El PSOE acabará intentando demostrar que nada tiene que ver con la sentencia de los ERE. Y si tan ajeno es, no entiendo que siempre utilizara como ariete contra el Partido Popular la cuña de aquella sentencia introducida por un juez próximo y comprometido con el socialismo en el caso de la trama Gürtel. Me sorprende que un magistrado cayera tan bajo, pero con el PSOE detrás todo es posible y más. Ya se sabe que más que cien predicadores importa un murmurador.
Dicha cuña no tardó en ser anulada por la Audiencia Nacional porque “cantaba” sectarismo y mala fe. Poco se ha dicho respecto a que el magistrado, José Ricardo de Prada, fue retirado del asunto de la caja “B” del PP por su sectarismo y sonado proselitismo socialista. El caso es que dicho magistrado quedó como Cagancho en Almagro, como el presidente Sánchez en su fraudulento doctorado o el comunista, Garzón, en su defensa del régimen cubano. Incluso peor que el experto en desidia, Íñigo Errejón, en relación con el consistorio madrileño, la universidad malagueña o la afirmación de que en Venezuela se come tres veces al día. ¡Para echarse a temblar con degenerada tropa como esa!
A pesar de las reiteradas y risibles justificaciones del PSOE -- en el sentido de que el partido no quiere saber nada-- llaman la atención las versiones retorcidas que están dando la propia Susana Díaz, el descendiente de “Carbonerito” e, incluso, Luis Tudanca – fundido y cansino líder del PSOE en Castilla y León--. Este último lleva meses siendo el hazmerreír de las Cortes de Castilla y León porque no da una a derechas; todas las da con la siniestra y siempre mal.
Cada vez que esputa hacia arriba acaba encharcado. No sé si dicho líder habrá leído a Confucio pero, si lo ha hecho, no ha entendido nada, en el sentido de que “la ignorancia es la noche de la mente, pero una noche sin luna ni estrellas”.
Insisto en que la sentencia es blanda. Tal vez excesivamente blanda si tenemos en cuenta lo detraído del erario público y la gran cantidad de gente perjudicada. No estoy de acuerdo con muchos compañeros de los medios de comunicación que se han rasgado las vestiduras. Hasta la propia Susana Díaz está echando balones fuera, cuando ella ha sido amamantada al calor de Griñán y ha puesto en las ruedas cuantos palos ha podido y más. No caben justificaciones ni lavarse las manos como Pilatos; máxime si tenemos en cuenta que faltan muchas piezas por ser juzgadas y, al final, se va a acercar a los mil millones el desfalco de las arcas públicas. Y mira que lo advirtió Europa, considerando a la Administración andaluza la más corrupta de Europa.
Ha habido clara premeditación, afán de beneficiarse, gastos descontrolados, juergas y orgías en prostíbulos a puerta cerrada, compra de droga y cuantos vicios quieran imaginarse. Por eso no me cansaré de defender que todo ello se ha hecho con el consentimiento de Chaves, primero, y Griñán, después; este último ha confesado que sabía que se estaba haciendo. También me sorprende que no hicieran caso a los interventores, que advirtieron reiteradamente que se estaba cometiendo ilegalidad tras ilegalidad. En pocas palabras: queremos saber dónde está el dinero y los motivos por los que se ha cometido latrocinio y abuso durante nueve años.
Lo que procede ahora es intentar por todos los medios que empiecen a devolver el dinero robado y, si no les llega, deben hacerlo con cargo a su patrimonio personal. Tan solo el Partido Popular, Ciudadanos, Vox y Podemos-Andalucía piden que los afectados por la sentencia devuelvan lo robado cuanto antes. La idea se la pasarán al PSOE por los morros hasta la extenuación.
Está claro que la trama Gürtel era equivalente a una bolsa de “chuches” en comparación con los ERE andaluces y las causas aún pendientes, pero ninguno de los casos es justificable. Así lo ha insinuado recientemente la jueza Alaya. No hace mucho me decía un profesor universitario de Valladolid, muy socialista él, que “la derecha es pobre hasta para robar. Eso se hace mejor en mi partido”.
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