith pasó de cargar gasolina a promover la industria del carbón. Como parte de ese plan logró negociar con éxito la venta de 700.000 toneladas métricas de carbón de Pensilvania a Ucrania en 2017.


Al año siguiente hizo el ridículo cuando ofició de principal representante del gobierno de Trump en la conferencia de la ONU sobre el clima, la “COP 24”, en Katowice, Polonia, que tuvo lugar en diciembre de 2018. Estados Unidos realizó un solo evento público durante la cumbre de dos semanas. El evento fue presidido por Griffith y promovía los combustibles fósiles y la energía nuclear. En medio de risas burlonas y manifestaciones de protesta en la sala, Griffith declaró: “Creemos firmemente que ningún país debería tener que sacrificar la prosperidad económica ni la seguridad energética en aras de la sustentabilidad ambiental”.


Al finalizar el evento, con “Democracy Now!” nos acercamos a Griffith para hacerle preguntas en el gran hall central del centro de convenciones (que fue diseñado para parecerse a la mina de carbón sobre la que se construyó). Para nuestra sorpresa, huyó en lugar de responder, primero acelerando su caminar y finalmente corriendo. Con las cámaras rodando corrimos tras él, haciéndole preguntas mientras lo seguíamos, tratando de sortear a la multitud de negociadores climáticos, científicos y activistas que había en el salón:


“¿Está de acuerdo con la idea de Trump de que el cambio climático es un engaño? ¿Puede hablar sobre por qué Estados Unidos está aquí, ya que el presidente Trump afirma que va a retirar al país del acuerdo climático de París? ¿Puede hablar de por qué está impulsando la industria del carbón?”. Griffith evitó nuestras preguntas y nos acusó de haberlo acosado: “Que un periodista le haga una pregunta, señor, no es acoso”.


El martes de esta semana, Wells Griffith continuó con su negativa a responder preguntas al no comparecer ante el Comité Selecto Permanente de Inteligencia de la Cámara de Representantes en el marco de la investigación en torno a la posible destitución de Trump.


Mientras se espera que la próxima semana se lleven a cabo las primeras audiencias públicas en el marco de la investigación de juicio político, hay otro caso judicial no relacionado que está concluyendo en un tribunal estatal de Nueva York. Nueva York presentó una demanda contra ExxonMobil, alegando que la gigante de los combustibles fósiles defraudó a sus inversores durante años al desestimar el riesgo que representa el cambio climático para el valor de las acciones. Rex Tillerson, ex director ejecutivo de ExxonMobil y el primer secretario de Estado de Trump, testificó extensamente bajo juramento. Al ser interrogado por los fiscales del estado de Nueva York, afirmó en reiteradas ocasiones que no podía recordar detalles.


Fuera del tribunal, unos 30 niños que participan del movimiento de huelgas semanales por el clima “Fridays for Future” (“Viernes por el futuro”, en español) organizaron un simulacro de muerte a modo de protesta. Maria Riker, de 13 años de edad, nos dijo: “Mantuvimos el simulacro de muerte durante 42 minutos, un minuto por cada uno de los 42 años en que Exxon fue consciente de los peligros del cambio climático y mintió al respecto”.


El sucesor de Tillerson, el secretario de Estado Mike Pompeo, anunció el lunes a través de un tuit: “Hoy comenzamos el proceso formal de retirada del Acuerdo de París”. Trump declaró que Estados Unidos se iba a retirar en junio de 2017, pero los procedimientos legales vigentes establecidos por el acuerdo impedían la retirada formal hasta ahora.

En respuesta, el escritor y fundador de la organización 350.org, Bill McKibben, declaró en una entrevista para “Democracy Now!”: “La industria de combustibles fósiles ha tenido sus años más rentables en las últimas tres décadas. Como consecuencia, ahora nos falta la mitad del hielo marino en el Ártico durante el verano, la Gran barrera de coral está medio muerta, los océanos han aumentado su acidez en un 30% y California pasa más tiempo en llamas que sin incendios. Estamos en graves problemas”.


La crisis climática pone en peligro el planeta. Negarla es un crimen mayor y es motivo de destitución.

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