| Ficha técnica | 72 - Real Madrid: Llull (15), Rudy Fernández (5), Dani Díez (2), Mirotic (16) y Bourousis (2) -quinteto titular- Sergio Rodríguez (11), Carroll (12), Slaughter (2), Mejri (2), Draper (0) y Darden (5).
57 - Estudiantes: Colom (6), Miso (2), Rabaseda (2), Banic (8) e Ivanov (9)-quinteto inicial- Guerra (0), Jaime Fernández (5), Kuric (17), Rubio (6), Hernangómez (0) y Nogueira (2).
Parciales: 16-19, 21-16, 19-13, 18-9.
Árbitros: Arteaga, Redondo y Munar.
Incidencias: Séptima jornada correspondiente a la fase regular de Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes (Madrid) ante 12.317 espectadores. |
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El derbi del centenario acabó en manos del Real Madrid. Los pronósticos acertaron. Lo que nadie fue capaz de calcular fue el cómo consiguió vencer el Real Madrid a Estudiantes. La gente hacía cálculos sobre cuántos puntos de diferencia acabarían reflejándose en el marcador. Nadie acertó. Como tampoco en la forma. Hubo escasas dosis de espectáculo. Estudiantes fue la víctima que más cerca estuvo de sorprender al Real Madrid. El conjunto del Ramiro de Maeztu se mantuvo con vida hasta el descanso y sólo se desinfló dignamente en el epílogo.
Irse al descanso, tomarse un respiro, beber un poco de agua y planificar con el entrenador cómo encarar el segundo tiempo no sentó bien a Estudiantes. Le desconectó del partido: sólo anotó 22 puntos en el segundo período. Lo contrario sucedió en el Real Madrid. Se centraron más en defensa (Draper ejerció de maestro de ceremonias), y en ataque, donde emergió Mirotic: 8 puntos, tantos como en los dos cuartos anteriores. Consecuencia: 49-37. Estudiantes sólo fue capaz de convertir dos puntos en 7 minutos de juego. Una verdadera temeridad cuando el contrincante es el Real Madrid. Éste olió sangre y aumentó su velocidad de juego. En estos momentos álgidos (aparte de Mirotic) es cuando aparecen los grandes como Rudy Fernández (firmó un mate de NBA), Llull y Sergio Rodríguez. Con el mono de trabajo acabaron con la resistencia colegial. Estudiantes, no obstante, sustentando en su coraje, no se desprendió del encuentro. Hubiera sido un epílogo muy triste a su excelente encuentro. Son jóvenes y con futuro. No se arrugan.
Máxima igualdad Hasta este desenlace, el derbi se presentó al descanso con vida. Panorama inaudito en estos tiempos en el Palacio de los Deportes. A Estudiantes no le pesó el miedo escénico del escenario ni siquiera esos antecedentes estadísticos de triunfos del Real Madrid. Los colegiales jugaron como si estuvieran en el patio del Magariños. Sin complejos. Y con una defensa muy concentrada, con constantes ayudas y peleando todos los balones como si la vida les fuera en cada acción. A esta notable disposición se unió una desconocida falta de puntería del Real Madrid: 30% en tiros de dos. Pero hay más: el cuadro blanco estaba con síntomas de cansancio, muy irregular en defensa, con muchas concesiones, e individualista en cada ataque.
Estudiantes cerró el primer cuarto con ventaja (16-19), habiendo disfrutado de pequeñas diferencias de hasta cuatro puntos (6-10). Había derbi porque además Ivanov (7 puntos) y Kuric estaban más entonados que las estrellas del Real Madrid, donde Rudy Fernández no apareció y únicamente, de forma tímida, Mirotic (5 puntos) y Llull (6 puntos) daban oxígeno ofensivo a los suyos. El relevo lo tomó Carroll durante el segundo cuarto, anotando éste 9 puntos de forma prácticamente consecutiva. Canastas que otorgaron al Real Madrid su primera renta: 23-19. Fueron sus mejores instantes, momentos fugaces para lo que acostumbra este Real Madrid. Y enfrente Estudiantes mantuvo su guion. No había motivo alguno para buscar alternativas y, además, Kuric destacaba como referencia ofensiva (12 puntos al descanso).
Perdiese o ganase este derbi centenario, Estudiantes había alcanzado el descanso con vida y sujetando a Rudy Fernández (sin anotar en los dos primeros cuartos), dejando en testimonial las apariciones de Mirotic, recordando a Laso que no estaba Reyes (Bouroussis no estuvo tan fino como es habitual) y haciendo que Sergio Rodríguez no resquebrajara el encuentro como es costumbre cada vez que aparece en escena. Lo hicieron entre el tercer y cuarto acto, cuando el Real Madrid encontró esa magia, tímida ésta vez, que agita los partidos y acaba con resistencias como la de Estudiantes.
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