Piel enrojecida, inflamada, escamosa, con picor y muy muy seca, son síntomas que describen a la perfección la dermatitis atópica, una afección de la piel que es particularmente común en bebés y niños, aunque puede manifestarse en cualquier etapa de la vida.
Generalmente aparece en los primeros meses de vida, y la mayoría de los niños tiene una notable mejoría al principio de la adolescencia, aunque en algunos casos, la dermatitis atópica persiste hasta la edad adulta.
Las causas exactas aún no se saben, pero los expertos creen que tiene relación con una pérdida de la función barrera. La piel sana actúa como una barrera para retener la humedad y proteger al cuerpo de los daños ambientales, los microorganismos perjudiciales, etc.
Pero en el caso de las personas con dermatitis atópica, esa barrera está comprometida y no funciona correctamente, lo que puede llevar a una pérdida de humedad, causando sequedad y la entrada de alérgenos, irritantes y bacterias, lo que puede resultar en una inflamación e infección.
También se ha encontrado que hay una disfunción del sistema inmunológico que causa una respuesta inflamatoria no deseada en la piel. Es curioso, porque tiende a desarrollarse en personas con alergias como el asma y la fiebre del heno y a menudo es hereditaria.
Al no haber causa, no hay un tratamiento permanente, por lo que estamos hablando de una enfermedad crónica de la piel cuyo tratamiento tiene el objetivo de paliar lo síntomas y espaciar los episodios más severos.
Tratamiento de la dermatitis atópica Partimos de la base de que el tratamiento de esta afección es principalmente eliminar la sequedad y el picor, lo que provoca o empeora los otros síntomas y causa la mayor incomodidad. Y para ello, nada mejor que una crema especializada.
En la web www.cuidadoyestilo.com hacen una recomendación con las mejores cremas para la piel con atopia, ya sea dermatitis atópica o eczema. El uso de este tipo de productos tópicos puede mejorar considerablemente la salud de la epidermis al mantenerla hidratada y protegida, por lo que puede ser una gran ayuda para los periodos interbrote. El mejor momento para hacerlo es después del baño, ya que la piel es más absorbente.
Cuando los síntomas son más severos, hay que recurrir a un tratamiento más fuerte, que puede consistir en corticoides, como la hidrocortisona, que reducen la inflamación en respuesta a una reacción alérgica. Existen diferentes concentraciones de cremas y ungüentos corticoides disponibles con receta médica, así que para poder utilizarlo necesitas acudir a un dermatólogo.
Hay que tener cuidado, especialmente si se aplica un corticoide muy fuerte, ya que puede hacer que la piel se adelgace. Estas cremas no se deben poner en abundancia, sino solo aplicar una fina capa sobre la superficie de la piel escamosa o sarpullido. Y no es aconsejable el uso de un corticoide en la cara a menos que sea recetado por un médico.
Y sin duda, un modo de prevenir los síntomas es evitando las posibles fuentes de irritación (desencadenantes), que pueden ser irritantes como jabones y detergentes, lana, infecciones de la piel, piel seca, baja humedad, calor, sudoración o estrés emocional. También los alérgenos como ácaros del polvo, polen, moho o alimentos. La consulta con un dermatólogo puede ser útil para identificar los factores desencadenantes.
Las dietas especiales que excluyen ciertos alimentos (dietas de eliminación) han sido efectivas para tratar la piel atópica en algunos niños. Sin embargo, no todos los niños responden a la terapia dietética.
Los antihistamínicos pueden ayudar con la picazón. La somnolencia que causa también puede ser útil por la noche para vencer el insomnio causado por la irritación. En algunos casos, se pueden necesitar medicamentos para inhibir el sistema inmunitario con el fin de tratar la afección.
En casos graves, se puede sugerir la fototerapia o el tratamiento con rayos ultravioleta (UV). Esto implica una exposición controlada a los rayos UV-A y/o UV-B durante unos minutos, dos o tres veces por semana durante varios meses.
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