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¿Qué preguntar en la consulta?

Los únicos creíbles son los que piden la independencia y los que se oponen a ella
Wifredo Espina
miércoles, 13 de noviembre de 2013, 08:04 h (CET)
Los únicos creíbles son los que piden la independencia y los que se oponen a ella. Los demás son malabaristas de las palabras. Los engañabobos.

Los favorables a la independencia de Cataluña y los contrarios a ella, juegan limpio. Dicen las cosas por su nombre. Los otros juegan con la gente. Dicen lo que no piensan o piensan lo que no dicen.

Y así, el circo continúa. Prensa, radio y televisión no hablan de otra cosa. Y la opinión pública anda más confusa y perdida que nunca. Los que debieran orientarla, no hacen más que distraerla de los problemas reales y confundirla.

Les hablan del "derecho a decidir", del "derecho a votar" , del "necesario referéndum", de la "ineludible consulta", pero no saben, ni se ponen de acuerdo, sobre qué "decidir", "votar", o "consultar". Solo lo tienen claro, según parece, los independentistas y los antiindependentistas."

Lo de "decidir", "votar", "referéndum" y "consulta" nació del deseo y voluntad de independencia. Por esto los defensores y detractores lo tienen claro. Los demás se han subido al carro de esta movida, por oportunismo, a golpe de manifestaciones multitudinarias y ambiguas, que han visto como una marea que se lo lleva todo por delante.

Llagado el momento de concretar, todo son discrepancias, palabras vacías o de doble o múltiple sentido. No saben como compaginar deseo con oportunismo, Ilusionismo con realismo. Posibilidad real con virtual. Estamos en democracia -más o menos imperfecta o inacabada- , pero en un sistema democrático de derecho que costó muchísimo conseguir, y que habrá que perfeccionar y acomodar a los cambios sociales. Pero no se puede echar por la borda.

Invocar legitimidades es lícito y razonable. Pero hay muchas legitimidades. El marco constitucional debe incluir el máximo número posible de ellas, pues todas son respetables. Pero en un estado democrático de derecho, la primera legitimidad es la establecida por la voluntad popular de forma legal y democrática. Hay que tenerla en cuenta, aunque sea para modificarla o cambiarla en su formulación político-jurídica.

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